EN CUARESMA, OREMOS CON LOS SALMOS…

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 Si hubo algo que, desde siempre, experimentó el Pueblo de Israel, fue la PRESENCIA DE DIOS, EN TODO. Él era y es esa “tienda” o “carpa”, ese “tabernáculo”, esa “arca”, ad intra de la cual era y es “contenido” siempre el judío, le pase lo que le pase. Incluso aun reconociéndose pecador e infiel. Por ello, la CONFIANZA EN DIOS, el ABANDONARSE y ESPERAR SIEMPRE y SÓLO EN DIOS, es uno de los temas y vivencias esenciales de la Fe y vida judía. Y eso lo convirtieron en EXPERIENCIA RELIGIOSA ABSOLUTA y CERTERA. Y no la callaron, sino que la transmitieron, de generación en generación. Convirtieron esto en oración, mediante Salmos, Cánticos, Fiestas, Ritos y Danzas. ¡¡LA VIDA HECHA LITURGIA!!

JESÚS entró también dentro de este dinamismo y misterio. Si algo nos revelan los EVANGELIOS es que su Persona y su vida eran ORACIÓN. Constantemente lo contemplamos UNIDO AL PADRE, DIALOGANDO CON ÉL y en COMUNIÓN CON LA FE DE ISRAEL. ¡¡ÉL REZABA LOS SALMOS y CÁNTICOS!! Se recogía en el Templo, la Sinagoga, la soledad, el silencio…¡¡REZABA!!… ¡¡HABLABA CON SU PADRE… LE ESCUCHABA!! Y ese misterio y vivencia, las dejó como legado a su Comunidad: la IGLESIA.

¡¡Llevamos más de 2000 años rezando y cantando estas oraciones de confianza y abandono en Dios, con la certeza de que ÉL siempre está y actúa!! No inventemos tantos rezos: ¡¡tenemos estas maravillas en las SAGRADAS ESCRITURAS… y están inspiradas por DIOS, para testimoniar, dejar como patrimonio –forjado en la propia historia personal, de Israel, la Iglesia, la Humanidad- y celebrar que ÉL ES y siempre ESTÁ!!…

¡¡NO TENGAMOS MIEDO!!

¡¡Recemos pues ahora, más aún en este TIEMPO de CUARESMA!!

SALMO 24 (25)

“A Ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en Ti confío, no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos; pues los que esperan en Ti no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores.

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque Tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. Por el honor de tu Nombre, Señor, perdona mis culpas, que son muchas.

¿Hay alguien que tema al Señor? Él le enseñará el camino escogido: su alma vivirá feliz, su descendencia poseerá la tierra. El Señor se confía con sus fieles y les da a conocer su alianza. Tengo los ojos puestos en el Señor, porque Él saca mis pies de la red.

Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados; mira cuántos son mis enemigos, que me detestan con odio cruel.

Guarda mi vida y líbrame, no quede yo defraudado de haber acudido a Ti.

La inocencia y la rectitud me protegerán, porque espero en Ti.

Salva, oh Dios, a Israel de todos sus peligros”.

Este Salmo no es sólo de Israel… ¡¡es nuestro!! ¡¡Nosotros estamos en este Salmo!! ¿O no?…

No agregaré ningún comentario más: que sólo DIOS os hable y rece con y en vosotros…

Hasta la próxima, amigos.

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