DIOS O NADA (Cardenal Robert Sarah).

ADVERTENCIA AL LECTOR:

 cuando escribo y publico sobre algunos libros del CARDENAL SARAH, no es porque sea simpatizante de él, en el sentido de “seguirlo a pie juntillas”. No. Ya os he confesado que sólo pertenezco a JESÚS y, con Él y por Él, solamente SOY de la IGLESIA. No me gustan ni interesan las polémicas ni las internas ni las “líneas o corrientes” eclesiales. Nunca me presté a ellas, y sigo sin prestarme a ese juego del demonio, que enfrenta, divide y destruye. Cuando dedico mi tiempo a algunos textos del Cardenal Sarah, es porque hay algunas cosas que él ha escrito y publicado, que me resultan valiosas, y también porque creo que pueden hacer bien a otros: por eso las comparto. En esta Publicación que os regalo en mi BLOG, os compartiré algunos contenidos, esenciales, que he rescatado del maravilloso y riquísimo libro: “DIOS O NADA”. No polemizaré ni confrontaré: mi BLOG es para dialogar, intercambiar, encontrarse y enriquecerse mutuamente. No para discutir ni pelearse. JESÚS es el “Dueño” de la Iglesia, todo y todos los demás, somos bastante “actores secundarios”. A continuación, os van esas ALGUNAS ideas, reflexiones, “miradas”, aportes, “lecturas” del Cardenal Sarah en este libro suyo, que me parecen apreciable destacar. Os invito a acompañarme.

Cada vez que leo al CARDENAL SARAH experimento la misma sensación: me hallo y me siento ante un GRAN Hombre de Iglesia, un amante de JESUCRISTO, y alguien muy sólida y vastamente formado: en SAGRADAS ESCRITURAS, TEOLOGÍA, LITURGIA… y con una extensa y fecunda vida y experiencia PASTORAL. No es uno más, común y corriente, este hombre de Dios y de la Iglesia. Tiene ser de MÍSTICO y de MONJE en sus entrañas más íntimas, forjadas y nutridas en una constante, creciente y bellísima ESPIRITUALIDAD, centrada en JESUCRISTO, la CRUZ, el AMOR, la CONTEMPLACIÓN, el SILENCIO, la EUCARISTÍA, la POBREZA y los POBRES. El Cardenal Sarah es un torrente de espiritualidad, una catarata de vida interior, de contemplación como forma de ser, de vivir, de rezar y pastorear. Todo lo vive en y desde Dios.

Al pasearme por sus páginas, siempre pienso lo mismo: es alguien que solamente ha vivido para, por y en JESUCRISTO toda su vida, y al servicio de la IGLESIA –siempre y en todo- allí donde Dios le compartió su “yugo y su carga”. No debemos dudar ni desconfiar ni hacer ciertas interpretaciones o insinuaciones o ideologizaciones, cuando leemos y conocemos a este hombre de Dios y de Iglesia. ¡Estos Hombres son de CRISTO! Cuando interpretamos o “leemos” otras cosas, de él o de muchos otros, tendríamos que preguntarnos si ¿real, total, radical, esencial y amorosamente somos nosotros “de Cristo”?… Quizás el CARDENAL SARAH, y muchos otros, nos marcan el camino de y hacia LO ESENCIAL, y no nos estamos dando cuenta o no queremos hacerlo… Para pensarlo. ¿No?… De ahí el título de este libro: “DIOS O NADA.”

Sabemos, sobradamente, que venimos de unos padres, de una familia, de una raza, de una época, de un lugar, de una cultura, de una historia. Somos seres humanos, insertados en estas realidades y dimensiones, y nuestra experiencia existencial-vital -en todo ello- nos marca, nos identifica, nos genera una IDENTIDAD. Somos únicos, exclusivos, para toda la Humanidad, y para Dios. Somos irrepetibles, esencialmente insustituibles.

He hecho alusión a esto, porque no se puede entender al CARDENAL SARAH –como persona, católico, ciudadano, seminarista, sacerdote, obispo, cardenal, pensador, biblista, teólogo, servidor, autoridad, pastor, escritor- sin conocer su vida y también sin conocer su trayectoria eclesial y pastoral. Si hay alguien, en nuestra Iglesia, que necesita y merece la consideración de todos estos contextos y procesos: ése es el CARDENAL SARAH. Sino, nuestra “mirada” y “lectura” de su persona, de su misión, de su pastoreo, de sus escritos… serán siempre muy limitadas, parcializadas, pobres y tendenciosas. Si no hacemos esto: desarraigamos a este Cardenal de su esencia como persona, y como Hombre de Dios y de la Iglesia.

Por ello, me parecen muy valiosos los 3 primeros Capítulos de este libro suyo: 1) LOS SIGNOS DE DIOS EN LA VIDA DE UN NIÑO AFRICANO. 2) LA ESTRELLA DE LOS REYES MAGOS. 3) DE PÍO XII A FRANCISCO: LOS PAPAS DE UNA VIDA.

En estos 3 Capítulos, no sólo SARAH nos va contando su vida, con todo detalle, muy entrañablemente; con naturalidad, fluidez, transparencia y veracidad, sino que va reflexionando sobre todo ello como si fuera una historia de la salvación personal, como un Magnificat. A lo largo de las páginas, vamos “tocando” las raíces, el “Principio y Fundamento”, y el espíritu indeleble de su pasado en él, compartiendo su actitud agradecida y contemplativa frente a todo lo vivido. Narra todo de un modo que nos recuerda a esta expresión: “Todo es Gracia”. Él vive, siente, narra y comparte su historia, como misterio de presencia misteriosamente privilegiada y amorosa de Dios, y como un camino de peregrinaje llevado sólo por y en Dios, a pesar de muchas dificultades y sufrimientos. Son 3 Capítulos maravillosos y atrapantes, por toda la riqueza humana y espiritual que encierran. Son 3 Capítulos que nos dan las bases para “leer” y contemplar los Capítulos siguientes.

Además, ya en estos 3 primeros Capítulos, nos sumergimos en el universo de ÁFRICA y de lo AFRICANO que, cierta y pecaminosamente, es muy ignorado por nosotros. En todo este libro (y en general, en todos los textos de Sarah) “palpita” el continente africano, y la IGLESIA AFRICANA. Todo lo que nos dice Sarah, en este libro y otros, realmente nos “desburra” bastante, porque conocemos muy poco y/o muy mal a África y a los africanos… y… ¡a la Iglesia de África! Leer al Cardenal Sarah es “urgar” en las entrañas de este continente, descubriéndolo, valorándolo y amándolo. Nuestra ignorancia, indiferencia, desprecio, desconfianza, prejuicios, y ninguneo son tan enormes que, pecamos gravemente incluso de no conocer qué, cómo y qué hace nuestra Madre la Iglesia en esas tierras. Leer a Sarah ¡nos enriquece, intelectual, espiritual y amorosamente! ¡Nos abre más universal y católicamente la cabeza, el alma y el corazón! Todo esto está muy presente en este libro. Y es una de las cosas más valiosas que he saboreado y asimilado de él.

Desde el Capítulo 4 al 10, este libro nos aporta un contenido doctrinal y pastoral muy abundantes, diversos y valiosos. En ellos está todo el “caracú” de la sustancia de Robert Sarah. Debo reconocer que SARAH es muy valiente, claro, sin rodeos, sólido y muy Pastor, cuando se ocupa de temas y problemas dogmáticos, litúrgicos, morales, sociales, políticos y económicos. En todo lo que expone, no cae en esa ambigüedad e indefinición en la que muchos sí han caído, a la hora de fijar postura frente a realidades ESENCIALES: la vida humana, el aborto, la sexualidad, el matrimonio, los Sacramentos… Y todo lo hace cimentado en la VERDAD objetiva, de la Divina Revelación, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. Sobre todo, me parece excelente, certero, equilibrado, veraz y realista su análisis y valiosa defensa y aprecio del CONCILIO VATICANO II y su legado-consecuencias. Vendría muy bien, a muchos, volver a estas fuentes, y centrarse en ellas, reconciliarse con las esencias.

Son muy valiosas, consistentes y compactas –en estos Capítulos- sus reflexiones sobre el MUNDO POSMODERNO; sobre OCCIDENTE; sobre los FALSOS VALORES y la tragedia actual de una “COLONIZACIÓN IDEOLÓGICA”; sobre la PÉRDIDA, CONFUSIÓN, DESVIACIÓN, IMPRECISIÓN y RECHAZO de ESENCIALIDADES en la prédica, apostolado, liturgia, pastoral y vida de la Iglesia; sobre la IGLESIA: su SER y su MISIÓN, HOY y en el futuro: la urgencia de una NUEVA EVANGELIZACIÓN, porque vivimos en un mundo muy pagano y ateo, que se va colando hasta en la comunidad cristiana; sobre el “VAGABUNDEO ESPIRITUAL”; sobre la FORMACIÓN de los miembros de la Iglesia; sobre las “MODAS” ECLESIALES que contaminan y corrompen LO ESENCIAL; sobre la cómoda RELIGIÓN SUBJETIVA; sobre la INSENSIBILIDAD hacia las cosas espirituales; sobre el “CARRIERISMO” y “FUNCIONARIADO” ECLESIAL; sobre la invasión e imposición global de la DECONSTRUCCIÓN; sobre la IDEOLOGÍA DE GÉNERO y la IDEOLOGÍA DEL IGUALITARISMO; sobre el NO HABLAR DE CRISTO, NO ANUNCIARLO, SILENCIARLO, NO HACERLO EXPLÍCITAMENTE PRESENTE, POR MIEDO, VERGÜENZA, DESIDIA, MEDIOCRIDAD, IGNORANCIA y POR UN MAL ENTENDIDO –FALSO- RESPETO AL OTRO y al PLURALISMO y la DEMOCRACIA; sobre la APOSTASÍA SILENCIOSA, y la FILOSOFÍA DEL DESCREIMIENTO, y sobre el ATEÍSMO y PAGANISMO PROSELITISTAS; sobre el SUICIDIO de EUROPA; sobre el verdadero significado, orientación y fin de la MORAL EVANGÉLICA, CRISTIANA; sobre que la dimensión y compromiso humano y terrenal de la IGLESIA no es equivalente a que ella sea una ONG: esto es algo esencial a mantener, defender, ahondar, alejar y rechazar …

El Cardenal Sarah no se pierde en divagaciones inútiles ni inconsistentes. Es claro, preciso y convincente en estos puntos. Está muy preocupado por OCCIDENTE, y no es para menos. Llega a afirmar que: “Hoy Occidente vive como si Dios no existiera”. Reflexiona que hay una extendida voluntad de separarse de Dios, de echarlo de todo y de todos. En el Capítulo 6 coloca una cita introductoria, del libro: “Francia contra los robots”, de GEORGE BERNANOS: “no se comprende absolutamente nada de la civilización moderna si antes no se admite una conspiración universal contra nuestra vida interior”. Es así: estamos en peligro, estamos amenazados, por el demonio. El mal reina demasiado. Vivimos sufridamente, un ECLIPSE DE DIOS, no por Su Voluntad, sino porque el Hombre lo ha echado y se ha erigido como absoluto: el yo es dios. Por eso, el subjetivismo, el relativismo, la pérdida de Valores, el mal con sus obras y consecuencias: campan a sus anchas. El Hombre termina, y terminará, siendo la víctima de todo esto.

Al referirse a la MUJER en la IGLESIA, me parece destacable resaltar la postura de Sarah al respecto. Hace todo un vasto análisis y valoración positiva de ello, en consonancia con las Sagradas Escrituras y con todo el Magisterio de la Iglesia, hasta nuestros días. Y nos queda bien claro y fundamentado que, en la IGLESIA no debemos pasar del clericalismo machista al “hembrismo” clerical. En esto también se filtra, se cuela, la ideología de Género. Este tema, como todo lo que despliega en estos Capítulos, está enmarcado y sustentado en la Verdad de la IGLESIA como MISTERIO de iniciativa, institución, presencia, posesión, amor, comunión y participación DIVINAS. La IGLESIA no es una organización humana, aunque en este mundo la formen personas concretas, en el tiempo y en el espacio. La IGLESIA es DE JESUCRISTO. Nunca olvidemos esto, que claramente nos recordó el CONCILIO VATICANO II: la ECLESIOLOGÍA tiene razón de ser, referente y esencia, “Principio y Fundamento” en la TEOLOGÍA.

Frente a esto, no he dejado de preguntarme: ¿muchas veces, no hemos olvidado, opacado, cuestionado, y hasta ninguneado, estas “cosas” en nuestra pastoral y evangelización?… ¿muchas veces, no será por todo eso nuestro fracaso e infecundidad pastoral, y nuestras desviaciones, cansancios, confusiones, ambigüedades, errores y pecados eclesiales?… ¿muchas veces, no nos estaremos olvidando que: la base de la Eclesiología y de la Antropología, es la CRISTOLOGÍA?… ¿no nos olvidamos demasiado de: JESUCRISTO, la PALABRA DE DIOS, la TRADICIÓN VIVA y DINÁMICA, el MAGISTERIO, la ORACIÓN, la LITURGIA?… ¿muchas veces, no estamos buscando, fomentando y viviendo un “Dios de supermercado”, fácil, accesible, pragmático, solucionador, subjetivo, de emociones…?… ¿qué buscamos: al Dios de los consuelos o a los consuelos de Dios? (como nos lo recuerda Santa Teresa de Ávila)… ¿muchas veces, no olvidamos que para construir hay que empezar por los cimientos, y no por el tejado?… ¿muchas veces, no nos están invadiendo, impregnando y conquistando, muchos criterios humanos y mundanales –por muy buenos que sean- y no los criterios de DIOS, en nuestra doctrina, vida, prédica, pastoral y evangelización eclesiales?… ¿no nos estaremos confundiendo, muchas veces, en equiparar como sinónimos, los conceptos de: AGGIORNAR y MODERNIZAR?… ¿de qué y de quién hablamos, muchas veces en la Iglesia? ¿a quién anunciamos y predicamos, realmente? ¿a quién mostramos, verdaderamente?…

No se trata de ser carca, retrógrado, conservador, rígido, inquisidor… sino de estar orantes y vigilantes frente a un solapado enemigo nuestro, y muy amigo del demonio: el SUBJETIVISMO DOCTRINAL, que “licúa” y “facilita” la Revelación, la Fe, la Moral, la Vida Cristiana en todos sus aspectos. El Cardenal Sarah, es como que tiene que “bailar” con “la más fea” de la vocación profética: DENUNCIAR, ADVERTIR, ILUMINAR, pero su “lectura” no es una panorámica lúgubre y desesperanzada. Este texto no es un libro de las lamentaciones, malas noticias ni vaticinios y augurios nefastos. En su “BÚSQUEDA DE LA IGLESIA” y los Capítulos posteriores, se explaya en el despliegue de una respuesta y solución a todo eso profetizado por él. Su propuesta, que es realmente la de CRISTO, el EVANGELIO y la IGLESIA desde siempre, es: CONVERSIÓN, es decir: una AUTÉNTICA VUELTA A JESUCRISTO. Es CRISTO quien transforma la esencia de una persona y de su vida, provocando un GIRO y TRANSFORMACIÓN en todo lo que ella es y vive. Creo que esta propuesta es porque, el Hombre y el Mundo de hoy, necesitan, les urge, auténticos y comprometidos CRISTIANOS: sacerdotes, consagrados y laicos enamorados, configurados y siervos de Cristo, y por, desde y en ÉL, servidores de sus hermanos. Siempre he pensado que: “Tiempos difíciles: tiempos de Hombres grandes, de Santos y de Mártires”. El Cardenal Sarah se refiere a esto, y nos recuerda el MARTIRIO de los cristianos hoy en el mundo; un martirio explícito y solapado de mil maneras, como le gusta al demonio. Un martirio de testigos que son DISTINTOS, y por eso sufren, como CRISTO. Un martirio de hombres y mujeres que son muy “incómodos” hoy y siempre, en un mundo que se jacta de celebrar los “funerales de Dios”, y que cada vez más, se torna un infierno. Echar a Dios, matar a Dios, perseguirlo y eliminarlo –explícita, e implícitamente en este martirio de los cristianos- es cada vez más sutil y retorcido, y el mal es cada vez más “refinado” y suele esconderse tras buenas intenciones, buenos propósitos y buenas acciones; pero está trayendo trágicas consecuencias, que constatamos a diario. Los mártires siempre, también hoy, pagan el alto precio ya pagado por Cristo, por ser fieles a LO ESENCIAL, hasta el fin. Por eso: hay que ¡ESPABILAR! Y VOLVER A CRISTO, RECUPERAR y RECONCILIARSE CON LO ESENCIAL. Porque “el eclipse de lo divino significa la degradación del Hombre” (pág. 217, del libro).

Para ello, es esencial la ESPIRITUALIDAD, la VIDA INTERIOR, la ORACIÓN, que son el “pegamento” nuestro a DIOS. El Cardenal Sarah, nos recuerda que esto no es una respuesta teórica, sino que se trata de una EXPERIENCIA PERSONAL DE DIOS TAL CUAL ES. Se trata de un ENCUENTRO, COMUNIÓN y PARTICIPACIÓN. Me recuerda a lo de San Pablo: “vivir en Cristo… Ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí”. El Cristianismo no es una ideología ni doctrina ni escuela filosófica. Es un modo de SER y de VIVIR en, de y para una Persona: JESUCRISTO. Ello comporta un estilo de vida ALEGRE y MISERICORDIOSO, porque está fundado en la vivencia, seguimiento e identificación con JESÚS, que transforma y plenifica al Hombre.

Ahondando más en esto, creo que lo que el Cardenal nos recuerda y propone es ese SER y VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS: con, en, por, desde y para Dios. Ello como EXPERIENCIA HABITUAL, COTIDIANA y EXISTENCIAL, EN TODO y CON TODOS. Nos está hablando, en definitiva, de SER SANTOS, no sólo buenos.

También me gustó mucho el Capítulo 8: “EL MISTERIO DE LA INIQUIDAD y LAS GRANDES DUDAS”, porque se explaya en reflexionar sobre el demonio, el mal y el pecado; el purgatorio, el infierno, la salvación, el Cielo… Lo digo y valoro porque no muchos ni mucho gusta hablarse de esto en la Iglesia. Incluso se lo niega, ridiculiza, mitologiza y mal interpreta y mal se enseña, en la misma comunidad cristiana, además de en la sociedad en general. Sarah, en consonancia con el PAPA FRANCISCO, nos habla mucho y sólidamente sobre estas cosas. Aunque insiste en la Doctrina de la salvación universal, la confianza, la misericordia, la esperanza y la victoria final de Dios, en y por Jesucristo. Pero es muy oportuno y conveniente, no olvidar estas verdades esenciales, y vigilar y orar respecto de ellas. Porque existen.

El Capítulo 9: “EVANGELII GAUDIUM: LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO SEGÚN EL PAPA FRANCISCO”, me gustó mucho también. El Cardenal Sarah se muestra como un Pastor unido a Pedro, Vicario de Cristo, en todo lo que él valora y destaca de este Documento Papal, y de las intenciones, proyecto, matices, decisiones y sello que Bergoglio está dando a su Papado. En ningún momento, percibimos ningún cuestionamiento ni duda ni recelo ni resquemor ni prejuicio ni oposición a la persona y figura de Francisco, ni a su Papado. Es más, se manifiesta reiteradamente identificado y a favor del perfil, decisiones y acciones que el Papa Francisco viene llevando a cabo. Sobre todo, en lo referido a los pobres, la Iglesia pobre, la nueva evangelización, la reforma de la Curia Vaticana y de toda la Iglesia… Sus palabras no hacen más que corroborar el Magisterio de Bergoglio. Ahora bien, me ha sorprendido (sobradamente) –en este Capítulo y a lo largo de todo este libro- su increíble conocimiento personal respecto a todos los últimos PAPAS, de los cuales ha estado tantos años a su lado, y trabajando con ellos. Es asombroso constatar cómo y cuánto los conoce, como personas y como Papas; cómo y cuánto les ha sido y es respetuoso, fiel, obediente, y los ama; cómo y cuánto ha leído y profundizado todas sus publicaciones… No puedo dejar de reconocer esto ni dejar de valorarlo y destacarlo mucho. Es que, además, todo lo que dice de ellos –incluido el Papa Francisco- tiene la certeza y el aroma del ¡cariño amoroso y entrañable! Realmente sentimos esto en sus palabras, recuerdos, reflexiones y aportes.

Para concluir mi Publicación, os diré que también me gustaron mucho, e hicieron mucho bien también, otros aportes reflexivos y de su experiencia, sobre: el ECUMENISMO y el DIÁLOGO INTERRELIGIOSO (siempre muy claro en esto es Sarah); el GOBIERNO DE LA IGLESIA: el PAPADO, la COLEGIALIDAD, la SINODALIDAD (todo enraizado y en el marco teológico-pastoral del CONCILIO VATICANO II); la DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (los pobres y la pobreza: material, evangélica y eclesial; y la miseria: material y espiritual, que es la más trágica y numerosa hoy entre los Hombres); y un sinfín de consideraciones que va esparciendo en sus páginas, sobre temas litúrgicos, de espiritualidad, de moral, de tantas otras realidades presentes en nuestras vidas, como seres humanos y como cristianos.

Hombres, como el CARDENAL ROBERT SARAH, son como “Pepito Grillo” del cuento de “Pinocho”: una voz de nuestra conciencia, al modo de una “mosca en el oído”. Y por eso, son incómodos, molestos, “peligrosos”, y por ello, muchas veces: nos los “cargamos”…

Este es un excelente libro, sobre todo para cualquier bautizado –e incluso cualquier persona- que quiera vivir en serio, profunda, convincente y radicalmente la vida cristiana; que se haya tomado en serio lo que es e implica la experiencia y el amor a y de JESUCRISTO y su seguimiento e imitación. Es un libro MUY serio, y para gente MUY seria.

Os he compartido algunas apreciaciones de mi lectura, y de mi “rumiar” mucho interiormente, estas páginas. Si podéis, no dejéis de leer:

DIOS O NADA.

Hasta la próxima, amigos.

Libro: “TODO O NADA”.

Autor: CARDENAL ROBERT SARAH (con Nicolas Diat).

Editorial: Ediciones Palabra- Madrid- 2019.

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