PELÍCULA: “DECISION TO LEAVE”. (2022).

Un loco amor es arrollador…, más y más, si te zambulles en él…

Las salas comerciales de Cine, y los espectadores (en general), proyectan y ven MUY poco (¡paupérrima oferta!) de CINE ASIÁTICO, CINE ORIENTAL. Y es una vergüenza esto, y duele. Porque amamos el CINE, algunos.

También, los “dichosos” ÓSCAR, y otros “célebres” Premios, pasan por alto (¡olímpicamente!), todas estas EXCELENTES Producciones cinematográficas que se nos regalan. Y, triste y trágicamente, nominan y premian a películas que –sinceramente-, no se lo merecen o que son de infinita menor calidad que muchos films de esa otra parte del mundo. ¡Sobrados ejemplos tenemos ya de esto que me animo a exteriorizar!

No existen, en nuestro planeta ni en ninguna época –incluida la actual-, países y culturas perfectas, ni con historias intachables. El nirvana y paraíso, no están “acá”, y siento mucho tener que decirlo y recordárselo a muchos, bastante ilusos y delirantes. La realidad, cualquiera sea su forma, lugar y tiempo, siempre fue-es-será, MUY imperfecta, limitada y careciente. ¡Somos humanos los que la hacemos y vivimos, por mucha buena voluntad, deseo y ambición que en ello pongamos! Pero, ciertamente, el “universo”- cosmovisión- cultura- arte, de ORIENTE, tienen una dimensión, hondura, percepción y vivencia que tendríamos que “curiosear”, reflexionar, captar, profundizar… sentir… y ¡aprender! ¡Es MUCHO lo que estos hombres y mujeres, de ojos rasgados, encierran y manifiestan, para regalarnos y enriquecernos!

No sólo contemplamos una nueva y distinta manera de SER y de VIVIR, sino toda una MUY interesante SENSIBILIDAD y ESTÉTICA, que –creo- nos aportan muchísimo a nosotros, los occidentales. Y esto, lógicamente, se nos ofrece en sus manifestaciones culturales y artísticas, además de en sus vidas cotidianas. Por supuesto: en el ARTE y, concretamente, en el ¡CINE!

La película que ahora os comparto, en mis comentarios, pude contemplarla (¡y disfrutarla mucho!), una vez más gracias al streaming. ¡Vergonzoso que films así, de tanto nivel, talento y calidad, pasen desapercibidos en las salas de proyección, y en la mirada-cabeza-corazón-alma, de tantos cinéfilos, o pseudo cinéfilos! Hablemos y compartamos, pues, de un ¡MUY BUEN CINE!

“DECISION TO LEAVE”, del año 2022, es una joya que nos regala KOREA DEL SUR. Debo aclarar que, no es el primer “diamante” que nos llega de aquellas lejanas fronteras cinematográficas. Allí hay EXCELENTE CINE, y va in crescendo.

PARK CHAN-WOOK es su DIRECTOR y co-creador del GUIÓN. En ambos casos, me parecen ¡Obras Maestras! No me sorprende de él, ya que –en sus anteriores trabajos-, dio muestras de su increíble capacidad creativa, innovadora, y en el manejo de todos los recursos del lenguaje audiovisual, puestos al servicio de sus guiones, personajes, situaciones y diégesis del relato. ¡Y en esta película lo vuelve a hacer! Una vez más: ¡vuelve a maravillarnos, y a zambullirnos en esos “universos” narrativos y estéticos que crea!

Es un ¡Catedrático! en la construcción de personajes, situaciones, procesos y “atmósferas”! Sus GUIONES rayan la perfección, pues no se conforma con contarnos una historia, sino que nos “sumerge” en ella y “navegamos” en ella, junto y con todo lo que –en ella- hay. Nos persuade e imbuye de todo lo que él ha creado, en cada fotograma y secuencia.

En un GUIÓN inteligente, y cargado de misterio y sorpresas, otra vez PARK CHAN-WOOK se hace presente con su ESTILO y AUTORÍA como CINEASTA, ya que es capaz de regalarnos un drama amoroso –“apretado”, intenso-, revestido como un soberbio thriller criminal y policial, cargados de su acostumbrada exquisitez visual-auditiva-sensorial y sensitivo-artística. Siempre destacan su solvente competencia técnica y su concepción-plasmación y expresión estéticas. Su CINE es DE AUTOR, o más bien, DE CREADOR. Nada de lo que presenta, en sus películas, está porque sí ni carece de sentido e intencionalidad. Su CINE tiene una IDENTIDAD, la suya. Sus Obras son siempre muy trabajadas –intelectual, técnica y estéticamente-, suscitando un cúmulo de vivencias y sensaciones mentales, visuales, auditivas, sensoriales, psicológicas, espirituales y artísticas, en los espectadores.

Quiero destacar –en este film, puntualmente-, la Maestría de su FOTOGRAFÍA y MANEJO DE CÁMARA; así como también, la Cátedra que nos da con su construcción NARRATIVA del GUIÓN y su “encaje de bolillos” milimétrico, de filigrana, en su sintaxis arquitectónica del relato, gracias a su MONTAJE.

En su GUIÓN y MONTAJE, nos deslumbran su fragmentación, sus elipsis, su “juego de ratonera” al modo de un puzzle, sin que se produzcan vacíos ni desconexiones, ni pérdida de RITMO NARRATIVO ni de CONTINUIDAD del RELATO. Es ¡tanta! la perfección de lo que crea, que eso no se produce, sencillamente porque ¡nos ha inmergido en su película!, ¡nos ha ido envolviendo, “sugestionando” y abrazando “ad intra” de su “universo fílmico”! Esto: ¡no todos lo logran! Es ¡MUY difícil! ¡Ello demuestra su “muñeca” y “pulso” omnipresentemente sutiles, convincentes y solventes, como DIRECTOR!

Por ello es que no nos aburrimos, y nos movemos -en una contemplativamente tensas- intriga y tensión; cargadas de sutileza, sugestión, con las que “dice” mucho más de lo que dice. Logra, de esta forma, una destreza y pericia abrumadoras, en la creación de “ATMÓSFERAS”. En éstas, reina la originalidad, intensidad-contemplación, tensión y sutilezas –incluso sexuales- ¡sin explicitarnos nada! En este “laberinto” y puzzle de su NARRACIÓN, RELATO y MONTAJE, no nos perdemos, entendemos, sentimos y vivimos todo, pues todo va compactado narrativa y sintácticamente, enriquecido por la SENSIBILIDAD y BELLEZA ARTÍSTICAS de este film, como en sus demás películas.

Suele dejarnos “planchados”, extasiado y “mudos”, por el portento de sus SECUENCIAS: cómo están planificadas, “orquestadas” y compactadas en su DISCURSO NARRATIVO y en su MONTAJE. Además, por el talento, nivel y calidad de sus CASTING y actuaciones. Y, ¡por supuesto!, su increíble capacidad en la ¡DIRECCIÓN DE ACTORES! En esta película: TANG WEI y PARK HAE-IL, llevan todo el peso de la historia y, no sólo nos cautivan y convencen, sino que ¡nos maravillan con sus interpretaciones!

En una historia investigativa, se desata un enamoramiento, casi compulsivo, que todo y a todos arrolla y trastoca. Un enamoramiento “loco”, que arremete y demuele, a sus protagonistas y a los demás.

PARK CHAN-WOOK nos “inmerge”, ciegamente –como sus personajes-, en un sugestivo, oscuro, retorcido, intrigante y envolvente THRILLER AMOROSO, en cuya diégesis subyacen también otros sub temas: la violencia machista y de género; la violencia policial; el trasfondo siempre latente de la Historia-conflicto, tensión y realidad, políticas, culturales y raciales, entre KOREA, JAPÓN y CHINA; las complejas relaciones humanas, en la sociedad, el trabajo, la familia, y el matrimonio… Para eso, nos “mete” en la psiquis de sus personajes, vamos explorando en ellos, penetrando hasta la intimidad de sus conciencias, y también en sus procesos: con todas sus obsesiones, pulsiones, luchas, arrebatos, fatalidades y, mucho misterio. Es que los seres humanos, más aún en esto del AMOR, realmente, ¡somos un MISTERIO!, y este DIRECTOR perfectamente sabe cómo “hablarnos” de ello, sin regodearse -en esta complejidad y desgarro- que hacen trágico el ser PERSONAS. Lo hace con y desde su LIRISMO como Cineasta.

La MÚSICA (siempre clave en los films de este Director), que en esta película, cobra un protagonismo, marco y acompañamiento esenciales, va también “sumergiéndonos” –estéticamente-, en ese mar-pozo-“agujero negro”, del thriller-enamoramiento; al igual que el DISEÑO y DIRECCIÓN de PRODUCCIÓN, y el DISEÑO, PRODUCCIÓN y DIRECCIÓN ARTÍSTICAS. Llegando a ese CLÍMAX apoteósico, a modo de estallido, de esos 15 minutos finales de lo que contemplamos en la pantalla. ¡Esa secuencia de la playa y el mar! ¡Impresionante, conmovedora y desbordante! En esa SECUENCIA FINAL, se abrazan: ¡la PERFECCIÓN del drama-tragedia, con la lección magistral de recursos técnicos del lenguaje audiovisual-cinematográfico, y con un abrumador e impactante estilismo artístico-estético y belleza! ¡Es la Virtud de un talentoso PARK CHAN-WOOK, la que nuevamente, corona otra de sus Obras de CINE! ¡GRACIAS!

Sí, queridos lectores: ¡selfish para él!

Os recomiendo contemplar y degustar esta pieza ¡tan apetecible!, a todo aquél que se precie de CINÉFILO, y de amante del ARTE en su totalidad.

Hasta la próxima, amigos.

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