EL BENDITO TIEMPO LITÚRGICO DE CUARESMA.

¿CÓMO y PARA QUÉ?, SEGÚN SAN BENITO:

UNA POSIBLE y MARAVILLOSA PROPUESTA HUMANA y CRISTIANA.

SAN BENITO nos habla de la CUARESMA, en su “SANTA REGLA”. Ésta la escribió para sus Monjes, lógicamente, pero si algo tuvo –y sigue teniendo- este GRAN Patriarca, es que sus propuestas son atemporales y universales, por su cosmovisión y sustrato antropológicos, humanistas y sociales, y no sólo espiritual-cristiano-evangélico-católico. SAN BENITO, sin bombos ni platillos, ni soflamas ideológicas, fue un revolucionario y transformador en y de su tiempo, y no sólo en y de la Iglesia Católica, también en una dimensión social, histórica, cultural y artística. No en vano es considerado “Fundador de Europa”, y “pulmón” de la forja de la esencia-identidad, dinamismo, existencia y consistencia de Occidente. Cuando hablamos de SAN BENITO, no hablamos de un Santo más “del montón” (podría decirse), hablamos de uno de los Patriarcas de la Iglesia, y de uno de los más GRANDES Hombres que han existido, a lo largo de los siglos, en la Historia de la Humanidad, por su ser, por su persona, por lo que él fue en sí mismo, y por lo que hizo, y dejó como legado, hasta nuestros días: de siglos y siglos y siglos y siglos… SAN BENITO no es un cualquiera. No es sólo un ENORME SANTAZO. Es un PRECLARO HOMBRE.

A las personas se las conoce, también mucho por lo que dejan como LEGADO de FECUNDIDAD de su SER y HACER. No se trata esto de “dejar” bienes materiales; “heredar” a otros: dinero, objetos, provechos, usufructos, beneficios, “futuro”, etc… Se trata de:

“Por sus frutos los conoceréis”.

Y a este respecto, nuestro Padre SAN BENITO es como esos árboles frondosos, cuya fecundidad se desborda en ramas y frutos, que caen y caen y caen…, beneficiando a ¡tantos!, a lo largo de ¡siglos!, con una vida misteriosa –como la savia, silenciosa, imperceptible, pero circulante, real y vital, de la naturaleza-, que no proviene de fuerzas humanas, sino “de lo Alto”, y “más allá” de las vicisitudes, limitaciones, flaquezas, yerros y aciertos humanos. Por ello, además de la espiritualidad y lo religioso y lo monástico, SAN BENITO nos ofrece propuestas y caminos de humanización, de dignificación en nuestro modo de ser y vivir esto de ser Hombres, ser personas y, en el caso de los creyentes y cristianos, todo un proyecto y modalidad de ser y vivir el EVANGELIO y –en este caso puntual, que ahora me ocupa-, la CUARESMA. ¡Vayamos, pues con él, nuestro Patriarca, Padre y Maestro!

De arranque, diré que SAN BENITO nunca nos propone cosas imposibles, ni heroicidades, para vivir el EVANGELIO. No pretende súper Hombres ni Hombres “perfectos” ni ideales. Ni exige grandes gestas ni portentosos sacrificios ni sublimaciones imposibles ni ridículas ni antinaturales. Toda su “SANTA REGLA”, es un camino pedagógicamente evangelizador y humanizador, de la persona humana y del creyente; un ir forjando todo eso, sin nada extraordinario, sino en lo ordinario, en la cotidianidad del día a día. Por eso su “ORA et LABORA”, que va impregnando y acompasando, de presencia de DIOS, y de realidades y acciones humanas –normales y ordinarias, de cada día y de cada instante-, santificadas por ese DIOS que va actuando en todo ello, al que se lo tiene presente en todo ello, al que se le ofrece y consagra todo ello, al que se alaba en todo ello… Es ir haciendo y viviendo LO ORDINARIO con ese PLUS de LO EXTRAORDINARIO, dado por la MOTIVACIÓN, SENTIDO, META y PRESENCIA SOBRENATURAL. Su camino de santidad, para peregrinar al encuentro de la perfección de DIOS, en esa escuela del servicio divino, se basa en ir entretejiendo las PEQUEÑAS COSAS de CADA DÍA, con esas “puntadas” de “amalgama” a las que me he referido antes.

Pues bien, profundizando: eso no es patrimonio exclusivo de y para sus Monjes. Es una propuesta, un proyecto de vida, una llamada para todo bautizado. Se enmarca, perfectamente, en esa llamada universal a la santidad, que DIOS nos ha sembrado desde el día maravilloso de nuestro santo ¡BAUTISMO! Si comprimo más aún estos conceptos, me atrevo a decir que, en el fondo, y en la raíz, de todo creyente bautizado:

¡hay latente, en potencia, en secreto: un MONJE!

No nos está proponiendo cosas extrañas ni raras ni alejadas de JESÚS ni de su EVANGELIO, ni tampoco ajenas a ese camino de maduración, crecimiento, integración, consolidación y plenitud de la condición y dignidad humanas, como personas que somos. SAN BENITO es casi como un pedagogo, un padre, un maestro, que va educando nuestra sensibilidad, nuestra voluntad, nuestro carácter, nuestras inclinaciones, nuestras pasiones, nuestros deseos…, y nos va moldeando, acompañando, conduciendo, iluminando, moderando, centrando, integrando y equilibrando como PERSONAS completas, no por “partecitas”, sin subjetividades, con solidez, libertad, responsabilidad y madurez humanas. Para SAN BENITO no somos títeres ni monigotes, ni estamos creados para serlo, de ahí la importancia clave de educarnos para SER lo qué y cómo DIOS quiere que seamos a Su IMAGEN y SEMEJANZA, que es Su HIJO: JESUCRISTO: el HOMBRE PLENO. Por eso, en toda su “SANTA REGLA” sus propuestas nos van llevando, progresiva y dinámicamente, a LO ESENCIAL, siempre, de DIOS y del HOMBRE, como PERSONA y en su REALIDAD SOBRENATURAL.

¿Por qué me extiendo en esto para compartir con vosotros sobre la CUARESMA? ¡Es que ya lo estoy haciendo: ya estoy hablando de la CUARESMA con vosotros, y de la CUARESMA en la propuesta de SAN BENITO! Pero profundizaré más aún, para enriquecer y acercar más todavía la maravilla de su legado.

En el Capítulo 49º de su “SANTA REGLA”, SAN BENITO habla de la “OBSERVANCIA DE LA CUARESMA”.

Una observación que hago, sobre la ubicación de este punto en su texto, es que prestemos atención dónde está colocado, es decir: su contexto, anterior y posterior, en cuanto a contenidos y referencias. Lo rodean temas ESENCIALES de su propuesta, proyecto y carisma monástico, evangélico y cristiano: la vida espiritual, sobre todo ese “ORA” que es LA vida del Monje, en la celebración de la Liturgia (la Obra de Dios, la Liturgia de las Horas), ¡con todo lo que ESO significa e implica, para el Monje, y para la Iglesia, y cada bautizado!, y el otro tema esencial: el “LABORA”, vivido en el trabajo y la vida concreta, cotidiana, de servicio y en comunidad, con amor fraterno, con desprendimiento, humildad, responsabilidad, sometimiento obediente, fidelidad y compromiso fiel. Motivado todo ello, por amor, a y de JESUCRISTO.

Esto, para mí, es importante tenerlo en cuenta, porque enmarca, robustece, nos recuerda y retroalimenta, permanentemente, el flujo del espíritu y motor para OBSERVAR = VIVIR LA CUARESMA. Creo que, en y con ese contexto –más lo que él nos va compartiendo en ese Capítulo 49º- nos va conduciendo –con algunas propuestas prácticas, de PENITENCIA-, hacia ese camino de DESPOJO de lo que NO es esencial, para que, DESPOJADOS, VACIADOS, nos centremos y nos dejemos ENCONTRAR POR DIOS, nos dejemos ILUMINAR POR DIOS… nos zambullamos, maravillados en DIOS que NOS DESBORDA en abundancia infinita y desbordante, con su Misericordia, Compasión, Paciencia, Perdón y Redención.

De ahí que, en la CUARESMA, ese “ORA” requiera –como nos lo recuerda SAN BENITO- ese:

“guarden su vida con suma pureza…, borren también en estos días santos todas las negligencias de otros tiempos. Lo cual haremos convenientemente si nos apartamos de todo vicio y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.”

Convengamos que estas propuestas y prácticas milenarias suyas –y de la Iglesia-, no están caducas ni pasadas de moda. Más bien ¡urgen! El Hombre moderno está ¡muy enfermo!… y ¡muy descentrado!, porque es un ¡narciso, montado a la cúspide de su YO! Ha ECHADO A DIOS de su vida, de la sociedad y de su entorno. ¡Y eso es un boomerang! El Hombre de hoy ha caído en la trampa del Edén: enamorarse de sí mismo, absolutizarse y endiosarse. Ha perdido su Principio y Fundamento; su Referencia y Continente: ¡él ha ECHADO todo esto! y ¡contemplamos y sufrimos las consecuencias!… Son tiempos en los que:

¡URGE! el SILENCIO, el VOLVER A DIOS, ARREPENTIRSE, PEDIR PERDÓN A DIOS y A LOS HERMANOS, CONVERTIRSE, LLORAR LOS PECADOS CON DOLOR POR EL DAÑO CAUSADO A LOS DEMÁS, y POR HABER SIDO INFIELES AL INFINITO AMOR DE DIOS (¡ORAR CON LÁGRIMAS!, porque ellas –como dice SAN AGUSTÍN- LAVAN y LIMPIAN EL ALMA y SUS PECADOS)… Tiempos de COMPUNCIÓN DEL CORAZÓN: RECONOCER QUE ¡SOMOS PECADORES, TODOS!…

Y ¡REPARAR… REPARAR… REPARAR!… ¡CONVERTIRNOS… CONVERTIRNOS… CONVERTIRNOS…!…

De ahí que, SAN BENITO, nos recuerde la necesidad de la ABSTINENCIA, que abarca el privarnos “de”, como el no ingerir carne u otros placeres de comida y/o bebida; al igual que el AYUNO, pero no como una mera práctica ritualista ni de cumplimiento legal y de normas o pautas litúrgicas, sino como dimensión de RENUNCIA, como OBLACIÓN y OFRENDA, como RECUERDO-MEMORIA, VIVENCIA y EXPRESIÓN de nuestra condición PENITENCIAL, de ARREPENTIMIENTO y de REMISIÓN-REPARACIÓN para que, ofreciendo –voluntariamente- a DIOS, la privación al cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación, de bromas, de algún tipo de placer…, más liberados de esos deseos terrenales, esperemos la PASCUA DE RESURRECCIÓN con la alegría del deseo espiritual.

En los tiempos que corren, con esta Humanidad doliente, que sangra por todos los costados y costuras, no puede ni debe faltar la dimensión de REPARACIÓN en nuestra PENITENCIA, y ella debe expresarse –preferentemente- en la SOLIDARIDAD y el COMPARTIR, sobre todo con los más débiles, pobres, y lastimados de nuestra sociedad. Esta dimensión de CARIDAD SOCIAL PENITENTE, creo que es un “Signo de los Tiempos”, que debe marcar y retratar también nuestras CUARESMAS…

¡Cuánto DERROCHE, DESPILFARRO en COMIDA y PLACERES! ¡CUÁNTA COMIDA SE TIRA EN EL MUNDO, MIENTRAS OTROS PASAN HAMBRE! ¡CUÁNTOS EMPACHOS! ¡CUÁNTOS BANQUETES y COMILONAS y FIESTAS! ¡CUÁNTA VANIDAD DE VANIDADES, MIENTRAS MILLONES NO TIENEN LO ESENCIAL PARA VIVIR DIGNAMENTE!

LA PENITENCIA CUARESMAL -CON SU ABSTINENCIA DE ¡TANTAS COSAS, GUSTOS y PLACERES, MUCHOS DE ELLOS SUPERFLUOS!-, ES PARA CRECER EN SOLIDARIDAD y EN COMPARTIR CON LOS POBRES y SUFRIENTES. ¡NO ES PARA “CUMPLIR” UNA NORMA!

¡TENEMOS DEMASIADO, TIRAMOS DEMASIADO, DERROCHAMOS DEMASIADO! ¡HAY DEMASIADO “CIRCO” EN EL MUNDO!

LA CUARESMA ESTÁ PARA CONVERTIRNOS TAMBIÉN DE ESO…

Y ¡SAN BENITO LO SABÍA!

Hace muy bien, SAN BENITO, en recordarnos y reforzar siempre que: el SENTIDO y la META de la CUARESMA es la ¡PASCUA = RESURRECCIÓN DE JESÚS! Peregrinamos, penitente y austeramente 40 días, ejercitándonos más intensamente en las prácticas propiamente cuaresmales –CON EL AUXILIO DE LA GRACIA DE DIOS PERMANENTEMENTE-, para celebrar y vivir el Misterio infinito del AMOR de DIOS PLENAMENTE REVELADO EN JESÚS, DIOS HECHO HOMBRE, REDENTOR DEL HOMBRE. A esto es a lo que apunta también SAN BENITO.

La CUARESMA no es entonces, algo tétrico ni lúgubre ni triste. Es, ciertamente, tiempo exigente, intenso, serio, doliente y purificador, pero con y por amor y esperanza. No es un masoquismo ni un arakiri ni un perfeccionismo humano ni un virtuosismo. Nuestra PENITENCIA CUARESMAL de “clavos” sacrificiales y penitentes que experimentamos –voluntaria y, muchas veces involuntariamente: fruto del devenir de la vida, y por terceros-, es ese peregrinaje en el desierto existencial cotidiano, que se intensifica durante estos 40 días privilegiados ¡en los que DIOS nos acompaña, estando TAN presente! ¡basta buscarlo, solamente! ¡porque DIOS es quien obra en nosotros durante la Cuaresma!

Hay otro punto muy interesante y destacable por demás, en esto de la práctica cuaresmal, que nos ofrece SAN BENITO, y es la apelación constante a sus Monjes, de recurrir a la persona del Abad, a la hora de ofrecer sacrificios personales voluntarios, durante el Tiempo de la Cuaresma. ¡Excelente esto! Cualquiera puede pensar que es, lógicamente, por Obediencia. Pero lo establece también, porque es un gran conocedor de la condición humana, y la fragilidad de ésta, sobre todo en lo referido a buscar ciertas cosas para lograr compensaciones y valoraciones subjetivas, y también comunitarias-sociales. Concretamente, esa PENITENCIA, esos SACRIFICIOS buscados y vividos, no como mérito de la Virtud y obra de la Gracia; sino esos exclusiva y excluyentemente personales-individuales (sin consulta ni sometimiento ni supervisión ni autorización de nadie), elegidos y vividos como PRESUNCIÓN, SATISFACCIÓN y VANAGLORIA del propio YO. ¡Vaya que se nos cuela, milimétrica, disfrazada y tramposamente! ¡Hasta en las cosas espirituales, y hasta en el sagrado Tiempo de CUARESMA! ¡SAN BENITO lo sabía, sobradamente!

Pero aún hay algo más, referido a la actualidad de la “OBSERVANCIA” y ¡URGENCIA! de la vivencia de la CUARESMA, según SAN BENITO: la imperiosa necesidad de la PENITENCIA.

Podría decirse –aunque sería reducirlo, no abarcarlo, “quedarse corto”- que SAN BENITO no era un neo platónico ni un espiritualista ni un desencarnado. Pocas espiritualidades (me sobran 2 o 3 dedos de una mano), son tan realistas, completas y encarnadas como la suya. Él fue una suerte de enciclopedista, de su tiempo; un adelantado Humanista; un “abrazador” de su cultura contemporánea, en lo humano-profano y religioso, a todo lo cual aportó su propio carisma, inspiración, lectura, cosecha, experiencia, propósito y legado, erigiéndose así, también como un gigantesco HUMANISTA y ANTROPÓLOGO y SOCIÓLOGO.

Su “REGLA” comienza con ese maravilloso y elocuente “Prólogo” diciendo:

“Escucha, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón”…

Esas primeras expresiones ya dejan fijada su perspectiva, su eco, su deseo, su impronta y su latido a lo largo de todas sus páginas. Es él quien se dirige e invita a sus Monjes, en ésta: su “SANTA REGLA”, y lo hace, apelando a ellos: como Monjes y como Personas. Pero –en su realidad de fondo, en su esencia y espíritu-, ese MAESTRO que habla y pide ser ESCUCHADO, es el mismo JESÚS. Desde el comienzo, SAN BENITO arranca con palabras del EVANGELIO y desde y con la PERSONA del mismo JESÚS HABLANDO, EXHORTANDO, INVITANDO. ¿A qué? A ESCUCHAR, que no es lo mismo que “oír”. No me detendré en ello, ahora. Sobre SAN BENITO y su “Santa Regla”, y todo lo demás Monástico y Benedictino: ¡prometo compartirlo con vosotros, en otras Publicaciones acá en mi BLOG! En esta ocasión, lo he destacado porque, creo que es la punta de lanza para enganchar todo esto de la PENITENCIA en la CUARESMA, y desde SAN BENITO: ¡a ello nos están invitando, JESÚS y este Santo! ¡Perdonadme el rodeo dado! Suelo hacerlo, para llegar a la raíz de lo que voy a decir, y fundamentar así, las cosas.

SAN BENITO, cuando nos habla de la CUARESMA nos va puntualizando algunas prácticas concretas de PENITENCIA, más comunes, generalizadas, en sus tiempos, y presentes en los actuales. Estamos de acuerdo. Lo clave es el ESPÍRITU, es decir: lo INTERIOR del HOMBRE en esos EJERCICIOS y PRÁCTICAS PENITENTES: EL POR QUÉ, CÓMO, PARA QUÉ y PARA QUIÉN. En ello tiene que ver la RECTITUD DE CONCIENCIA y la PUREZA DE CORAZÓN. Con distintas palabras, SAN BENITO nos recuerda esto, y nos lo deja bien puntualizado. Abstenerse y sacrificarse por abstenerse, y sacrificarse por sacrificarse: por CUMPLIR, solamente, no vale; no tiene mérito ni sentido ni real valor, ni fecundidad. Ni para uno mismo ni para los demás. No nos abona nada, no nos hace crecer, no nos acerca a la Santidad de Dios. ¡Menos aún si no lo hacemos con y por amor! Por eso insisto en el contexto temático, que rodea a ese Capítulo 49º, en que SAN BENITO nos habla de la práctica CUARESMAL; en y entre ellos es que él inserta e injerta todo lo que debe ser y cómo debe ser y vivirse la CUARESMA, por parte de sus Monjes, pero también para nosotros, los bautizados. Ella debe caracterizarse por lo PENITENCIAL, y eso PENITENCIAL debe vivirse y expresarse concreta, práctica, sacrificial, real y reparadoramente. Y en esto, y aquí, vuelvo a encontrar –una vez más-, la actualidad, urgencia y universalidad de SAN BENITO y –concretamente- de su propuesta sobre la CUARESMA:

si hay algo que el Hombre moderno necesita ¡urgentemente! es PENITENCIA: en y por su LENGUA (¡cuánto y cómo se habla hoy!, ¡cuánto mal y daño y heridas hace el Hombre de hoy con sus palabras, a sus hermanos!, ¡cuánto y cómo menosprecia-desprecia, e insulta!, ¡cuánta mentira, falsedad, retorcimiento, acomodamiento, manipulación, atropello, ruptura, distorsión, re lectura, cuestionamiento, negación, traición, subjetivismo, individualismo, relativismo…, respecto a la VERDAD; cuánto mundo de “opinadores”, charlatanes, y sabiondos!…, ¡cuánta imposición y atropello de la OPINIÓN frente a la VERDAD!)…

si hay algo que el Hombre moderno necesita ¡urgentemente! es PENITENCIA ¡en y con su SILENCIO! para ¡ESCUCHAR y ESCUCHAR y ESCUCHAR…, que no es lo mismo que oír…!…

¡CALLAR!… ¡DEJAR HABLAR AL OTRO!… ¡ABRIRSE “DESDE DENTRO”!…

Hay ¡demasiada VERBORRAGIA, palabras vacías, huecas, sin fondo ni contenido ni eco; interesadas, con doble sentido, mal intencionadas, maquiavélicas, “encantadoras de serpientes”!

¡Hay demasiado “RUIDO, RUIDO, RUIDO”!… ¡ATURDIDOR!…

si hay algo que el Hombre moderno necesita ¡urgentemente! es PENITENCIA para AUTODOMINARSE, SER DUEÑO y SEÑOR DE SÍ MISMO, y ser MODERADO, DISCRETO, MEDIDO, PRUDENTE, EDUCADO, RESPETUOSO, AMABLE… ¡TENER LAS VIRTUDES MONÁSTICAS!

¡SER UN POCO MONJE!

QUE NO ES SER MOJIGATO NI BEATÓN.

POR NO VIVIR ESTAS VIRTUDES, SOBRE TODO EL AMOR, QUE GENERA LA BONDAD y EL BIEN: EL MUNDO y LA HUMANIDAD, ESTÁN ENFERMOS, LLAGADOS Y SANGRANTES COMO ESTÁN HOY…

¡SAN BENITO, y SU PROPUESTA, NO ESTABA DESACERTADO!

¡Y NO SÓLO PARA SUS MONJES: PARA TODOS. ES ACTUAL y UNIVERSAL!

En esta CUARESMA, habría infinitamente mucho más para decir y escribir al respecto. ¡Por supuesto! ¡Las cosas de DIOS siempre dan para infinito! Seguiremos más adelante. Hoy solamente fue mi deseo, compartir algunas pinceladas de lo que es, significa y regala DIOS en la CUARESMA; y lo que de ella nos propone un ENORME SANTAZO y HOMBRE como ¡SAN BENITO! Acá no se agota ni acaba todo esto. Continuaremos: recién estamos empezando a peregrinar la CUARESMA, yendo hacia la SEMANA SANTA, subiendo a Jerusalén, para celebrar el Misterio de los Misterios: la ¡PASCUA!… PASIÓN, MUERTE y ¡RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO!… ese ¡SOL QUE ILUMINA LAS TINIEBLAS!… Desde la CUARESMA: ¡ALLÁ VAMOS!

Hasta la próxima, amigos.

1 comentario en “EL BENDITO TIEMPO LITÚRGICO DE CUARESMA.”

  1. Adriana Heredia

    Interesante y llamado a la introspección, «no juzguen y no serán juzgados ,…perdonen y serán perdonados…. porque con la misma medida que midan , serán medidos»
    Gracias

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