PLATERO Y YO

Esta publicación mía es para ti, PLATERO… ya sabes quién eres… y yo sé bien quién eres…

(Profeta EZEQUIEL/ Libro del ECLESIÁSTICO/SAN ELREDO DE RIEVAL, Monje y Abad, escocés. “El Bernardo del norte”).

”Carne de mi carne, hueso de mis huesos…” (OUTLANDER).

He leído este tesoro de obra literaria varias veces en mi vida: ¡PLATERO Y YO! No me cansa. Y me sigue “tocando” entrañable e íntimamente. Es una de esas composiciones literarias que te “marcan” para siempre. Son indisolubles e indelebles en la persona y la vida. Por eso también me acompaña siempre y en todo…

Hay amores que te escoltan e impulsan toda la vida. Son como tu sombra. Son pellejo de tu pellejo. No eres sin ellos, no sientes sin ellos, no vives ni mueres sin ellos. Quitártelos de encima sería como arrancarte la sangre, el aire… la vida; arrancarte tu propio cuero… Van más allá del tiempo, del espacio, de los acontecimientos, de los contextos, de la muerte… Van más allá, incluso, de ser correspondidos, de ser devueltos… Hay amores que son amores, simplemente eso. AMORES… Platero y yo…

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ comenzó a escribir esta maravillosa pieza literaria en 1906. Al principio, sólo pretendió que fuera un libro de recuerdos, de sus paseos con PLATERO y contarle sus emociones. En realidad, el burrito Platero de Jiménez no es un solo y único burro, sino varios, una síntesis de burros plateros (un tipo de burro), ya que él tuvo varios siendo un chaval y un joven. La suma de todos esos recuerdos con ellos fue lo que se convirtió en la matriz y el ente de este libro.

Mirado superficialmente, puede parecer para niños y también un texto cuasi del mundo de la fantasía y edulcorado: la relación, los diálogos, los sentimientos, la vida compartida entre un humano y un animal. Como una suerte de fábula, un cuento, como hay tantos en la narrativa. Incluso, cambiando el protagonista principal: un burro, podría ser visto –en su lectura y análisis- como muy cercano también a “El Principito”, de Antoine Saint Exupéry. Al igual que este último citado, “Platero y yo” es un libro “traicionero”, porque no es nada infantil ni fantasioso ni legendario. Es un libro muy serio y muy profundo, al igual que el de Saint Exupéry, y con una sustancia literaria; con una lírica fina, exquisita y elevada; con una estética muy poética y humana, ambas inconmensurables. Diría que es muy para adultos, y para personas que están haciendo procesos de crecimiento y maduración.

En esta obra late todo un universo interior, de vida-pensamientos-temas-sensaciones-percepciones-emociones-valores-experiencias-palabras; palpita toda una espiritualidad y una mística de los afectos y relaciones; circula un torrente de ficción entretejida y bordada con la realidad. El mundo “ad intra” de Jiménez, como ser humano, se plasma como poeta tierno, entrañable, emotivo, nostálgico, y vívido en esta maravillosa “elegía”. Experimentamos placer moral, espiritual, afectivo, lírico, estético y poético al leer sus páginas. Ciertamente, sigue siendo una de las Obras Literarias cumbres en Lengua Española. Y uno de los libros más traducidos, conocidos, leídos, gustados y amados en el Mundo. Y, actualmente, hasta podemos aportarle –en su significación y diégesis- toda una dimensión ecologista, de relación-respeto-comunicación-ayuda-equilibrio y amor, con la naturaleza toda, con los animales –puntualmente- abriéndonos a un universo de comunión y complementación.

Los burros, muchas veces, han sido vistos muy negativa, burlesca y peyorativamente. Usados también para referir y simbolizar el ridículo, la testarudez, la torpeza, la ignorancia, la tozudez, la incapacidad, la lentitud, la inutilidad… Incluso como calificativo de determinado tipo de persona, y no como elogio ciertamente. Aquí radica otra grandeza y riqueza de Jiménez al crear esta obra literaria, centrada en este personaje: el burro Platero. ¡Nos cambia las tornas! Nos coloca y zambulle en el cosmos de un burro que es capaz de relacionarse con una persona, suscitar sentimientos, pensamientos, experiencias, emociones… y que va “marcando” el ser y devenir de su autor: Jiménez, para siempre. Todo un escritor, un poeta, un artista, un humanista como él: ¡con su burro todo eso! ¡Por su burro! ¡Amando a su burro! Es tal la hondura y riqueza que encierra-revela este personaje animal, que se nos hace bello, tierno, asequible, conmovedor… por y en la pluma de su amigo: Juan Ramón Jiménez. Dignifica al burro; lo rescata de la connotación negativa; lo exalta de tal forma que lo eleva “ahí”, “casi casi” a la condición humana o espiritual. ¡Terminamos amando a Platero!…

Juan Ramón Jiménez logra este prodigio poético-místico con una sencillez abrumadora. No es barroco para escribir. No cae en el panteísmo ni en el animalismo ni en la sensiblería. No hace de este burro, una deidad. Es de tanta maestría lo que ha creado en cada página, que nos ofrece un cosmos envolvente de belleza, espiritualidad y humanidad. Irresistibles.

Como no puede ser de otra manera, en esta publicación mía, muy personal e íntima por cierto, abro mi periscopio lector a otras dimensiones que descubro latiendo en esta obra literaria, porque es como que las percibo “circulando” y “regando” las venas de cada palabra de Jiménez. Por eso no puedo no contemplar y profundizar el pálpito constante -en “Platero y yo”- del tema y experiencia humana esenciales: el AMOR y la AMISTAD. “PLATERO Y YO” es ¡un himno al AMOR y a la AMISTAD!

Dice la Biblia al respecto, en el Libro del Profeta EZEQUIEL:

“He aquí que yo te he atado con cuerdas”… (Ez. 4,8).

Más adelante, al referirse a la unión del Pueblo de Israel –dividido, pero a quien Yavhé Dios ama y por eso puede unir- encontramos:

-“Y tú, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Judá y los israelitas que están con él. Toma luego otra vara y escribe en ella: “José, leño de Efraím, y toda la casa de Israel que está con él.”” (Ez. 37,16).

-“Júntalas la una con la otra, de suerte que formen una sola vara, que sean una sola cosa en tu mano.” (Ez. 37,17).

-“Así dice el Señor Yahveh: He aquí que voy a tomar la vara de José y las tribus de Israel que están con él, las injertaré con las de Judá, haré de todo una sola vara, y serán una sola cosa en mi mano.” (Ez. 37,19).

-“Haré de ellos una sola nación en esta tierra, en los montes de Israel, y un solo rey será el rey de todos ellos; no volverán a formar dos naciones, ni volverán a estar divididos en dos reinos”. (Ez. 37,20-25).

La alianza de Dios con el pueblo unido será eterna, pues el pueblo sostenido por Dios será fiel.

Estas palabras de la Biblia son unas de las afirmaciones más bonitas, acertadas, contundentes y tiernas que se hayan escrito, de lo que son el AMOR y la AMISTAD.

El anuncio profético se cumple en plenitud en CRISTO, al formar el nuevo Israel, heredero de las promesas del Israel histórico. Cristo rompe toda división, destruyendo el muro de división. Pablo lo proclama con toda su fuerza:

“Ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque Él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba”. (Ef. 2,13-18).

En ellos las naciones verán la presencia de Dios en el mundo. Un DIOS que es AMOR y AMISTAD. Una dimensión del amor y la amistad universal y espiritual, que abarca a todo y a todos. También a Platero…

Os habréis percatado que también encabecé esta publicación citando otro de los Libros de la Biblia: el ECLESIÁSTICO, en el Antiguo Testamento. No citaré pasajes, porque todo este sabio Libro de vida está regado por muchos párrafos referidos a la AMISTAD. Y muy bellos, ciertos y conmovedores. Además, de muy prácticos y cotidianos. Os invito a todos a que echéis una ojeada a sus páginas: ubicaréis el tema de la AMISTAD fácilmente, con títulos. Y os aseguro que os gustará mucho y os hará bien.

¿Y quién es ese SAN ELREDO DE RIEVAL? Pues es el gran Teólogo y Escritor de la AMISTAD. Dedicó su vida, como monje y luego Abad, a cultivar el regalo de la AMISTAD, y escribió Tratados y cartas y pensamientos y experiencias sobre ello. Y profundizó mucho en la vivencia de la llamada AMISTAD ESPIRITUAL. Por eso también lo recuerdo y honro en esta publicación. Y tú, mi Platero, bien lo sabes y sabes por qué…

Hasta la próxima, AMIGOS… Hasta la próxima tú, mi Platero, amándote en silencio…

Libro: PLATERO Y YO.

Autor:     JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

Editorial: Editorial Austral- Espasa Libros, S.L.U.- Barcelona.

Año: 2006 (Edición Conmemorativa).

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