“LOS MISERABLES”, de Víctor Hugo

(2ª parte).

(A buen entendedor… pocas palabras. ¿No?)

Quienes leyeron la novela, cuando fue publicada, tuvieron diferentes reacciones y emitieron distintos juicios al respecto. Y también pasa ahora. Desde el progresismo liberal, naciente y creciente de esa época, al conservadurismo moderado y el recalcitrante. Pasa así con los creadores, artistas y con los escritores: incomodan, “levantan ampollas” y, también, son usados e interpretados ideológicamente, para sacar provechos mezquinos y sectarios. Lo cierto es que, esta novela y su autor, sufrieron sus procesos, que no siempre fueron “coser y cantar” ni un “lecho de rosas”. A todos los Genios les pasa esto, y a las Obras Clásicas, también. ¿Qué pienso yo al respecto? Pues os lo respondo con las palabras del mismo VICTOR HUGO, cuando contestó a varias de esas críticas:

“El escollo de la verdad es la pequeñez; el escollo de la grandeza, la falsedad… Discernir siempre lo grande a través de lo verdadero, lo verdadero a través de lo grande, tal es, pues, la meta del poeta. Y estas dos palabras, GRANDEZA y VERDAD, lo encierran todo. La verdad contiene la moral, la grandeza encierra la belleza.”

En palabras del otro genial, MIGUEL DE CERVANTES y SAAVEDRA, en la novela “DON QUIJOTE DE LA MANCHA”, sería algo así como:

“Ladran, Sancho. Señal que cabalgamos.”

Supongo que entendéis perfectamente a Victor Hugo. Él está más allá del bien y del mal, más allá de ciertas oscuridades y banalidades… Él está… ¡¡MÁS “ALLÁ”!! Por eso es un Clásico de todos los tiempos y universal. Y solamente se lo comprende y asume, cuando se “entra” en su ESTÉTICA PROPIA de cosmovisión, temas, obsesiones, preocupaciones, intereses, historias, personajes… y estilo de escritura. Es más: es un creador, tan revolucionario y moderno, que fue capaz de cuasi saltar y borrar la “cornisa” de ficción-realidad, en esta novela y en otras genialidades literarias suyas.

¿Por qué el título de “LOS MISERABLES”?… El personaje principal es JEAN VALJEAN. Éste es casi erigido como un prototipo humano. Pero la novela no gira exclusivamente en torno a él. Él es la parte esencial de esa columna  o esqueleto que es toda la obra en su conjunto. Él es EL MISERABLE, representativo y síntesis también, de todos los miserables y de la MISERABILIDAD HUMANA. Conforme a esto, en la novela pululan –y son esenciales- otros personajes igualmente miserables, padecientes y circunscriptos en esa MISERIA de los HOMBRES y, muchas veces, como víctimas de esa miserabilidad: JAVERT es uno de los miserables, FANTINE, COSETTE, GAVROCHE… y muchos otros más que nos desnudan cómo los seres humanos podemos ser, y somos todos, sufrientes de miseria, en mayor o menor grado e intensidad: material, moral y espiritual, voluntaria o involuntaria, como verdugos o como víctimas.  Todos ellos –y nosotros- nos debatimos en circunstancias miserables, de distinta índole, y motivadas por diversas y múltiples causas (no siempre libres y voluntarias). TODOS SOMOS MISERABLES. TODOS ESTAMOS EN ESTA ESPECIE DE TRAGEDIA GRIEGA. Pero, lo rico y novedoso de Victor Hugo al plantearlo, es que la Humanidad no está fatal ni irremisiblemente encarrilada hacia una u otra dirección, sino que –por una idea, espíritu, y fuerza motriz- puede cambiar y mejorar o empeorar, tanto así que: el Hombre malo es capaz de hacer el bien, del mismo modo que el Hombre bueno, puede convertirse en un canalla, en un villano, en una mala persona. Repasando los personajes y sucesos de esta novela, ello aparece con rotunda nitidez. Son siempre personajes en desafío, y en diálogo permanente con su conciencia, a lo largo de los procesos que viven y sufren. Tan potente es este tema de la CONCIENCIA en y para Victor Hugo que, el personaje que más lo encarna es JAVERT, en conflicto continuo y creciente con ella. No puede soportar la idea de que un criminal lo haya salvado, porque estaría en deuda de gratitud con él. Esto lo resquebraja y quebranta todos sus puntos de referencia: por eso se suicida. La conciencia atormentada, al modo de Caín; la conciencia como ese Dios que mira y pregunta; la conciencia como refugio tormentoso, como huida, como persecución, como acoso, que se retuerce en una agónica expiación. Para Victor Hugo queda claro –y así nos lo muestra patentemente- que fuera de la libre conciencia, no hay paz interior, pero tampoco social ni política. Por eso, su libro es también una feroz y férrea crítica social.

Si todavía me tenéis paciencia, vamos a la 3ª parte, y final, de mi publicación sobre “Los Miserables”, del genial Victor Hugo. Gracias por leerme… y acompañarme…

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