JULIO CORTÁZAR: “CUENTOS”. EL ARTE DE CREAR, NARRAR, ENTRETENER y HACER PENSAR…

Recuerda: a medida que te hagas mayor, volverás a leer cuentos…

JULIO CORTÁZAR nació en la Argentina, en 1914. Julito o Cocó, como lo llamaba su familia, fue hijo de padres burgueses. Su padre era Diplomático. Por ello, gozó de una situación muy acomodada y privilegiada, colmada de soportes y estímulos, también intelectuales y culturales. A los nueve años, enfermó gravemente (su salud era muy frágil), y aprovechó ese período para leer todo lo que habían escrito: Julio Verne, Edgar Allan Poe y Victor Hugo. En su adolescencia y juventud, adquirió una formación profesional y superior como Profesor Normal y, posteriormente, Profesor de Letras. Con esta síntesis apretada que os ofrezco, podéis daros perfecta cuenta de que la Literatura formó parte “genética” de su persona y de su vida, desde el principio. CORTÁZAR no fue un cualquier aventurero escritor ni literato. No es un fruto de la improvisación ni de la “sorpresa”. Gozaba de una formación y cultura asombrosas y, para muchos, envidiables, dada la época.

Su pasión literaria contó con el aval explícito, no sólo de su familia, sino de GRANDES como Jorge Luis Borges, quien publicó –por vez primera- su Cuento “CASA TOMADA” (en 1946). Como dice el refrán: “El niño (Cortázar) apuntaba maneras”.

En 1953, aceptó la oferta de traducir la Obra Completa, en prosa, de Edgar Allan Poe. Dicho trabajo es considerado, hasta la fecha, la mejor traducción de la obra del “padre del Cuento Moderno”.

Estos “detalles” de su vida, no deben sorprendernos. Y es esencial conocerlos, para acceder a CORTÁZAR, como persona, escritor, creador, y a su universo literario. Y así, comprender, apreciar y disfrutar. Desde su más tierna infancia, aprendiendo a leer y escribir desde muy temprana edad, enriqueciéndose progresivamente con el aprendizaje de otras Lenguas/Idiomas, le fueron permitiendo asimilar el oficio y el desarrollo de una perspectiva artística y, sobre todo, literaria.

Por eso, para él, todo aquel que quiera escribir, sobre todo CUENTO, debe prepararse, progresivamente. En ello, debe ir generando una mirada propia, auténtica y seleccionadora (como “un ojo de artista”), e ir acompañando esto con un creciente dominio del oficio, en el plano de la construcción dramática y las técnicas narrativas.

En esto, podemos ver que –para CORTÁZAR- todo el que quiera y se ponga a escribir, CUENTOS puntualmente, debe asumirse esencial y primariamente como ARTISTA, como CREADOR. Esta identidad permitirá adquirir y determinar una personalidad creativa propia. Gracias a todo ello, podrá obtener dominio del oficio de narrar, de ser cuentista, y alcanzar ese “tener algo que decir” sobre un tema, un asunto, en una creación literaria.

Si me venís siguiendo en la exposición, constataréis que, una vez más, nos hallamos ante la dolorosa realidad, personalidad e historia –de siempre- de los GENIOS, los infinitamente talentosos, los prodigiosos, los muy distintos. Incluso, preocupó a su familia, siendo un niño pequeño, por su exacerbado y maduro talento. Su madre llegó a consultar un Médico, por cómo era y lo que escribía CORTÁZAR pequeño, y le prescribieron que dejara de leer, al menos por medio año, y tuviera vida al aire libre, natural.

Ya en su madurez humana y como escritor, casi a sus cincuenta años, luego de toda su infancia, juventud y adultez dedicadas a la Literatura, publicó “RAYUELA”, la novela que le dio proyección internacional y lo catapultó, definitivamente, a la ola del “Boom Latinoamericano”. Fue escritor y traductor; un prolífero y valioso Ensayista y Teórico del Arte, sobre todo de “Teoría Literaria”, aventurándose también con el Cine. Trabajó para la Unesco y algunas Editoriales. Se nacionalizó francés, en 1981, como protesta contra la dictadura militar de su país, que lo persiguió y prohibió, sin contemplar que se había autoexiliado ya en París.

Con justicia, puede ser considerado como uno de los autores más innovadores de su época, sobre todo como Maestro del cuento, la prosa poética y la narración breve en general. A ello se agrega que también escribió de todo: ensayo, teatro, crítica literaria… y fue un apasionado amante de la fotografía y del cine.

Su reputación y trascendencia son, sobre todo, como cuentista, aunque también escribió novelas importantes, que inauguraron –junto con otros- una forma nueva de hacer Literatura en Hispanoamérica, ya que rompieron los moldes clásicos de la narración lineal. Un ejemplo muy claro y destacado de ello es: “RAYUELA”.

Debido a esto, aparece como un innovador muy original. Se yergue como uno de los principales exponentes del “BOOM LATINOAMERICANO”, junto a autores como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, por nombrar algunos.

Seríamos muy desagradecidos, torpes, necios y mentirosos, si no reconociéramos, si negáramos, su enorme influencia -sobre todo en lo formal- en la técnica narrativa del CUENTO. Junto con otros GRANDES, como JORGE LUIS BORGES y ADOLFO BIOY CASARES. Esta trinidad, argentina, de geniales Cuentistas, parieron nuevos estilos y conceptos en la técnica y la estructura narrativa, en general, pero destacando magistralmente en el Cuento.

Logró retornar a la Argentina, en 1983, porque volvió la Democracia a su país. Las Autoridades Nacionales fueron bastante frías con él, aunque el pueblo no. Sus conciudadanos lo recibieron honrosa, alegre y muy amorosamente. Pero poco duró su estadía de regreso: el 12 de febrero de 1984, murió, de leucemia. Tras sufrir también una profunda depresión, por la muerte de su segunda esposa: Carol Dunlop, muerta a fines de 1982. Supimos después que, esa leucemia fue una consecuencia de su contagio de Sida, contraído –parece ser- por una mala transfusión de sangre.

Tras su muerte, nos re encontramos con su legado literario, en sus creaciones y también en sus teorías sobre narrativa, cuento, etc. Y se ha ido convirtiendo, in crescendo, en uno de los autores latinoamericanos más influyentes e imprescindibles, sobre todo para los que escriben. Hay quienes lo consideran como un discípulo, muy aventajado, del padre del Cuento Moderno: EDGAR ALLAN POE.

Contemplo esta foto, y me lo imagino a CORTÁZAR “rumiando” en sus pensamientos e imaginación, a la hora de ponerse a crear sus relatos. Pluma en mano… dándose tiempo… en tensión creativa, “suspendido” en ese éxtasis de crear micro mundos, hasta engendrar y plasmar sus historias, personajes y universos. Así son los artistas, siempre. Y él fue un GRAN artista, de la palabra.

Como me estoy haciendo mayor, bastante ya, también he vuelto a leer CUENTOS. Varios, y de varios autores. Los he disfrutado como la primera vez, como cada vez que los he releído, y por eso –creo- que me nació la inspiración y el deseo de escribir y publicar esto que leéis ahora.

Como cuando pequeña, los he vuelto a leer por las noches. Antes de dormirme, y después de contemplar alguna película o serie. Un artístico, bonito, entrañable y muy sustancioso preámbulo nocturno. De entre todo lo que leí, esta vez opté por escribir y publicar sobre JULIO CORTÁZAR.

Además del pleno disfrute lector, hay ¡tantos aspectos a considerar en el estudio y análisis de un cuento! Porque –en esa composición tan breve- todo tiene un significado y una “estudiada” construcción, desde su título. A ello, le sumo el asunto, la diégesis, la trama, el argumento, la acción, el conflicto, el ambiente, los personajes, el tema (central y secundarios), la estructura, el punto de vista, el tono, el estilo, etc. El CUENTO es una construcción perfecta, redonda, circular, desde que empieza hasta que termina. Es una creación bordada, hilvanada, minuciosa y milimétricamente; en la cual todo encaja como un todo unitario; como un bloque de síntesis “arquitectónicamente” imantada, donde nada sobra, y donde cabe sólo lo que debe caber. Esto, CORTÁZAR, como los otros ejemplos que cité antes, lo entendieron a la perfección, lo innovaron perfeccionándolo y dotándolo de originalidad, imaginación y creatividad. Y se convirtieron en reformadores y en Maestros de la “economía del lenguaje”. Sí, señores y señoras lectores: en lo breve, en lo “poco”, que es un cuento, la economía del lenguaje, es reina y señora. Y no pobre y no insustancial. Los CUENTOS ¡¡tienen muchísimo contenido!! Ellos nos “dicen” ¡¡muchísimo!! Son un verdadero ¡¡universo!!

Voy a precisar qué era para CORTÁZAR todo esto, qué era la narrativa, qué era el cuento, la novela, porque creo que es esencial para acercarse a su Obra, y entenderla, y también acceder así a él y comprenderlo.

Para empezar a entender a Cortázar, conviene arrancar con la lectura de sus cuentos. En ellos está todo él y todo lo de él. Luego sí, leer también sus novelas, y demás composiciones literarias suyas. Se puede empezar por: “HISTORIAS DE CRONOPIOS y DE FAMAS” (de 1962). El “embrión” de Cortázar cuentista, está perfectamente plasmado allí.

Era un apasionado escritor, genéticamente escritor de narrativa. Son confesiones suyas, el reconocer qué es el IMPULSO A ESCRIBIR:

“El autor tuvo que elegir un tema, ¿cierto? Un fondo. Y lo más probable, lo que suele pasar a todo autor, es que se haya elegido aquel tema porque inicialmente es una obsesión. Sin esa obsesión, el fondo (el tema elegido y la idea que el autor tiene sobre él) no se puede polarizar frente a la forma (la técnica, lo estético). El interés depositado en el tema, pero sobre todo la idea que sobre él tiene el autor, le arrastran hacia la catarsis creativa, polarizándose ante la técnica. Lo que implica que, para llevar a cabo tal polarización, el autor tuvo que entender, meridianamente, cuál es la idea, en torno al tema seleccionado, que le impulsa a escribir”.

Es decir: se trata de escribir, exorcizando el cuento, desde uno mismo. Así, en la creación narrativa, la catarsis permite, desencadena y determina el nacimiento concreto y potente de la tensión dramática.

CORTÁZAR se nos aparece, con esta “Teoría Literaria” suya, casi como un mago, un demiurgo, o una deidad, en la que la inspiración y el impulso a narrar, se conjugan y funden, en el universo de la mente, constituyendo así un proceso y apogeo creativos. Para él, está claro que ESCRIBIR es una cierta forma de EXORCIZAR. Este exorcismo creativo-narrativo, está empapado de tensión interna, ad intra de la trama narrativa.

Así, en palabras del mismo CORTÁZAR:

“De un cuento […] se sale como de un acto de amor, agotado y fuera del mundo circundante, al que se vuelve poco a poco con una mirada de sorpresa, de lento reconocimiento, muchas veces de alivio y tantas otras de resignación. El hombre que escribió ese cuento pasó por una experiencia todavía más extenuante, porque de su capacidad de transvasar la obsesión dependía el regreso a condiciones más tolerables; y la tensión del cuento nació de esa eliminación fulgurante de ideas intermedias, de etapas preparatorias, de toda la retórica literaria deliberada, puesto que había en juego una operación en alguna medida fatal que no toleraba pérdida de tiempo; estaba allí, y sólo de un manotazo podía arrancársela del cuello o de la cara. […] …así me tocó escribir muchos de mis cuentos; incluso en algunos relativamente largos […], la angustia omnipresente a lo largo de todo un día me obligó a trabajar empecinadamente hasta terminar el relato y sólo entonces, sin cuidarme de releerlo, bajar a la calle y caminar por mí mismo, sin ser ya [ninguno de mis personajes]. Esto permite sostener que cierta gama de cuentos nace de un estado de trance, anormal para los cánones de la normalidad al uso. […] No faltará quien estime que exagero esta noción de un estado ex-orbitado como el único terreno donde puede nacer un gran cuento breve. […] …apelo entonces a mi propia situación de cuentista […] este hombre meterá una hoja de papel en la máquina y empezará a escribir, aunque sus jefes y las Naciones Unidas en pleno le caigan por las orejas, aunque su mujer lo llame porque se está enfriando la sopa, aunque ocurran cosas tremendas en el mundo y haya que escuchar las informaciones radiales o bañarse o telefonear a los amigos. […] arranco del bloque informe y escribo algo que sólo entonces se convierte en un cuento coherente y válido per se. La memoria, traumatizada sin duda por una experiencia vertiginosa, guarda en detalle las sensaciones de esos momentos, y me permite racionalizarlos aquí en la medida de lo posible. […] es ahora o nunca, y el temor de que pueda ser nunca exacerba el ahora, lo vuelve máquina de escribir corriendo a todo teclado, olvido de la circunstancia, abolición de lo circundante. Y entonces la masa negra se aclara a medida que se avanza, increíblemente las cosas son de una extrema facilidad”.

(extractos de sus Publicaciones: “Del cuento breve y sus alrededores” y de “Algunos aspectos del cuento”.).

Pero, CORTÁZAR no se quedaba allí al exponer su “Teoría Literaria” sobre el escribir narrativa. Para él también era esencial, el equilibrio –entre la forma y el fondo- que debe presentar el Cuento. Por eso, considero que lo suyo era una verdadera alquimia artesanal y arquitectónica: así era el Cortázar cuentista; todos estos eran sus “tormentos” extenuantes cada vez que creaba un cuento, una narración.

Sin embargo, su “Teoría Literaria” no es “fría” ni meramente racional o teórica. Toda su concepción narrativa, está acompañada de “algo más”:

“…por más experto que sea un cuentista, si le falta una motivación entrañable, si sus cuentos no nacen de una profunda vivencia, su obra no irá más allá del mero ejercicio estético. Pero, lo contrario será aún peor, porque de nada valen el fervor, la voluntad de comunicar un mensaje, si se carece de los instrumentos expresivos, estilísticos, que hacen posible esa comunicación.”

Con una afirmación de tal calibre, palpamos su búsqueda de equilibrio.

Estos Principios de su “Teoría Literaria”, sobre el escribir y sobre narrativa, están contenidos en varias de sus Publicaciones, algunas ya citadas. A finales de los años sesenta y principios de los setenta del siglo XX, publicó dos de sus textos teóricos más importantes sobre el cuento moderno: los Artículos “Algunos aspectos sobre el cuento”, en la revista “Cuadernos Hispanoamericanos”; y “Del cuento breve y sus alrededores”, en su collage literario “Último round”. Son Publicaciones consideradas, en general, y particularmente: por los cuentistas contemporáneos, como dos aportes esenciales para la comprensión del GÉNERO CUENTO. En este Artículo mío, os he acercado –más o menos- a los aspectos esenciales de su visión personalísima del cuento, así como también, a su propuesta metodológica, que partía siempre de su propia experiencia creativa.

Así es: “sólo el escritor sabe-conoce”, cuando está escribiendo.

Al crear sus universos narrativos, CORTÁZAR reconocía que:

“Tengo la certidumbre de que existen ciertas constantes, ciertos valores que se aplican a todos los cuentos, fantásticos o realistas, dramáticos o humorísticos.”

Para él, el CUENTO

“se mueve en ese plano del hombre, donde la vida y la expresión escrita de esa vida, libran una batalla fraternal, y el resultado de esa batalla es el cuento mismo, una síntesis viviente, a la vez que una vida sintetizada […], un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia.”

Al hablar de la “parienta” más cercana del Cuento, la NOVELA, agrega también:

“…la novela y el cuento se dejan comparar, analógicamente, con el cine y la fotografía. […] Mientras en el cine, como en la novela, la captación de la realidad más amplia y uniforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por supuesto, una síntesis que dé el clímax de la obra; en una fotografía o un cuento de gran calidad, se procede inversamente, es decir, que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una imagen o un acaecimiento que sean significativos, que no solamente valgan por sí mismos, sino que sean capaces de actuar en el espectador o en el lector, con una especie de apertura, de fermento que proyecta la inteligencia y la sensibilidad, hacia algo que va mucho más allá de la anécdota visual o literaria, contenidas en la foto o en el cuento. […] En ese combate que se entabla, entre un texto apasionante y su lector, la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knockout. […] Un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases.”

Queridos y respetados lectores: creo que pocas veces se han escrito palabras más acertadas y precisas de lo qué y cómo es el CUENTO, por un lado, y la NOVELA, por el otro. Por afirmaciones como éstas, es que CORTÁZAR es tan esencialmente imprescindible en la “Teoría Literaria” también.

Su concepción y experiencia narrativas, mayoritariamente por el CUENTO, fueron configurando también su MÉTODO de creación y escritura, en el que destacan los PERSONAJES. Cortázar afirma, rotundamente, que hay que

“habitar la esfericidad del cuento, ese universo de ficción en el que viven los personajes”.

“todo narrador debe ponerse en los zapatos de los personajes”.

Para lograr eso:

“La situación narrativa en sí, debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados, como quien modela una esfera de arcilla.”

Por lo que fui exponiendo hasta ahora, en su Método es esencial asumir una postura clara y personal sobre el asunto o tema elegido; escoger un tipo de narrador que mantenga al autor dentro del universo de ficción, y arrebatarse por la necesidad de extirparse la obra a uno mismo, a través de la catarsis.

“Todo ello partiendo de la previsión totalitaria (del fondo y la forma) del cuento, que no es más que un coágulo informe y oscuro, pero que -en manos del cuentista que conoce y domina su oficio- es el caldo de cultivo perfecto”.

Respecto al TEMA de un cuento y su elección, reconoce que esto será siempre algo excepcional. Ello reside en que el TEMA convoca y funde, todo un sistema de relaciones conexas, y esto “coagula” en el autor, y más tarde en el lector, con una inmensa cantidad de nociones, visiones, sentimientos, sensaciones, experiencias, que flotaban virtualmente en su memoria o su sensibilidad. Todo esto es un aglutinante, de una realidad infinitamente más vasta que la de su mera anécdota y, por eso, los cuentos han influido en nosotros potente e intensamente, con una fuerza insospechada, dada la modestia de su contenido aparente, y la brevedad de su texto. Es que, en estos relatos cortos, el que primero está es el escritor, con sus valores humanos y literarios, con su voluntad de escribir esta creación y plasmar en ella su universo personal, para que su Obra tenga sentido y contenido. Por eso puede apoderarse del lector. Nos damos cuenta que, en el CUENTO también hay INTERDISCURSIVIDAD e INTERTEXTUALIDAD.

A esta altura de mi análisis cortaziano, convergen varios elementos fundamentales de su Obra Literaria: su estructura es una obra abierta; la necesidad de una conciencia, y la disposición de ésta, para que los textos encuentren su forma más completa, que se realicen como textos; y así lograr el disfrute, el goce estético de estos relatos.

 Según CORTÁZAR, en esa creación literaria, particularmente de la NOVELA, debe darse la concepción y experiencia de ésta, como un JUEGO. Éste concebido como ABIERTO, con un entrecruce y entramado; con apertura “recreativamente creativa” y libre, a esos espacios que regala la escritura, los temas y todo el universo de la escritura. PERO, esto no es propio ni es para el CUENTO, porque éste es una entidad cerrada. Esta diferencia entre sus cuentos y sus novelas, podemos apreciarla –por ejemplo- en y con “RAYUELA”.

Cortázar gustaba y destacaba, estilística y formalmente, por sus misceláneas o por ese llamado género “almanaque”, donde mezclaba narrativa, crónica, poesía y ensayo. Lo vemos en “La vuelta al día en ochenta mundos” (1967) y en “62 modelo para armar” (1968). Muchas de sus Obras de esa época, estuvieron influenciadas por el “Mayo francés”; las Vanguardias; los Movimientos liberales, progresistas, reformadores y revolucionarios a nivel global (no olvidemos que su viaje y estadía en Cuba, lo marcaron para siempre); la Corriente Surrealista, que marcó a toda una generación de artistas y a todas las disciplinas, desde comienzos del Siglo XX, hasta más allá de su final.

Por eso también, es que su narrativa es esencialmente FANTÁSTICA. Aunque no se circunscribe sólo a ello. La Literatura de CORTÁZAR es una combinación, una tensión, un JUEGO constante de FANTASÍA y REALIDAD, entre lo REAL y lo IMAGINARIO. Pero no presenta esto, fracturado. Y aquí radica gran parte de su genialidad.

En consonancia con todo esto, es que su creatividad es tan desbordante, tanto que –incluso- Cortázar inventó un “idioma”; un léxico propio suyo, con el que JUEGA con el Lenguaje. Su nombre es: GLÍGLICO. La “creadora” o “inventora” (tras la que se esconde Cortázar, verdadero creador de ello) es La MAGA (Lucía), con quien se comunica HORACIO OLIVEIRA, ambos en su genial Obra: “RAYUELA”.

A pesar de su teorización del arte y oficio de escribir, narrar y contar, para él era también esencial el aspecto de la INTENSIDAD narrativa, porque ésta es la que “engancha” al y con el lector. En su “Teoría Literaria” sobre el CUENTO, explicita claramente esto:

“La única forma en que puede conseguirse ese secuestro momentáneo del lector, es mediante un estilo basado en la intensidad y en la tensión. […] Lo que llamo intensidad, en un cuento, consiste en la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige. […] …la brusca prescindencia de toda descripción de ambiente. […] …la eliminación de todo lo que no converja esencialmente al drama.”

“La tensión es una intensidad, que se ejerce en la manera con que el autor, nos va acercando lentamente a lo contado. Todavía estamos muy lejos de saber lo que va a ocurrir en el cuento, y sin embargo no podemos sustraernos [de él].”

“Tanto la intensidad de la acción, como la tensión interna del relato, son el producto de lo que antes llamé el Oficio del escritor…”

“La idea de significación no puede tener sentido, si no la relacionamos con las de intensidad y de tensión, que ya no se refieren solamente al tema, sino al tratamiento literario que de ese tema [se hace], a la técnica empleada para desarrollar el tema.”

Es decir: según CORTÁZAR, para que una narración, en un CUENTO, tenga y sostenga SIGNIFICADO, es esencialmente imprescindible la TENSIÓN e INTENSIDAD, no sólo en el TEMA elegido y desplegado, sino en el CÓMO: la TÉCNICA usada para ello. Conjuga FONDO y FORMA. Es la conjugación del qué con el cómo. Estamos ante una tarea, entonces, de CREACIÓN que es también CONSTRUCCIÓN. ¡¡Es cosa muy seria esto de escribir CUENTO!!

Partimos de un TEMA, que debe ser autoritariamente inconmovible en la narración del CUENTO, para evitar dispersarnos y salirnos de su universo esférico cerrado y absoluto. Ello es una premisa, que lo contiene todo: inicio, nudo y también el desenlace. Todo esto está “comprimido” allí. El SIGNIFICADO total de lo narrado es posesión del Tema, pero su potencia, unidad y apertura-acogida del LECTOR, vienen dadas por la TENSIÓN e INTENSIDAD en el cómo es presentado y construido. Y ésta es la tarea del creador, del escritor, del narrador, del cuentista.

Finalmente, en su “Teoría Literaria” sobre el CUENTO, también nos ilustró sobre la VOZ NARRATIVA o TIPO DE NARRADOR, que debe elegir y desplegar el escritor en su oficio. Esto nos lleva a considerar, una vez más, su apuesta y preocupación por la TÉCNICA, en este arte de narrar. Esa Voz Narrativa es la que nos FOCALIZA, nos CENTRA y nos MANTIENE dentro de la ESFERICIDAD DEL CUENTO. Por el tipo de Narrador, conocemos quién es el que nos narra y nos habla en y desde el Cuento. En esta tarea, para CORTÁZAR –casi siempre- son esenciales y protagonistas, sus PERSONAJES. Recordemos lo de “ponerse en los zapatos de los personajes”, y el no descuidar, no olvidar nunca, al LECTOR:

“Cuando escribo un cuento, busco instintivamente que sea de alguna manera ajeno a mí en tanto demiurgo […], y que el lector tenga o pueda tener la sensación de que, en cierto modo, está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y hasta de sí mismo, en todo caso con la mediación, pero jamás la presencia manifiesta del demiurgo. […] El signo de un gran cuento me lo da […] el hecho de que, el relato se ha desprendido del autor, como una pompa de jabón de la pipa de yeso. Aunque parezca paradójico, la narración -en primera persona- constituye la más fácil y quizás mejor solución del problema, porque narración y acción son ahí una y la misma cosa. Incluso cuando se habla de terceros, quien lo hace es parte de la acción, está en la burbuja y no en la pipa. […] La cuestión de la técnica narrativa, entendiendo por esto el especial enlace en que se sitúan el narrador y lo narrado, personalmente, se me ha dado siempre como una polarización, es decir que, si existe el obvio puente de un lenguaje yendo de una voluntad de expresión a la expresión misma, a la vez ese puente me separa, como escritor, del cuento como cosa escrita, al punto que el relato queda siempre, con la última palabra, en la orilla opuesta, que es la del lector.”

Sinceramente, creo que CORTÁZAR era un verdadero GENIO narrativo, un genial CUENTISTA, un MAESTRO del CUENTO, porque se preocupaba milimétrica, obsesiva y profundamente de la TOTALIDAD de lo que es el GÉNERO CUENTO, buscando siempre mantenerse -íntima y férreamente- ad intra del universo de ficción, gracias a sus PERSONAJES construidos profundamente; gracias a su MÉTODO; gracias a sus TEMAS; gracias a su INTENSIDAD y TENSIÓN; gracias a su VOZ NARRATIVA, y gracias a una TÉCNICA prodigiosa, creativa e innovadora. “Abrazando” y “sumergiendo”, siempre, en sus universos de creación, al que está “del otro lado, en la otra orilla”: el LECTOR.

No quiero acabar, sin hacer mención de algunas consideraciones esenciales (imposible aprehenderlo todo de ella, en esta Publicación mía) de su Obra más “famosa” y que lo catapultó universalmente: la magnífica y extraordinaria novela “RAYUELA” (del año 1963).

El gran TEMA de “RAYUELA” es la creación, en todas sus manifestaciones, que se va desvelando, y la vamos descubriendo, en el Tema unificador: el amor frustrado entre dos seres distintos: el intelectual y analítico Horacio Oliveira y La Maga, muy emocional y espontánea. Sería muy semejante esto, a la cuestión de la concepción bipolar Clásica: lo APOLÍNEO y lo DIONISÍACO. El IDEAL y el PLACER. La RAZÓN y la SENSIBILIDAD. CORTÁZAR despliega, en esta maravillosa ficción literaria, toda una concepción existencial, artística, literaria y estilística, suyas, pero también heredadas por su vastísima Cultura, lecturas, experiencia de vida, y oficio como escritor. Esta bipolaridad es, siempre, y en concreto, la batalla que se libra en la mente, corazón y alma, de todo escritor y, puntualmente: Cuentista. Es el combate intenso y extenuante (al que aludí antes, con sus palabras) que implica parir una creación literaria, un Cuento, que no hace sino reflejar y reproducir, lo mismo en la condición existencial humana. También, nos hace ver que, en definitiva, de esta tensión, lucha, enfrentamiento y conflicto, no hay casi salida, más que mediante la creación artística: por eso se “escapa” y se “exorciza” en este JUEGO, como rayuela, como los niños, gracias a la imaginación literaria. Por ello, esta magna novela, está estructurada con formas especiales, no corrientes ni clásicas en el Arte de narrar.

“RAYUELA” es una novela apasionante, entretenida, con recovecos, modalidades y niveles de lectura. Un laberinto apasionante, al que podemos acceder de diversas maneras, y nunca perdernos. Tiene una estructura visible de tres partes: “Del lado de allá”; “Del lado de acá” y “De otros lados”. El autor nos propone, desde el principio, JUGAR con ella, saltar de un cuadro al otro, como si de un juego de rayuela se tratase. Y así nos entretiene, nos va llevando, vamos paseando por sus páginas, sin perder el sentido ni la orientación ni la diégesis ni la unidad intrínseca de esta creación literaria. Sólo un GRANDE, como CORTÁZAR, puede lograr algo así, y atraparnos en su juego, y recrearnos técnica, ficcional y estéticamente, en una intensa experiencia humana y lectora, y haciéndonos –a la vez- pensar y pensar y pensar muchísimo.

Si no la habéis leído, registradla en vuestra lista de pendientes.

Finalmente, vuestra tortura lectora, por mi culpa, acaba ahora. Deo gratias!, diréis. Y voy a terminar, rematando con unas palabras de JULIO CORTÁZAR, que resumen consejos suyos, destinados a quien desea ser escritor, sobre todo narrador de CUENTOS:

“Cuenta como si el relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno”.

Creo que, en esta noción de “PEQUEÑO AMBIENTE”, él nos da su sentido más hondo en este consejo, porque nos está definiendo la forma cerrada del CUENTO, su esfericidad. ¡¿Quién mejor que él para recomendarnos esto?! ¿No?…

Leed y disfrutad al GENIAL ¡¡JULIO CORTÁZAR!! ¡Agendadlo! No os arrepentiréis.

Hasta la próxima, amigos.

BIBLIOGRAFÍA usada en la lectura, consulta y este análisis, toda de CORTÁZAR:

  • CUENTOS COMPLETOS I y II. (Editorial Alguafara. Madrid. 2010).
  • RAYUELA. (Ediciones Cátedra- Colección Letras Hispánicas. Madrid. 2008).
  • 62 MODELO PARA ARMAR. (Editorial Bruguera. Barcelona. 1982).
  • LA VUELTA AL DÍA EN OCHENTA MUNDOS. (Editorial RM. México-Barcelona. 2010).
  • LOS AUTONAUTAS DE LA COSMOPISTA (escrito con su esposa). (Editorial Alguafara. Madrid. 2016).
  • HISTORIAS DE CRONOPIOS y DE FAMAS. (Editorial Edhasa. Barcelona. 1987).
  • JULIO CORTÁZAR. LA BIOGRAFÍA. (De: Mario Goloboff). (Editorial Helios. Barcelona. 1970).
  • NADA A PEHUAJÓ: UN ACTO; ADIÓS, ROBINSON. Obra póstuma. (1984). (Editorial Katun- Colección Imaginación y Realidad. México. 1984).

–   OBRA CRÍTICA. 3 Volúmenes (sus Publicaciones como Ensayista y Teórico Literario). (Editorial Alguafara. Madrid. 1994).

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