JOSEPH ALOYSIUS RATZINGER: BENEDICTO XVI

“Ladran, Sancho. Señal que cabalgamos”…

(y que nos vamos al Cielo…)

Estos días estamos asistiendo a un doble “espectáculo” testimonial de lo que es, y hasta dónde puede llegar la condición humana, en lo bueno y elevado, y en aquello de más rastrero.

Estos días, me voy viendo –por momentos-, superada en mi capacidad de asombro, por la charlatanería, mentiras y calumnias de muchos que hablan “de oídas” o porque son los opinadores “de turno” o los “tic toc” oportunistas o, según parece, son los muy o más sabiondos y entendidos y eruditos en todo eso que dicen y escriben, o son “especialistas” y “expertos” en la materia… o… o… o… ¡o!… Y, ciertamente, hacía mucho tiempo, y pocas veces, que se habían dicho, escrito y oído, ¡tantas sandeces, mamarrachadas, subjetividades, infundios, mentiras, calumnias, rumorología, parcialidades, fueras de contextos, ideologización, y una catarata de ignorancia gigantesca, respecto de una persona internacional, muerta! Además, hay algunos –osadamente muy atrevidos, y “expertos”- que son “más papistas que el Papa”; algunos que parece que ¡convivieron con él!; algunos que parece que ¡estuvieron con él, compartiendo y siguiendo su vida y evolución todos sus 95 años de vida!; algunos que parece que ¡tienen muchos Estudios Académicos, nivel, carreras, prestigio, vivencia espiritual y eclesial y pastoral!; algunos que parece que ¡leyeron los cientos de libros de Ratzinger –todos-, y sus miles y miles y miles y miles de escritos, los “rumiaron” interiormente, en sus cabezas-almas y corazones: ¡vaya por Dios cómo y cuánto lo conocen!, y eso parece que les cambió ¿realmente? la vida!… Si fuera tan cierto todo eso: se callarían, al menos, un poquito. Y leerían, al menos, un poquito a Ratzinger. Y, creo, que ¡le pedirían perdón! ¡se taparían la boca! Porque, además de ser un gigante intelectual –uno de los más grandes de la Historia (¡sí, señores y señoras!)- tenía una virtud, entre ¡muchas!:era accesible y comprensible a la lectura de cualquiera. No era un Teólogo abstracto, inaccesible, del “quinto cielo” ni para selectos ni para privilegiados. Su Sabiduría es tan profunda, elevada y exquisita, que es cercana y sencilla. Porque es fruto, esencialmente, de una experiencia existencial y vital personal de amor, encuentro y relación con DIOS. Nada de lo que Ratzinger plasmaba con su pluma, y que había pasado por su intelecto, no había sido –y continuaba siendo- más que una vivencia de oración y contemplación, íntima y amorosa, del Misterio de Jesús. Por eso es que su escritura es sencilla y accesible, a cualquiera. Es fruto de la pluma de un discípulo amante de Cristo, que comparte lo contemplado de su Maestro. Ratzinger es un discípulo joánico, contemplativo, al modo monástico, que nos comparte –como un maestro- lo que él recibe como regalo divino. Y por eso, siempre sus escritos y su persona y su vida, tienen el sello de la:

¡humildad, oración y serenidad!

¡Ratzinger nos alimenta, nos construye, nos lleva a DIOS con sus escritos!

Hay algunos que, según parece, son muy conocedores expertos, siempre, en –cuando hay un tazón de leche-, bien blanquita, miran y miran y miran solamente la mosquita que aparece en ella… Las personas somos seres humanos, por eso no somos perfectos. Nunca. No somos Dios. Cometemos errores y pecados. Lo bueno, sabio y santo es reconocerlos, pedir perdón y enmendarlos. ¿No hizo esto Ratzinger, acaso?… Los tan “expertos” suyos: ¿qué me decís al respecto?… Y ¿de vuestros y nuestros errores y pecados: qué tal?… ¡Porque nos encanta ser jueces de los demás! Siempre pienso y digo lo siguiente: ¡menos mal que sólo DIOS va a juzgarme al final de mi vida…, y ello sólo lo hará esperando a mi muerte! ¡Vaya paciencia y misericordia la de DIOS! Y ¡lo hace en privado, en intimidad! ¡No en redes sociales ni a golpe de condena de telediarios ni de programas de debate ni en la calle ni desnudándome en la opinión pública! Porque DIOS me trata como PERSONA. Y, como tal, soy un misterio, amado por Él, que –en el fondo y realmente, en intimidad- solamente ÉL conoce. Ya nos lo recuerdan las “Sagradas Escrituras”:

“¿Y tú quién eres para juzgar a tu hermano?”

(yo agregaría: ¡más aún cuando, realmente, no lo conoces!)

No estoy en contra de opinar. Pero ¡con fundamentos y objetividad! ¡Con la verdad!

OPINIÓN y VERDAD no son lo mismo.

Es que, verdaderamente, el Amor brota del conocimiento. Y, es ¡imposible conocer a RATZINGER y no amarlo! Él ESTÁ todo él en sus escritos, su persona, su experiencia vital, espiritual, eclesial, pastoral, cultural e histórica. Es ¡imposible! no amar a un hombre con una exquisita y elevadísima sensibilidad humana; con una cosmovisión y experiencia vívida integrada y unificada en su persona y servicio total, permanente, sacrificado y exclusivo a CRISTO y a la IGLESIA; es ¡imposible! no amar a esta persona que hizo de la discreción, la coherencia, la honestidad, la verdad, la sencillez, la amabilidad, la ternura, la sensibilidad, la sabia y dialogante firmeza, la serenidad, la prudencia, la sinceridad… todo un modo de ser y un estilo de vida, como persona, como sacerdote, como profesor, como intelectual, como obispo, como cardenal, como Papa…

Las personas, y en este caso: un PAPA, no valen sólo por lo que hacen o por lo que dicen o escriben.

Valen por lo que ¡SON! en sí mismas,

por ¡CÓMO SON! en sí mismas y con los demás.

Sus gestos, miradas, detalles, actitudes ¡las definen!

Y Ratzinger ¡vaya si nos ha “hablado” toda su vida con todo esto también!

Esos “expertos”: ¿se enteraron?… ¿o vieron sólo la mosca en el tazón de leche?…

Al ser humano suele ¡encantarle! el empalago de los defectos, errores, fracasos y desgracias ajenas. Somos bastante trágicos. ¡Qué poco exaltamos, aplaudimos, nos adueñamos y disfrutamos los logros, dones, avances, aportes, transformaciones, bendiciones, maravillas… de los demás!, peor aún si no son de mi “simpatía” o de mi mismo “palo”. Somos muy envidiosos, celosos e injustos. Malos, en definitiva.

El asunto es que, las personas buenas y santas, no han hecho y no hacen más que traernos beneficios. ¡Y muchos las siguen machacando! ¡Qué ridículos somos!  Incluso, cuando aparecen –por Providencia, Misericordia y Bondad de DIOS- estas personas en la Tierra: ¡nos volvemos exigentes y pretenciosos! Las ¡queremos perfectas, que sean divinas! ¡Qué ridículos somos! Nos olvidamos que son de carne y hueso, como nosotros, con su genética, su personalidad, su historia, su origen, su cultura, su familia, su carácter, sus procesos… ¡No son ángeles ni demonios ni dioses! Misteriosamente, DIOS los ha “tocado” para Sí Mismo, ellos han respondido sí, y se han dejado poseer por DIOS, pero sin dejar de ser Hombres, creaturas humanas, por supuesto: sostenidas, auxiliadas y transformadas infinita y permanentemente por DIOS. Pero, como dice San Pablo: “Llevo este tesoro, en mi vasija de barro”. Todos ellos son conscientes de esto, y creo que, por eso, el Papa San Juan XXIII nos dijo acertadamente:

“Los SANTOS fueron Santos no a pesar de sus defectos y pecados, sino CON sus defectos y pecados”.

A ello, me atrevo a agregar que:

Ser SANTO no es igual a ser una persona perfecta.

Por eso, ¡todos podemos ser Santos, porque DIOS siempre está para eso!

¡ÉL nunca nos faltará con su auxilio para ser Santos: porque es ÉL Quien nos hace Santos, no nosotros!

La otra cara del “espectáculo” que contemplamos estos días, allí en San Pedro, es el rostro bueno de DIOS –como contraoferta- al anterior esperpento televisivo, de las redes sociales, de los “opinadores” y “expertos” y demás habidos y por haber, que pululan afanosamente por nuestras cabezas y oídos. La verdad: prefiero quedarme con este “rostro de Dios”, es mucho más esperanzador, sano, sereno, auténtico y realista.

Siempre que muere un PAPA es como que “se mueve el avispero”: algo le pasa al mundo, a la sociedad… Pero la muerte de ESTE Papa es totalmente inédita. No voy a redundar en el porqué. Me apoyo en las palabras del mismo RATZINGER: “Nada ocurre porque sí, por acaso. En todo tiene que ver DIOS”. ¡Vaya lío has montado, Benedicto XVI! No en cuanto a disturbios y conflictos. No. Estabas ¿”desaparecido”? casi diez años, te mueres, y ¡revives en una Iglesia que te demuestra cuánto te ama! Estás superando y desbordando, verdaderamente, todas las expectativas y cálculos respecto a personas que te rendirían tributo y su adiós… ¡Y todavía falta tu funeral!… Ni las Autoridades Romanas, ni en la Curia Vaticana, imaginaron esto. Ni en el resto del mundo. ¿Qué es lo que está pasando, entonces?… ¿Cómo puede ser que un Papa “jubilado”, muy ancianito, del que –en general-, muchos, poco ya hablaban y sabían, salta a la palestra así ahora?… Creo, humildemente, que la respuesta a esto está en esa intuición, en esa percepción y sensibilidad que tienen los pueblos para ciertas cosas, en las que –muy raramente-, se equivocan…

Los pueblos no se olvidan de aquello y de aquellos verdaderamente buenos, sabios y valiosos que cruzaron sus días… Estas jornadas, están cargadas de testimonios, anécdotas, análisis y reflexiones de TODA CLASE de personas que REALMENTE conocieron a Ratzinger, no sólo al Papa Benedicto XVI. Impresiona y conmueve, y enternece también, oír tantas historias de gente común y corriente, de la calle, y no sólo del ad intra de la Curia Romana. Personas que también lo conocieron y COMPARTIERON REALMENTE con él su vida, como Profesor, como alumnos, como colegas, como doctorandos; como miembros de las comunidades parroquiales y pastorales en las que fue un joven fecundo sacerdote, en su Alemania; como Obispo, siendo un GRAN Pastor; como maravilloso Teólogo desde su juventud hasta su final; como eslabón y piedra sólida en Roma, al servicio total y sacrificado de Cristo y la Iglesia…, y como infravalorado (y bastante ignorado y calumniado), Papa… En todos esos testimonios, historias y anécdotas, no hago más que glorificar a Dios por la maravillosa fecundidad de la personalidad y vida, ¡tan ricas, polifacéticas, unificadas y completas!, de nuestro amado anciano Joseph Ratzinger: Benedicto XVI. ¡Qué maravilloso legado nos ha regalado DIOS en y con este PAPA, a la Iglesia Católica y al mundo entero!

Los pueblos tienen memoria, y sentimientos de amor y gratitud, hacia un PAPA que convivió con ellos ¡más de 25 años!; que –con su boina- caminaba por sus calles, parques y plazas, e intercambiaba muy cariñosamente con todos; que era un romano más desde que llegó como Cardenal y se enraizó, y era cercano, afable, cordial, accesible, sencillo, humilde con el quiosquero, el librero, el cantinero, el del bar, el de la cafetería, el del restaurante, el de la farmacia, el jardinero… porque ¡le encantaba caminar!… y se hacía amigo de todos ¡hasta de los gatos, a los que amaba, y alguno adoptó!…

Los pueblos, la gente, y no sólo de Roma, sino en el mundo entero, no se ha olvidado y siempre ha valorado –y en estos días se ve con ¡tanta claridad!- que este anciano Papa siempre miraba a los ojos, fija y tiernamente, con una mirada intensa, mansa y profunda, que nunca te bajaba su mirada, que siempre se “paraba” contigo, como si fueras lo único que existieras para él, sin prisas… ¡En los tiempos que vivimos, que alguien te mire –transparentemente- a los ojos, y detenga su mirada, contemplándote!: si eso no es bondad y virtud, ¿qué es?… RATZINGER era así… no el “bulldog” ni el “pastor alemán” del que hablan algunos “expertos”…

Los pueblos, y la gente, no sólo de Roma, sino del mundo entero, no se olvida y valora que este anciano Papa era GARANTÍA de Presencia y Primacía de DIOS; era SEGURIDAD y CLARIDAD en medio de tanta confusión, relativismo, permisivismo, “pluralismo”, modernismo, “progresismo”; era MODERACIÓN, HONESTIDAD, COHERENCIA, DISCRECIÓN, SAPIENCIA, FIDELIDAD, ECLESIALIDAD y EQUILIBRADA APERTURA. En un mundo tan polarizado, con tanto caudillismo, dictadura y tiranía ideológica radical, de discurso único, la gente sabe muy bien que este Papa era serenidad, equilibrio, y GARANTÍA de LO ESENCIAL. Pero, la gente, los pueblos, no olvidan que eso lo era –fundamentalmente- porque era un ¡HOMBRE DE DIOS! y un ENORME ¡PASTOR!, un Pastor de ésos “con olor a ovejas”, de y entre la gente, cargado de bonomía, infinita humildad, ternura, cercanía, sencillez, sentido del humor, calma, pasión por la verdad, servicial, sacrificado, silencioso (¡nunca gustó del “ruido” ni de destacar ni de ser protagonista!), MUY trabajador, íntima y profundamente orante: ¡un contemplativo, un místico!, de fina, elevada y exquisita sensibilidad, incluso artística; era detallista; con alma y vivencia muy desprendidas y pobres (¡un testigo fiel de esto, viviéndolo!)…

¡Los pueblos, la gente, el mundo entero, se acuerdan de todo esto.

No olvidan estas cosas!

¡Los pueblos, la gente, el mundo entero: son sabios para intuir, percibir, atesorar y agradecer estas cosas!

¡Por eso, las multitudes que estamos contemplando, y contemplaremos!

Éste es el Escudo y Lema Episcopal de Ratzinger y, no hay duda alguna: lo honró toda su vida, con su persona, con su palabra, y con su sufrimiento. Algunos de esos “expertos” lo han catalogado de conservador, retrógrado, controvertido, polémico… ¡Vamos: “piropos” no le recortaron! ¿Fundamentos?… Puntos suspensivos… Sólo agregaré una preguntita: ¿y qué, y cómo es entonces el PAPA FRANCISCO, que no está haciendo más que aplicar, ahondar y desarrollar todo lo del Pontificado de Benedicto XVI…, y también de San Juan Pablo II?… ¿Qué… y cómo es…?

El Papa Ratzinger – y los Papas Santos, y todo el que desea ser discípulo de JESÚS- va a correr siempre su misma suerte: ser signo de contradicción, no caer “bien” ni “simpático” con las propuestas y exigencias de su seguimiento y del Evangelio; ser “antisistema” de los poderosos y dictadores ideológicos de turno; no ser precisamente “moderno” ni “agradable”: porque la Cruz no lo es; ir a contracorriente y remar en contra de los discursos y modelos que poco y nada tienen que ver con el Evangelio… Se trata, entonces, de no olvidar aquellas palabras de CRISTO a sus APÓSTOLES:

“Si a Mí me persiguieron, a vosotros os perseguirán”…

Es la persecución de la que ÉL habla en las “BIENAVENTURANZAS”:

“Dichosos vosotros cuando os injurien y os persigan y digan, con mentira, toda clase de mal contra vosotros por mi causa.”

El espíritu de las Bienaventuranzas es una de las señales que identifica el buen andar del discípulo fiel y amante de Jesús. Vivir las Bienaventuranzas, es certeza de felicidad –pero no como la entiende este mundo terrenal, y tan pagano y ateo, por cierto-, aunque sin olvidar nunca que esa FELICIDAD es fruto del MISTERIO PASCUAL de PASIÓN, MUERTE y RESURRECCIÓN de JESÚS. Conviene pues, no olvidarnos nunca lo que repetía Santa Catalina de Siena (además Magna Doctora de la Iglesia):

“Seguimos a un Cristo Rey, pero éste: crucificado”.

¡Gracias, Papa Benedicto, porque todo esto lo vimos también en ti!

Y esto, los pueblos tampoco lo olvidan… Por eso, las multitudes hoy te despiden…

Y yo, gallega y española, como tantos otros miles, te amamos de un modo más que especial, porque pisaste y bendijiste nuestro suelo ¡tres veces! Fuiste peregrino en Santiago de Compostela, para nuestro “Año Santo Xacobeo Compostelano”: ¡no nos fallaste! Y si hubieras podido, estamos seguros que habrías estado con nosotros en el pasado “Quinto Centenario de la Magna Santa Teresa de Jesús”. ¡Siempre nos manifestaste tu amor, valoración y gratitud a España!, sobre todo por lo que –desde la Evangelización-, la Iglesia Católica –desde España- fecundó cultural, humana, artística, eclesial, catequética y pastoralmente, entre “luces y sombras”, sí: porque DIOS hizo Su Obra con instrumentos humanos, y fue “escribiendo ÉL en renglones torcidos”.

Y esto, tampoco lo olvidamos de ti, bendito Ratzinger.

¡Por algo elegiste llamarte BENEDICTO = BENDITO! ¡BENITO!

El nombre de ¡SAN BENITO: el Fundador-Patrono de Europa!

¡San Benito: el Padre de Monjes y pueblos!

¡San Benito: el Evangelizador de Europa!

¡Tú: Benedicto XVI, el trabajador fiel e incansable de esa Evangelización!

¡Gracias, gracias, gracias…!…

¡En el Cielo nos encontraremos!

¡Reza por todos nosotros!

¡Cuida especialmente de la Iglesia de Jesucristo!

¡Los pueblos, la gente, el mundo entero… son sabios para no olvidar, para valorar y agradecer ciertas cosas… y a ciertas personas!

¡Por eso son estas multitudes para decirte adiós…, hasta el Cielo!…

Hasta la próxima, amigos.

1 comentario en “JOSEPH ALOYSIUS RATZINGER: BENEDICTO XVI”

  1. Adriana Heredia

    Interesante e instructivo para los que no hemos leído su legado.
    Está a ka vista el amor de la gente que peregrina para despedirlo.
    También, convengamos, no es común esta situación

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