PELÍCULA: “EL CIELO SOBRE BERLÍN”. (1987).

Hoy os propongo, una ¡PELÍCULA! que nos lleva a contemplar y disfrutar estéticamente; y también a “rumiar” mucho, interiormente, “allí” en nuestra cabeza, alma, corazón y conciencia… Un film que se nos erige como una intensa, honda y fascinante metáfora-símbolo, y que tiene ¡tantos niveles y pliegues de “lectura”, de “escucha” y de “mirar”!…

Hoy os invito, a elevarnos, para “aterrizar”. Hoy nos zambullimos en este universo fílmico, quizás no apto para todos… pero conviene hacerlo, por muchas razones… Hoy hablamos de ÁNGELES, pero conjuntamente: de HOMBRES.

El genial –y ¡tan especial!- ¡WIM WENDERS! nos regaló, en 1987, esta maravilla: “EL CIELO SOBRE BERLÍN” y, años más tarde (en 1993), la coronó con: “¡TAN LEJOS, TAN CERCA!”. En ambas, fue el DIRECTOR, el PRODUCTOR y el creador del GUIÓN. ¡Wim Wenders en estado puro!

La historia gira y se centra en dos ÁNGELES, que han existido antes de la Humanidad. Han sido testigos de los cambios del mundo. Son invisibles a los ojos de los adultos, a excepción de los NIÑOS y los HOMBRES de CORAZÓN PURO. ¡Ellos sí los ven, los captan, los entienden, y se vinculan con ellos! Sus nombres: Cassiel y Damiel. Viven para cuidar de los seres humanos, con su compasivo amor.

Estos ÁNGELES, “contemplan” BERLÍN, la cual se convierte en un PERSONAJE más, y clave: ella encarna –como contexto y realidad-, una síntesis realista-simbólica, de la condición humana, agravada por las consecuencias de la “Segunda Guerra Mundial”. Todos son escombros; recuerdos y experiencias de pesadilla, desgarradores y trituradores. La paz, el bienestar, la seguridad, la alegría, la vida… brillan por su ausencia: la FOTOGRAFÍA –en blanco y negro-, refuerza estilística y estéticamente, este desamparo, ausencia de vida “in situ”, división, etc. etc. etc…

En algunas secuencias, con sus escenas, aparece el COLOR, que nos permite pasar de esa elegante y austera FOTOGRAFÍA del blanco y negro –en y desde el cual los ÁNGELES contemplan-, a esa diversidad COLORIDA, que nos ubica en las fronteras y límites de la existencia de los HUMANOS. Constantemente, en el film, nos movemos: de arriba hacia abajo; del CIELO a la TIERRA; de LO ANGELICAL a LO HUMANO. Y ello, en medio de ese “eco” de la GUERRA. Por eso, WENDERS nos intercala y entrecruza, imágenes documentales de esa “Segunda Guerra Mundial”, en varios momentos de la NARRATIVA y MONTAJE de su película. Es fruto de ello que, la PAZ parece que no termina de quedarse; es como si ella no se dejara quedar ¡por culpa de los mismos Hombres! La PAZ es como una eterna FUGITIVA… De ahí que, crece el MURO (no sólo materialmente: el “Muro de Berlín” de entonces), sino esa MURALLA de la incomunicación humana, que impide el encuentro, y ahonda más y más, la soledad, el aislamiento, la indefensión, la impotencia, la tristeza, el sinsentido, la desesperanza…

Los ÁNGELES tienen la capacidad, perdida por ¡tantos!, de “mirar”-contemplar ¡DESDE ARRIBA!, pero no sólo material-espacialmente, sino desde ese TRASCENDER; desde ese ESTAR “ALLÁ” PARA PODER ESTAR “ACÁ”. Pero, aunque se saben y sienten plenos y felices, también –en su DESCENDER-, desean ansiosamente experimentar las sensaciones de la vida cotidiana de los seres humanos. Ello va acrecentándose, al constatar –en esa cercanía fruto del DESCENSO-, sus propios límites en sus capacidades, como es la de cuidar de las personas. Ya no se conforman con ese “DESDE ALLÁ”, sino que van adquiriendo la mirada, necesidad, y hasta urgencia, de SER y VIVIR como “DESDE ACÁ”, CON y COMO los HUMANOS, porque así también podrán entenderlos más y mejor; ayudarlos más convenientemente; compartir con ellos desde ellos; encontrarse personalmente con ellos; comunicarse, y vivir la experiencia del AMOR en plenitud, y no sólo del cuidar y la compasión. ¡Quieren y necesitan AMAR y SER AMADOS! ¡Quieren, necesitan y experimentan, incluso, el ENAMORARSE!

Es este ir “ATERRIZANDO” lo que WENDERS nos va, progresivamente, regalando en este film. Esos dos ÁNGELES, vagan por la BERLÍN destrozada por la Guerra. Se mueven en esa ciudad de posguerra. Ya dije que son invisibles a los seres humanos (excepto a algunos); ayudan y confortan a todas las muchas personas solitarias y deprimidas que van conociendo. Pero también, uno de ellos dos, se siente incompleto e infeliz con su estado de inmortalidad. Y es, en ese punto, cuando le brota esa necesidad de “ATERRIZAR”-“BAJAR”, para convertirse en PERSONA HUMANA. De esta forma, podrá experimentar la vida concreta, cotidiana, desde la vida misma. WENDERS nos va revelando esto, de una forma lírica y metafórica, con la cual nos está remarcando que: una experiencia puramente espiritual, no es bastante para satisfacer a cualquier persona, ni tampoco lo es para ayudarla a auxiliar a los demás, ni tampoco lo es para experimentar la vivencia del AMOR. Es que, mis queridos lectores y amigos:

¡La plenitud del “ALLÁ”, la construimos y la vivimos en el “ACÁ”!

Son nuestras vivencias “terrenas”, las que nos van proyectando al Cielo. Sobre todo si, en esas experiencias, vivimos el ¡AMOR! Sólo el AMOR puede salvar, y sacar a las personas, de esa soledad, incomunicación, impotencia, desamparo y progresiva aniquilación.

¡Es el AMOR el que, realmente, nos hace HUMANOS!

Ese “MIRAR DESDE ARRIBA”, ese CONTEMPLAR “ALLÁ” el “ACÁ”, es para que: “ACÁ” y DESDE “ACÁ”, vivamos TRASCENDENTALMENTE, no ya como puros espíritus, sino “ATERRIZADOS” como ¡ESPÍRITU ENCARNADO! = ¡PERSONAS HUMANAS! Y, por eso: ¡PODEMOS, NECESITAMOS y DESEAMOS AMAR y SER AMADOS!

Palpable contemplamos esto, en el personaje de MARION, la trapecista del circo. De ella, el ÁNGEL DAMIEL se enamora, sin poder comunicarse con ella. Y nos regala esa impactante sentencia:

«Ahora sé lo que ningún ángel sabe».

«EL CIELO SOBRE BERLÍN”, tiene –como sustrato sólidamente profundo-, este tema y realidad del AMOR. ¡ÉL NOS HUMANIZA!, aunque suele tener ese matiz de la vida, como una tragedia –muchas veces-. Sin embargo, es el AMOR el que regala –a la experiencia existencial vital-, su verdadero y total significado y valor. ¡NO SOMOS PLENAMENTE PERSONAS HUMANAS, SI NO AMAMOS! Por ello, no hay mayor historia de amor que la de amar la vida misma. ¡Y esto, WENDERS nos lo ofrece en ese contexto, de una BERLÍN (PERSONAJE), lastrada por la tragedia y sus consecuencias! Por eso, es una película triunfal, alegre, abierta, motivadora, esperanzadora y esperanzada, que –a borbotones-, nos sumerge en un discurso pleno de humanidad, y colmado de esas bellezas ¡tan elevadas y preciosas!, repartidas en ese cotidiano vivir, llamadas al AMOR. Pero, igualmente, es ese AMOR el que –“ATERRIZADO” DESDE LO ALTO- nos invita e impulsa a SER y VIVIR no ya como ÁNGELES, sino como HÉROES: esos HÉROES del vivir cotidiano, aunque sea por un día…, unas horas… Siendo y viviendo “aquí” y “ahora”, con esa SABIDURÍA del día a día, al modo de los PEQUEÑOS, como “cuando éramos NIÑOS”…

Esta película, de tono filosófico-poético, con un contenido muy metafórico y regada de simbolismo, nos permite así, contemplar a los ÁNGELES, no tanto como seres fantásticos o sobrenaturales, sino como esas PERSONAS que velan por nosotros, en distintos y cualquier momento. De ahí que, WENDERS dedique el film a “TODOS LOS ÁNGELES”. Si cada uno de nosotros, nos aplicamos esto: ¡infinidad de testimonios de ello, podemos dar, como experimentados en nuestra vida! ¡Por empezar: nuestros PADRES!

Film, cuya NARRATIVA y MONTAJE, lo convierten en reflexivo y conceptual –en varios momentos, pasajes y secuencias-. Con un RITMO pausado, meditativo, de “in  crescendo”, que nos va conduciendo a una mayor profundidad psicológica y emocional. Progresivamente, se va haciendo más y más intenso. Junto con este DISCURSO-NARRATIVA-RITMO-SINTAXIS DEL MONTAJE, se nos van desnudando todas las capas del GUIÓN. A éste –como suele ocurrir en la cinematografía de WENDERS-, cuesta (a algunos) “cogerle el tranquillo”, “engancharse”, no porque sea difícil, retorcido, sino porque presenta una ESTRUCTURA (modo de narrar y de organizar el relato y trama), que son poco comunes, no muy habituales. El ESPECTADOR de WENDERS debe ser, sí o sí, muy colaborador y activo, con su expectación y capacidad “lectora” y de “mirada”. En ésta, como en otras películas suyas, debemos –paso a paso, paciente, serena, rítmica y atentamente-, ir “entrando” en ese modo de narrar y organizar la narración, para así ir descubriendo y comprendiendo –más y más-, lo que contemplamos. Es de ese CINE en el que, no basta una sola vez: esas películas necesitan ser vistas varias-muchas veces.

Pero este GUIÓN ¡soberbio!, presenta –gran parte de la historia-, a través de recursos VISUALES, dotados de una particular estética y belleza, y también de vitalidad, contrastes, creatividad, y “pellizcos” de alegría, espontaneidad y fiesta. Hay momentos ¡muy entrañables, mágicos, de ternura sublime, y de un vergel de sensaciones! En ese uso de los recursos del “Lenguaje Audiovisual Cinematográfico”, WENDERS también nos ofrece –reiteradamente-, las VOCES EN OFF, que nos permiten escuchar los pensamientos, reflexiones, sentimientos, experiencias y anhelos interiores de los PERSONAJES, al modo cómo lo hacía –en su cosmovisión y universo literario, tan humanamente dinámico-: JAMES JOYCE. Sus PERSONAJES, vivían y se movían –exterior e interiormente-, con esa vitalidad y dinamismo propios de la condición humana. ¡Hay MUCHO de él –y sus matices-, en WENDERS, al igual que de la “Póética” de SHAKESPEARE, y también hasta del mismo MONTAIGNE, e incluso de la EPOPEYA CLÁSICA!

Hay un personaje, en el film, y es el de PETER FALK (nuestro amado “Colombo”), que da un toque humorístico, divertido y aliviador, en varios pasajes de la historia que contemplamos. Nos sirve de un cierto relax, además de constatar –una vez más-, ¡cuán buen actor fue siempre! Él se interpreta a sí mismo, rodando una película sobre el pasado nazi de la ciudad. Habrá que recordar aquí que, PETER FALK era JUDÍO. Su presencia en el GUIÓN, que puede parecer desconectada-descolgada-sinsentido, no es tal: por su condición JUDÍA, por lo que ello tiene que ver con BERLÍN, los nazis y la SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, y porque –gracias a todo eso, más cómo él va encajando en esa narrativa e identidad también de los ÁNGELES-, lo encontramos perfectamente engarzado con el hilo conductor de lo que contemplamos.

Este universo fílmico, aparentemente muy intelectual, con preguntas y meditaciones metafísico-morales-espirituales, goza también de ¡mucha POESÍA, en palabras e imágenes! No es un producto meramente racional, sino cargado de BELLEZA, SENSIBILIDAD y mucha HUMANIDAD. Es una película que, nos hace pensar-reflexionar mucho, pero conjuntamente, nos lleva a una percepción y disfrute estético-artístico. Toda esa dimensión INTELECTUAL se funde con la BELLEZA, SENSIBILIDAD y HUMANIDAD, que destilan sus fotogramas. Nos hallamos así, ante el CINE con todo su potencial FABULADOR MÁGICO.

Esta película, ganó la PALMA de ORO, de CANNES, y arrasó –en ese entonces-, con multiplicidad de Nominaciones y Premios, así como también obtuvo –y lo sigue haciendo-, la admiración y el aplauso del mundo de la crítica, el público, y los amantes cinéfilos. Algunos dirán que no es cine para todo el mundo. No sé: creo que, orientando iluminativamente, a la gente, también puede ayudársele a formarse y crecer, en su capacidad de contemplación, “lectura” y “visión”, de una película (o de cualquier otra de las Artes). A las personas hay que ayudarlas (así como lo hacen los Ángeles), en esto de “VER” BUEN CINE.

No voy a terminar sin hacer mención de dos ¡GRANDES ACTORES!: ¡BRUNO GANZ y OTTO SANDER! Dos europeos ¡Maestros de la interpretación! Actores de solvente y acrisolado respeto, crédito, prestigio y experiencia, basados en su talento, nivel y calidad. En esta película: están ¡perfectos! Van “bordando”, como filigrana, cada uno de sus gestos, movimientos, palabras y silencios. Acompañados del ya citado: PETER FALK y de SOLVEIG DOMMARTIN (toda una actriz musa para WENDERS). Una jovencita actriz que, no tuvo dobles en la película –para hacer de atleta acróbata de circo-, sino que ella misma, abrazó el desafío de aprender a serlo (mediante entrenamiento exigente y especializado), y nos regaló una ¡maravillosa interpretación de la bella MARION! Todos ellos, estuvieron acompañados por un muy buen y acertado CASTING y actuaciones secundarias, además de la ya consabida eficiente y profesional, DIRECCIÓN DE ACTORES de WENDERS.

Si contempláis esta película, lógicamente os surgirá el interés y deseo de “ver” también: “¡TAN LEJOS, TAN CERCA!” Es muy normal, comprensible, necesario y saludable hacerlo. Y os lo recomiendo. Es del año 1993 y, en ella, WENDERS vuelve a maravillarnos, cerrando este universo poético-mágico-estético-artístico e intelectual-reflexivo-, que nos entreabrió con ésta, su “EL CIELO SOBRE BERLÍN”. ¡CINE ALEMÁN, queridos lectores y amigos!…

Hasta la próxima, amigos.



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