ADVERTENCIA AL LECTOR: Mi análisis de los Óscar de este año, está dividido en 3 partes, breves.
CONCLUSIONES DE LA GALA DE ESTE AÑO:
- La “venerable” Academia de Hollywood trató de hacer la ceremonia, este año, más atractiva, no aburrida, más jovial, más dinámica, más inclusiva y jocosa. En todo ello mejoró un poquitito, milimétricamente. Pero sigo pensando que dista mucho de ser, lo que debe ser, una gala artística que –se supone- celebra y premia el talento, nivel y calidad. Realmente: poquita credibilidad y autoridad tienen ya estos premios Óscar. Los “académicos” tratan de atraer audiencia (porque cuesta mucho dinero todo esto de los Óscar y su universo circense, y porque tienen que seguir manteniendo la industria-negocio-sistema, aunque sea a costa de lo que es lo bello y loable), pero la decadencia e insustancialidad del Óscar (por más que pese algo como 3 kg.), es evidente a todas luces y en una aceleración imparable.
- Siguen siendo bastante insoportables los reporteros y los comentaristas de los Óscar, tanto los que están in situ, como los que pululan en la alfombra roja, como los que transmiten y opinan desde los estudios de TV que transmiten la gala. Inaguantables e insufribles. Hacen su trabajo, pero podrían y tendrían que mejorar bastante: muchísimo.
- Bonito detalle el “momento UCRANIA” de la ceremonia. La Academia fija postura al respecto, y evita así convertir –a los participantes y sus discursos- en un mitin y soflamas políticas machacantes. Y bonito fue que la que lo presentara fuera la actriz Mila Kunis, con sangre directa ucraniana.
- Hubo varios momentos musicales, cosa que siempre hay en los Óscar y que, hacía 2 años, echábamos en falta. La música, el canto y la danza ayudaron a sobrellevar el tedio, monotonía y guión de la gala.
- Mucha presencia de los afroamericanos en el escenario, con mucho protagonismo. Creo que ha sido la vez que, mayor existencia y actividad de ellos, ha habido en los Óscar: constante y en todo. Hollywood predicó con el ejemplo, en esto de la inclusión, al menos formalmente en la gala. La realidad de todo esto, ya es otra cosa: en el Cine y fuera de él. Con esto también, una vez más, la Academia sacó a pasear su espíritu liberal y progresista, siempre cercano e identificado con el Partido Demócrata: es el que gobierna actualmente en los EE.UU. Los demócratas siempre hicieron y hacen bandera de la causa afroamericana. Claro está que también la usan mucho, demagógica y populistamente, y no cumplen demasiado con las palabras de su discurso ni con sus compromisos; no se ocupan de ello acorde a lo que pontifican y prometen.
- Ceremonia, nominaciones, narrativa, discursos y premios inclusivos. También con el universo, personas y trabajos europeos, pero sobretodo: latinoamericanos y asiáticos. Esto viene siendo una constante en los últimos años, aunque parece ser que el enamoramiento e idolatría por lo hispanoamericano, ya no es tan ferviente. Basta constatar lo mal que la Academia ha tratado a Guillermo del Toro, con su película: “El callejón de las almas perdidas”. Hacía mucho que no se veía, tan descaradamente, un ninguneo así. Lo latinoamericano parece que ya no está tan de moda ni deslumbra a Hollywood. La Academia es así: gusta mucho de todo lo “descartable” y del “usar y tirar”.
- Inclusión también de todo lo diferente, y de lo común hoy en la sociedad, también en el Cine, la Cultura y el Arte en general: colectivo LGTBI, lo “queer”, lo diferente, lo extraño, lo poco usual, y demás cosas y personas a las que, antes, la cuáquera y puritana –e hipócrita- Academia rechazaba, ninguneaba y hasta perseguía. No digo que todo da lo mismo ni que hay que tolerar lo intolerable ni que hay que mirar para otro lado ni que impongamos una seudo moral y humanismo acomodaticios, relativistas y subjetivos. Hablo solamente de tolerancia y respeto inclusivo para con muchas de esas personas, que también tienen dignidad, valía, talento, nivel y calidad. En los tiempos y la realidad concreta en la que vivimos –no en el Cielo- ya no corresponde ni debe imponerse aquél “Código Hays”, que impregnó masiva e indiscriminadamente el Cine por décadas.
- Hubo muy pocas, a ninguna –casi-, sorpresas en las premiaciones. Muchos Óscar que se otorgaron eran más que “cantados”, como: los galardones técnicos a “DUNE”; a ARIANA DeBOSE, como MEJOR ACTRIZ DE REPARTO/SECUNDARIA, por el excelente musical de Steven Spielberg: “WEST SIDE STORY”; a “DRIVE MY CAR” como MEJOR FILM EXTRANJERO (ha ganado todos los premios habidos y por haber) y a JANE CAMPION por DIRECCIÓN. Novedad en esto, ninguna. Caían de maduro estos premios. También el de MEJOR ACTOR DE REPARTO-SECUNDARIO; el de MEJOR GUIÓN ORIGINAL al gran y excelente KENNETH BRANAGH, por “BELFAST” (¡al final se dignaron premiarlo con un Óscar!); los Óscar en los rubros estético-artísticos y en los de producción. Todos estos galardones otorgados eran más que supuestos, y lógicos. Mucho talento, profesionalidad, trabajo, equipos, nivel, calidad y méritos hay en todos los que los recibieron, merecidamente. Ninguna objeción al respecto. La tristeza es para los que nada recibieron, aunque la nominación ya es un enorme reconocimiento. Mi dolor, y enfado también, es por los que fueron desplazados –inmerecidamente- de los premios, y de las nominaciones. Duele y enerva mucho ver que no están los que deberían estar, y están los que no tienen tantos méritos para estar. Aunque –gracias a Dios- no hubo tanta presencia de los “mismos de siempre”. Hubo bastante más variedad y novedad, en presencias, en esta ceremonia de los Óscar.
Os espero en la 2ª parte. Gracias por leerme.