OTRO MODO DE SER, DE VIVIR, y DE CREAR NUEVOS VÍNCULOS…

Muchas personas se preguntan, reiteradamente, cuál es la “utilidad” de algo llamado FILOSOFÍA. Pues bien, como ya voy acercándome a los 70 años de existencia, me preocupa y me duele la TRISTEZA y el VIVIR SIN SENTIDO, de ¡tantos! seres humanos de este mundo, más aún si son jóvenes y ¡hasta niños! No quisiera irme de esta vida (cuando Dios así lo disponga), sin compartir ciertas reflexiones y propuestas, que rondan en mi cabeza, mente y alma hace ya mucho tiempo.

La FILOSOFÍA, al igual que el ARTE, no tienen una finalidad ni sentido “útil”, propiamente, acorde a lo que se entiende por utilidad. Esta vez, me centraré en la primera.

Sabemos que la FILOSOFÍA nació en GRECIA, allá en los tiempos de su era CLÁSICA. Y fue brotando de la capacidad de CONTEMPLACIÓN, ASOMBRO y DISFRUTE que tiene la persona humana en sí misma. Iba acompañada de una experiencia exterior –dada por los sentidos, especialmente la vista-, e interior: la contemplación provocaba el éxtasis del “pasmo” y admiración, por lo captado y disfrutado sensorialmente. De ello emergían preguntas, búsquedas, respuestas, interpretaciones, análisis, elucubraciones reflexivas y racionales, porque LO CONTEMPLADO desbordaba y trascendía a los Hombres; los inquietaba; los cuestionaba; los llevaba a lo insondable del misterio captado por sus sentidos; los hacía “ir más allá” y abrirse a una dimensión racional, y espiritual-mística.

Esta experiencia, fomentó el pensamiento y la actitud analíticas y críticas, y la búsqueda de la VERDAD, en la REALIDAD y en lo TRASCENDENTE. Pero no quedó allí, sino que esa INTERIORIDAD provocó el crecimiento en una dimensión y vivencia de plenitud y de gozo, llamado FELICIDAD. Ésta siempre iba acompañada de la VIRTUD: la contemplación y la reflexión analítico-racional eran vividas como BÚSQUEDA de un existir mejor como personas; de un vivir FELIZ y, siempre ello se identificaba –y desembocaba allí- con el BIEN, lo BUENO. Es decir que, TODO eso contemplado y racionalizado: LO BELLO, no tiene otro fin que conducir al Hombre, y llevarlo a su plenitud: SER FELIZ y, para lograrlo: hacer las cosas BIEN. Por ende: la VIRTUD. De esta forma, la FILOSOFÍA como “Ciencia de la Sabiduría” es ese AMOR a la SABIDURÍA equivalente a SER BUENOS y para alcanzar esa BONDAD que HACE FELIZ, no hay otro camino que la VIRTUD, vivir el BIEN y hacer el BIEN.

Pues, amigos lectores: ¡ésta es la “utilidad” de la FILOSOFÍA! Ciertamente, ella nos HUMANIZA, porque nos hace pensar, reflexionar, discernir, criticar, cuestionarnos, buscar, “inquietarnos”, preguntar y preguntarnos, abrirnos “dentro” para ir “más allá” y “hacia afuera”: la realidad, los otros y la trascendencia; desinstalarnos del pasotismo, abulia, indiferencia, “yoísmo” y acostumbramiento a meramente sobrevivir. Lejos de ser la FILOSOFÍA aburrida, para gente rara, complicada, ilusa e inútil, nos es SERVIDORA para encaminarnos a la VERDAD, la BELLEZA y el BIEN, creciendo así en FELICIDAD. Porque, solamente ser buenos y hacer el bien; vivir la VIRTUD, es lo que nos hace más y mejores personas. ¡Ser BUENOS y VIRTUOSOS nos dan ALEGRÍA y FELICIDAD!  

Un paso más: la SABIDURÍA. Este término, de raíz etimológica griega, deriva del verbo SAPERE, del latín, que significa: SABOREAR. Tenemos entonces, la ecuación exacta de lo que es y la “utilidad” de la FILOSOFÍA. ¿Cuál es, entonces? La FILOSOFÍA es la que nos ofrece el SER y VIVIR SABOREANDO todo eso a lo que me he referido anteriormente. SER SABIO es SER y EXISTIR con esa actitud y obrar VERDADERO, VIRTUOSO y BUENO, lo cual hace FELIZ, y ¡GUSTARLO!

Os preguntaréis a qué viene todo esto que os he compartido, y qué relación tiene con lo que afirmé al comienzo de mi Publicación. ¡Todo y muchísimo más todavía tiene relación! Os dije que me preocupa y duele la TRISTEZA y SIN SENTIDO de ¡tantos! en el mundo de hoy, sobre todo me aflige cuánto y cómo se da –in crescendo- en los jóvenes y ¡hasta en los niños!

Vivimos en una Humanidad TRISTE, en la cual se confunde fácilmente: alegría y diversión, con felicidad. Muchos seres humanos, desde su infancia y mucho en la juventud, SUFREN; hay suicidio, abandono, vacuidad existencial; imperio del placer; marginalidad; sentirse como “bichos” o experimentos… y un ¡cúmulo de males, sufrimientos, carencias y tragedias! En otras Publicaciones aquí en mi Blog, me he referido a estas cosas, os las he compartido porque siguen doliéndome y preocupándome in extremis. Además, sigo reiterándome en esas preguntas: ¿qué le damos a nuestros hijos y a los que vienen detrás?, ¿qué mundo les estamos construyendo y ofreciendo?, ¿con qué modelos, patrones, criterios, valores, principios… los estamos educando y formando?, ¿infundimos ideales?, ¿encarnamos ejemplos de persona y de vida, para ellos?, ¿qué estamos dejando para las generaciones futuras?, ¿realmente los estamos educando y formando para que sean, verdaderamente, FELICES?…

Pues bien, me propongo ahora –y os invito-, a “gestionar” en nuestra persona, nuestra vida y nuestro hacer, una MISIÓN. Ésta se relaciona con HUMANIZAR, para volver a ser FELICES DE VERDAD, con esa ALEGRÍA que nace de la plenitud que dan el CONOCIMIENTO y VIVENCIA de la VIRTUD, es decir: la VERDAD, la BELLEZA y el BIEN. Me “impongo” ahora, la encomienda de hablaros de OTRO MODO de existir.

Actualmente, ¡sobran! las ofertas, propuestas y planes para ser felices. Pero, nunca ha habido tanta depresión y problemas psíquico-mentales, como ahora. Y ¡no doy, exactamente, números de jóvenes, y niños, deprimidos! No sólo se confunde felicidad, con momentos y experiencias placenteras, sino que no se habla ni inculca qué es la VERDADERA FELICIDAD. ¡Y vaya si no necesita FILOSOFÍA nuestra Humanidad actual! A ello se suma que, las personas se perciben y sobreviven como un “engranaje” eslabonado a esta cadena llamada “modernidad”, en la cual la persona humana NO ES VALORADA como tal, en toda su esencia e identidad. Muchos jóvenes (y niños “mártires”) ya están quemados. Incluso sus padres los presionan, entre otras malas cosas familiares, pero los abandonan en otros ámbitos: redes sociales y demás “hierbas” que los ametrallan constantemente. Es muy poco -¡paupérrimo!- lo que reciben como valores, pautas y actitudes que los lleven a centrarse y aferrarse, a LO ESENCIAL. ¿Qué se les fomenta? ¿Qué se les propone y aconseja?

Nuestra MISIÓN es la de ALEGRAR sus personas y vidas, con SOPORTES SUSTANCIALES INTERIORES. Forjar sus personas, desde el conocerse a sí mismos: quiénes son en realidad; qué es lo que valoran; qué es lo que pueden aportar a la Humanidad… ¡No hacerlos ser y vivir en una “burbuja” ni autocontemplando su “ombligo”! Ayudarlos a hacer un camino en el que disfruten el placer de buscar y crecer en LO ESENCIAL. Ayudarlos a: ser generosos; aprender a compartir; aprender a sufrir, para florecer y crecer; aprender la compasión, sensibilidad frente al otro y solidarizarse con él; aprender a vivir y sobreponerse respecto al fracaso; guiarlos y “vigilarlos” sin opresión ni represión, para que sean capaces de: libertad y decisión, para responder en sus vidas; para no aislarse y regodearse férreamente en un individualismo egoísta y patológico; para aprender a tener amigos: cultivar vínculos sanos y que los hagan mejores personas, y los ayuden a edificar a otros; a ser sencillos, rectos, sinceros, amantes de la Verdad; a ser sobrios y austeros, y abrazar así lo necesario: el Hombre no necesita ¡tanto! para ser FELIZ; para aprender que las lágrimas, las dificultades, los problemas, las limitaciones, y todo lo que es el sufrimiento, son esenciales: no debemos buscarlos, pero –cuando los padecemos-, no “patearlos” negándolos o evadiéndonos, sino abrazarlos porque nos ennoblecen y elevan como seres humanos; ante ellos sí desgarrarse, pero sin romperse; aprender a amar la Paz, y vivirla y construirla –en y desde el entorno inmediato y pequeño-, para enfrentar y responder a ¡tanta ansiedad, nerviosismo, tensiones, conflictos y patologías actuales!; aprender a ser autoexigentes, responsables, disciplinados, sacrificados, constantes, y así forjarse compromisos y metas, sin obsesionarse, pero sosteniendo la voluntad en ello; aprender la prudencia, el “tomar distancia”, la discreción, la pausa, la conveniente soledad también en la vida: el primer prójimo, con el que tengo que convivir, conocer, tolerar, respetar y amar, soy yo; aprender algo MUY ESENCIAL: los OTROS TAMBIÉN QUIEREN, DESEAN, BUSCAN y TIENEN DERECHO a esto: ¡SER FELICES! y, cada uno es forjador de eso para los demás, o no…; para aprender a “quitar hierro” y así no exagerar, no ser centro, no dramatizar lo que ya es doloroso: no ser trágicos, fomentando siempre la ESPERANZA, el OPTIMISMO y el esencial y bello ingrediente del ¡BUEN HUMOR! (se trata de que no sean ¡”amargos”!)…

Vamos constatando que, la VERDADERA FELICIDAD es una plenitud de realización personal y comunitaria; un ir entretejiendo “puntadas” que fomentan y llevan a la vivencia del BIEN, la BONDAD, la BELLEZA, en definitiva: la VIRTUD. Es un trabajar en emociones, valores y actitudes mentales y de vida: POSITIVAS. En la medida que, el Hombre se “coloca” en este dinamismo de SER y VIVIR según LO ESENCIAL, la persona experimenta BIENESTAR, lo cual influye en toda su vida: predisposiciones, motivaciones y conductas. Van cambiando, así, nuestras prioridades y nuestra persona y existencia, se ordenan y equilibran. La personalidad se va completando, edificando, compactando, constituyendo y emergiendo, como sólida, unitaria, segura y fiable, para sí mismo y los demás. ¡¿Quién puede querer y desear lo de ser un “veleta”, y quién puede querer y desear tener un “veleta” en su vida!?… Esta capacidad de SABIDURÍA de lo POSITIVO, no es fácil, hay que educarla desde el inicio de la vida de un ser humano, e ir alimentándola siempre, sobre todo en y con un incentivo de la capacidad de SILENCIO, interior y exterior, que ayuda a percibir todo eso BELLO, BUENO y POSITIVO. En el mucho “ruido” es muy difícil, y hasta imposible, percibir todo esto. Para esta SABIDURÍA es ESENCIAL: la INTERIORIDAD. Ello ayuda a que la persona se sienta MEJOR y “FUNCIONE” MEJOR. Simplemente porque ¡es FELIZ! Su rendimiento, su capacidad creativa e innovadora, sus relaciones humanas con los demás, son BUENAS y SALUDABLES. Todo lo de la persona MEJORA, y se nota, y su hacer es mucho más FECUNDO.

De esta forma, el éxito y el dinero, empiezan a perder su peso; van contando progresivamente, cada vez más, menos. Es que esta SABIDURÍA, basada en lo BUENO, en LO BELLO y en la VIRTUD, otorga BIENESTAR EMOCIONAL, favoreciendo así a la FELICIDAD PERSONAL y de LOS DEMÁS.

Realmente, estoy pensando que: debería haber ¡CLASES SOBRE LA FELICIDAD! ya en el mismo Sistema Educativo, como Proyecto de Gobierno, como prioridad de modelo y proyecto de Estado y Nación. Es más: ¡en las FAMILIAS! Con esta propuesta ESENCIAL: ¡cuántos males y tragedias nos ahorraríamos! Creo que se trata de ¡ENSEÑAR A SER FELICES! pero no de cualquier forma ni bajo ningún reduccionismo ideológico, porque la SABIDURÍA nada tiene que ver con eso.

Las personas FELICES son más y mejor PRODUCTIVAS, y CONSTRUYEN realmente la sociedad. Inculcar esta FELICIDAD es y será saludable y curativo, en este mundo y Humanidad ¡tan tristes, oscuros y enfermos! Estas personas SABIAS, trabajan y trabajarán mejor, serán más fecundas en su accionar de cada día, allí donde sea estén.

¡Nos URGEN personas SABIAS = FELICES!

Muchos de nosotros, en nuestra vida personal, familiar y social, hemos tenido el lujo y gracia de conocer –incluso convivir- con personas SABIAS, y creo no equivocarme si sostengo, el poder de atracción, convicción y amor, que estos seres humanos ejercieron/ejercen en nosotros; nos atrapan para bien; amamos y gustamos estar con ellos; nos “marcan” positivamente, para siempre; no olvidamos nunca a esas personas; forman parte ya de nuestro ser, vida y patrimonio… Ellos tienen fuerza potente de autoridad moral y espiritual, por lo que son y por cómo actúan. Son fecundos porque su legado es infinito y perenne. ¡Éstas son las personas que nos URGEN hoy y de cara al mañana! Podemos y debemos colaborar para gestarlas y forjarlas, porque nuestro presente y futuro, serán hijos de ellas. Solamente con esta FILOSOFÍA de la SABIDURÍA, hecha BONDAD, BELLEZA y VIRTUD, será posible una Humanidad distinta y nueva, renovada en su esencia desde su misma raíz. Nosotros ya somos mayores: ¡pensemos en ellos, y sembremos en ellos un nuevo MODO de SER, VIVIR y CREAR NUEVOS VÍNCULOS.

Debemos empeñarnos en la tarea ardua de la FELICIDAD; empeñarnos en hacerla posible –no perfecta-, sino posible, accesible y transformadora. En nosotros, cada uno, y en y para los demás, sobre todo para revolucionar y girar esa TRISTEZA y SIN SENTIDO y VACUIDAD que reina tanto en millones de seres humanos: ¡peor aún: en jóvenes y niños! No se trata de una mera utopía falaz, ni de algo fácil, pero: ¿tan difícil, tan imposible, es SER SABIOS-FELICES… y cooperar para que OTROS lo sean?… Tomemos conciencia que, la fecundidad de todo esto, redundará en enormes beneficios humanos, materiales y espirituales en el entorno.

Siguiendo con esta contemplación de la FELICIDAD-SABIDURÍA, voy sacando más conclusiones, y bien concretas, beneficiosas y placenteras para todos: la VIRTUD-BONDAD te hace ser también, amable, afable y de buen trato hacia los demás. Ello mejora el ambiente, cualquiera sea, porque se va “injertando” el BIENESTAR externo e interno, y un liderazgo positivo (merced al SABIO) va labrando una normalidad humanística. Hablo de un proceso humano, en el que no necesitaremos forzar la FELICIDAD: ésta irá “colándose” por la presencia y obrar de las acciones buenas, hijas de la Virtud. Vivimos en una sociedad que da manga ancha a todo lo malo, dañino y triste. Basta con mirar algunos ejemplos, de Hombres y acontecimientos, puestos como modelos en nuestra actualidad, y que MUY poco –a nada- tienen que ver con la VERDAD, lo BUENO, lo BELLO, la VIRTUD. ¡Por eso hay tanta infelicidad! ¡Dejemos entrar a la FELICIDAD FRUTO de la BONDAD, la BELLEZA y la VIRTUD! ¡Abrámonos a SER FELICES, como PERSONAS HUMANAS INTEGRALES! ¡Hagamos posible la FELICIDAD = BONDAD, VERDAD y VIRTUD!

Nuestro mayor propósito y nuestro mayor fondo de inversión, para sanar, cambiar y salvar este mundo y Humanidad es ¡ESTA FILOSOFÍA! El ser humano actual, está atolondrado de todo eso que le ofrece el mundo, para ser feliz. Obligadamente, el mundo éste de hoy, machaca y machaca a cada persona y cada sociedad, con propuestas, ofertas, tentaciones, remedios mágicos, argumentaciones… que cada vez menos se acercan a ese SABOREAR EL AMOR POR LA SABIDURÍA y la FELICIDAD. Venden soluciones fáciles e inmediatas, y siempre todo tiene un costo económico (muy elevado, muchas veces)… ¡La SABIDURÍA no se compra ni se vende, la BONDAD, la VERDAD, la BELLEZA y la VIRTUD tampoco! Se cultivan interiormente; se contemplan y se aman y se encarnan interiormente; se incentivan emocionalmente; se forjan sobre tres pilares esenciales: CONOCIMIENTO, FORMACIÓN y CONFIANZA. Poco –paupérrimo- es el fomento de esta concepción y vivencia de la FELICIDAD, actualmente. El discurso y narrativa del “sé feliz” o del “soy feliz” va por parámetros que, por lo que se va constatando, no llevan realmente a la felicidad, ni a la plena realización personal y de los demás. Nuestra sociedad está PATOLÓGICA y gravemente ENFERMA, porque ha “pateado” esa matriz FILOSÓFICA, que permite una construcción positiva de todo el Hombre y todos los Hombres. Hay un concepto y vivencia del “ser feliz”, muy inmediatista, muy inmanente y muy autorreferencial, que ignora o rechaza o ridiculiza esa otra visión y experiencia proveniente de una lectura y contemplación que nos enseña la FILOSOFÍA. Las propuestas modernas de felicidad, van impregnadas de individualismo y materialismo, alejando al Hombre de aquella dimensión esencial –de su propia Dignidad Humana-, de siempre SER más e “IR MÁS ALLÁ”. La felicidad del mundo actual que ejerce un encantamiento, no hace salir al Hombre de este “terreno” inmanente que “pisa”: sigue dejándolo “acá”. La Grecia Clásica –que sigue viviente, las modas, en cambio, pasan-, nos habla de CONTEMPLACIÓN, ASOMBRO, CURIOSIDAD, INTERIORIDAD… y todas esas otras cosas a las que ya me referí antes. Nos habla de ¡”ELEVAR”, hacer TRASCENDER al Hombre!, para dotarlo de SIGNIFICADO y CONTENIDO INTERIORES, y así dar un SENTIDO EXISTENCIAL plagado de respuestas, motivaciones, fundamentos y metas. La Grecia Clásica nos enseña a hacer/nos preguntas; nos inculca “parir” nuestro saber sapiencial por la MAYÉUTICA socratiana; a valorar analítica-reflexiva y críticamente, respuestas; a ESCUCHAR “desde dentro” íntimamente; a ABRIR nuestra cabeza, alma y corazón, para salir de nuestra ALDEA “MENTAL” sobre todo; a tener objetivos claros y firmes; a CONTAR con LOS DEMÁS, en un proceso fluido, comunicativo, colaborativo e integrativo, no como competencia y “ley de la selva” sino como participación y comunión: ¡somos PERSONAS NO ANIMALES!…

Por ello es que yo hablaba de ¡AULAS, EDUCACIÓN para la FELICIDAD!, teniendo en claro que ella –verdaderamente- es: VIRTUD-BONDAD-VERDAD-BELLEZA. ¡Produce BIENESTAR, ALEGRÍA y PLENITUD! ¡Todo lo demás que hoy se nos oferta es “pan para hoy, y hambre para mañana”; es pasatista y pasatiempo, que droga nuestros momentos y “pasa”, no echa raíces indelebles en nosotros; nos mantienen “entretenidos”, pero no nos plenifican y, casi siempre, realmente no “abrazan” que los demás sean también felices…

Quienes viven en familias, sociedades, escuelas, proyectos, actividades, amistades, trabajos, etc., en “CLAVE” FILOSÓFICA: existen y se mueven en ambientes donde los VALORES HUMANOS, MORALES y ESPIRITUALES son esenciales y ejercen un liderazgo y autoridad que se imponen por sí solos = SABIDURÍA; unos Principios que tienen primacía y todo se organiza, dinamiza y despliega en función de ellos. No son relaciones perfectas, pero sí esencialmente humanas y eso es lo que se busca en ellas… Me atrevería así a decir, incluso, que podemos hablar de familias FELICES, empresas e instituciones FELICES, sociedades FELICES, amistades FELICES… ¡Y cuánta FELICIDAD necesita este triste, torturado y enfermo mundo nuestro! ¡Estamos escarchados y enfangados en una noche de tristeza, sin sentido, vacuidad y sufrimientos!

SER y VIVIR esta FELICIDAD, me lleva a plantearnos la URGENCIA de una nueva cultura, una nueva cosmovisión, un giro copernicano sí o sí. Es difícil, pero no ilusorio. ¡Aún estamos a tiempo! Hacerlo nos generará nuestro compromiso, que suscitará –por su misma fecundidad ejemplar-, el compromiso de los demás, sobre todo de aquéllos a los que más deseamos llegar: los jóvenes y los niños…, nuestras generaciones futuras, los varones y mujeres del mañana… Porque esto traerá BIENESTAR y CONSTRUIRÁ EN POSITIVO A TODOS, y A TODO. Los OTROS, nuestros PRÓJIMOS, pasarán a ser la PRIORIDAD, y su FELICIDAD será nuestra única preocupación…, pero no a cualquier precio, ni de cualquier forma: ¡no olvidemos lo que nos ha regalado la GRECIA CLÁSICA, merced a la FILOSOFÍA! Queridos lectores: ¡ahí tenéis la “UTILIDAD” de la FILOSOFÍA! Espero que ahora sí entendáis (cuento con vuestro perdón y paciencia), por qué he recorrido todos estos meandros reflexivos, en esta Publicación mía.

¡Seamos FELICES… hagamos que los demás lo sean! Éste será nuestro patrimonio y legado. No habremos vivido en vano. Seremos fecundos. Haremos de nuestra persona y de nuestra vida: una ¡ESCUELA de la SABIDURÍA y de la FELICIDAD, para nosotros mismos y nuestros hermanos! ¡Seremos SABIOS!… Y, sobre todo:

¡así viviremos el AMOR!

Para concluir, deseo agregar que toda esta riqueza de la GRECIA CLÁSICA, fue incorporada luego por el HUMANISMO CRISTIANO, el cual la enriqueció, completó y elevó bíblica y teológicamente. El Misterio de la Persona de JESUCRISTO –DIOS HECHO HOMBRE-, su EVANGELIO y la posterior EVANGELIZACIÓN de Su IGLESIA, fueron empapando y nutriendo las raíces e identidad esenciales de todo OCCIDENTE, y resto del mundo. ¡Así, la FILOSOFÍA recibió un infinito caudal de riqueza en contenidos, en Valores, en motivaciones, en significaciones, en fundamentos, en metas…! Y eso tampoco debemos –no conviene-, olvidarlo o “patearlo”, por el BIEN de TODOS…

Hasta la próxima, amigos.

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