RETABLO.

Una de las JOYAS que suelo encontrar, a veces, en la plataforma streaming NETFLIX. Para el amante del Cine, de visionado obligatorio, por su contenido y por cómo está narrada; y por cómo está filmada, respecto de la técnica cinematográfica y la estética. Todo un hallazgo es esta película, que nos llega de un país latinoamericano: PERÚ. En Iberoamérica también se hace muy buen cine. Hay que contemplar más cine de aquellas latitudes, muchas veces nos sorprende con regalos como este film. En los Festivales de Cine suelen brotar estas genialidades y bellezas cinematográficas. El Cine es ¡¡mucho más que Marvel, que los Óscars, que los Globos de Oro, que made in U.S.A. ¡¡Mucho más, y mejor!!

Su Director, Co Guionista y Productor Ejecutivo, el debutante: ÁLVARO DELGADO-APARICIO L.

El film es de 2017. Está en Lengua Quechua. Es tal su calidad que ha recibido el elogio y aplauso no sólo de la crítica y del público, sino también numerosos Premios y Nominaciones. Por ejemplo: Mejor Película en el Festival Internacional de Berlín (¡¡qué premiazo éste!!); Nominada como Mejor Película en los Premios Bafta y ganadora de dos Bafta; Candidata a los Goya, como Mejor Película Extranjera; pre seleccionada como finalista en la Categoría de Mejor Film Extranjero, para los Óscars… y una multitud de Nominaciones y Premios en todo el mundo cinematográfico.

En síntesis, y sin hacer spoiler, la película nos ubica en un pueblo de los Andes peruanos. Allí, un joven trabaja con su padre como artesanos retablistas, siguiendo la tradición familiar. Cuando el joven descubre un secreto de su padre, la relación se hace añicos. La narración y sintaxis del relato del film se encarga de hablarnos y mostrarnos sobre esto.

Este film es un intenso, profundo, comprimido, contenido, sutil, y bello –en lo estético- drama familiar, social y cultural. Sólo dura una hora y cuarenta y un minutos. No necesita más. Hay un excelente trabajo de construcción del guión; de trabajo de construcción de la sintaxis narrativa –sobre todo del montaje-; y del trabajo de la construcción de personajes, atmósferas, lenguaje y metalenguaje, diégesis y universos internos. Es una excelente película,  de ésas a las que yo califico de “rara avis”.

Tiene una factura técnica impecable, en todos sus componentes. Y en lo estético-artístico es una extraordinaria, sorprendente, admirable, asombrosa, prodigiosa, estupenda y pasmosa (te deja extasiado) paleta de colores; un recital de música, de folklore, de lo autóctono, de lo popular, de la danza… Contemplar esta película es meternos en las entrañas culturales, artísticas, populares e identitarias de Perú y, por ello, de América Latina. Es un film que suscita sensaciones, placeres y vivencias estéticas y vitales. Además, de la textura, intensidad y hondura del drama que contiene y nos muestra.

La película también se acerca al tema de la homofobia y, desde él, nos plantea temas como: las rupturas, los traumas, el silencio, el dolor, lo tradicional y lo conservador versus la modernidad, la tolerancia, la dignidad, el perdón, la reconciliación y la maduración como seres humanos, a lo largo de todos los procesos de nuestra vida, que siempre arrancan en y desde nuestra raíz e intimidad familiar. Estos procesos de crecimiento, de ir haciéndose mayor, implican también el conocer y asumir todos aquellos misterios y realidades que nos han estado ocultos, y muchas veces, cercanos: ir aceptándolas nos va transformando en adultos, porque crecemos conectados con la realidad. Dejamos de vivir en una burbuja o mundo prefabricado por nosotros o para nosotros. Dice la Psicología Evolutiva que las personas más maduras son las que tienen mayor y serena capacidad de tolerancia, aceptación, adaptación y asunción de la realidad. Cuando somos demasiado “rebeldes” o “berrinchosos”, “pataleadores”, seguimos siendo demasiado infantes. Eso no quiere decir que tengamos que ser pasivos, abúlicos, evasivos, ausentes, estáticos, no participativos, no comprometidos, respecto a la realidad. No es eso. Justamente es lo contrario: el que se abre a la realidad y la asume, siempre tendrá un dinamismo de aportar algo para ella, no el eterno quejido y protesta e inconformidad. Nuestros “pataleos” frente a ella deben acabar en un “patalear” nadando dentro de ella, “empujando” la corriente dentro de ella, “remando” dentro de ella, “buceando” dentro de ella. La gente madura no “patea” tanto: hace.

Todo esto está presentado detalladamente –como las figuritas que esculpen-, paciente, tranquila, contemplativa, sensible, emocional y tierna/dulce- cruelmente también. La estética con la que se presenta la historia dramática, no le quita realismo y tampoco el ser un descarnado retrato interior de los seres humanos y de las relaciones humanas, sobre todo de aquellas que hemos idealizado y debemos “descascarar” para andar en verdad en la vida, y así crecer sana y realistamente. Es una película muy intensa, seria, honesta y conmovedora. Nos cautiva y nos lleva a una inmersión en la “pantalla”. No permanecemos sólo como “voyeurs”. Con potentes, contenidas, solventes y expresivas interpretaciones, particularmente de los dos protagonistas principales: padre e hijo, en una especie de constante, desafiante y desgarrador duelo, de amor-odio. Cuestionadora de ese concepto de masculinidad (=macho) tan presente aún en la Sociedad, sobre todo más en algunas Culturas, y todo lo que ello acarrea. Concepto que muchas veces destroza vínculos y no permite tampoco otros vínculos y sentimientos. El film en cuestión deja bien claro que, sobre todo, el centro es y debe ser siempre el amor filial. Por eso es una película que, en lo esencial, nos habla de una “historia de amor”. Cada escena está “esculpida” como un retablo, donde el color, los claros oscuros, las luces y las sombras, se “tallan” y amalgaman –cinceladas, buriladas- junto con las “figuras” humanas de esa familia (padre-hijo y madre: una trinidad de amor, en el fondo). En definitiva, es como si se nos dijera que ésa es la verdadera obra de arte. Y ésta, quizás, es la esencia de lo que ÁLVARO DELGADO-APARICIO L. ha querido y quiere regalarnos con su película. Acompañado de un trío interpretativo de lujo: ¡¡JUNIOR BÉJAR ROCA, AMIEL CAYO y MAGALY SOLIER!! ¡¡Qué actuaciones, qué “PEDAZOS” de actores y de actriz!! La película no sería tampoco la maravilla y riqueza que es sin ellos.

Cada retablo es una miniatura, milimétrica, amorosa y bellamente “labrada”, pero la más íntima, entrañable, conmovedora, bella y cargada de humanidad, es este “retablo familiar”, como un retablo o mundo o microcosmos en miniatura, apretado, bien juntito, del Amor.

Ya sabéis, siempre procuro traeros buenos films. Esta vez os traigo y regalo un tesoro y joya de película. Si podéis y queréis, contempladla. No os arrepentiréis.

Hasta la próxima, amigos.

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