MINISERIE: “LA ASISTENTA” (2021).

Una de las sorpresas que nos regaló el streaming… y que pasó sin bombos ni platillos… aunque su tic tac deja ecos…

Me diréis que es vieja esta Miniserie. Porque vamos tan veloces y superficiales, también en lo que llega a las pantallas, que “todo pasa”… Ciertamente, me asombra la capacidad de “devorar” información, y productos televisivos: películas y series, como si bebiéramos vasos de agua… o sacáramos y devolviéramos, a las estanterías del “Vídeo Club” de turno, una y otra cajita de películas… Es un consumismo también de esto, y –sin “pararnos”-, no ahondamos, no “rumiamos” e, incluso, no disfrutamos –sacando todo el sustancioso caracú de contenidos y de aspectos técnicos, productivos, informativos, interpretativos y estéticos- de lo que contemplamos… Vemos y vemos y vemos…, pero: ¿miramos?… ¿vamos más allá y ad intra de eso que tenemos en la pantalla?… ¿nos metemos dentro?… ¿nos “paramos” en ESO, en ese TODO que estamos contemplando?… Creo, sincera y humildemente, que –hasta que no vivimos esta experiencia-, no somos maduros y buenos espectadores, ni cinéfilos. Perdón si ofendo.

En el año 2021, con los pesares y coletazos de la pandemia del Coronavirus en todo el mundo, paralizado, en caos e incertidumbre absoluta, NETFLIX nos ofreció esta Miniserie: “LA ASISTENTA”.

La retomo ahora, porque me interesa mucho analizarla, ya que opino que el tema es de candente actualidad, y también porque de ella emanan muchos matices y aristas diversos, al margen o complementariamente a la realidad que nos muestra. De inicio destaco que es una GRAN Miniserie. Un producto serio, solvente, en todos sus aspectos; y magníficamente interpretado, además de su atrayente propuesta estética.

Tiene 10 episodios. Cada uno de 1 hora. Esta Miniserie tiene como CREADORA a: MOLLY SMITH METZLER, quien se basa en las “Memorias” de Stephanie Land, y crea así un relato de una joven que sólo busca y lucha por escapar del abuso y la pobreza, para poder dar de comer y un techo a su hija y a ella misma, empezando a trabajar como limpiadora de casas. Soñando y buscando ir un día a la Universidad, y ser escritora. Mientras tanto, en sus procesos constatará, constantemente, cuán difícil es salir adelante, qué complicado y sangrante es romper con vínculos patológicos, salir de una relación de maltrato y violencia machista, encontrarse con un callejón sin salida tras otro, toparse con la burocracia del Sistema, y un sinfín de dificultades y sufrimientos legales y emocionales personales, de pareja, y familiares. La historia y el personaje principal, atrapan, absorben, y todo está presentado con tanta honestidad y credibilidad que lo creemos, vivimos y sentimos. Además, la demoledora, conmovedora y a flor de piel interpretación de la joven actriz (luego hablaré de ella), nos reafirman en esto.

METZLER es, además, una de las que lleva la DIRECCIÓN de la Miniserie, pero también es la PRODUCTORA y la autora del GUIÓN, todo ello acompañada por gente colaboradora y amiga suya, de la serie: “Shameless”, como por ejemplo: John Wells, y otros más del equipo.  Esto no hace que estemos ante una “dramedia”, o un producto rebajado en su intensidad dramática. Solamente influye en ciertos matices, modos y registros de cómo narrar esta tan dolorosa y desgarradora historia.

Por otra parte, la PRODUCTORA EJECUTIVA es MARGOT ROBBIE, que asumió y mantuvo con pulso firme su compromiso y dedicación, con y en esta Miniserie, como un proyecto muy personal. En los años que la vamos viendo desplegarse, seguimos constatando que es una muy buena actriz, muy talentosa: ¡mucho!, y va in crescendo, muy versátil también. Y es inteligente, independiente, decidida y audaz. La chica tiene personalidad. Y este proyecto nos lo demuestra y confirma, una vez más. ¡Gracias! Mujeres así hacen falta en el mundo del Cine.

La Miniserie nos deleita con la MÚSICA de ESTE HAIM y CHRISTOPHER STRACEY. Y con la FOTOGRAFÍA de VINCENT De PAULA, QUYEN TRAN y GUY GODFREE.

La escritora del libro, Stephanie Land, dijo:

“Escribí un libro para que las personas que luchan por sobrevivir pudieran verse representadas de una manera auténtica, y pudieran sentirse menos solas. MAID (La asistenta), la serie de Netflix que se inspiró en mi libro, continúa ese legado de una manera que me deja absolutamente impactada”.

Si esto ha sido posible, en gran parte fue gracias a quien encarnó su historia. Y entonces me detengo a hablar ahora de: MARGARET QUALLEY. Convengamos que esta joven actriz, no era muy familiarizada en nuestras pantallas, para algunos: una absoluta desconocida. Tampoco es alguien que se prodigue excesivamente en actuaciones: elige bien sus trabajos. Pues es la hija, en la vida real –y aquí en esta Miniserie- de la actriz americana: ANDIE MAC DOWELL. ¡Famosa madre tiene la niña!, aunque con una carrera algo difuminada, y no tan valorada como se debiera. Fue encasillada –o ella misma se encasilló demasiado- en determinado tipo de roles. Quizás una de esas tantas actrices desperdiciadas por el Sistema. En esta Miniserie, lo hace MUY bien. Creo que despliega una de sus mejores interpretaciones, poniendo todo de sí misma, de una forma descarnada, desnuda, natural, y sin “miramientos” en lo estético-físico-técnico-interpretativo. ES esa mujer, esa madre, esa abuela…, así: díscola, impredecible, endiablada, pero con corazón…, a pesar de todo… Si hay algo que está construido, de forma soberbia, en este GUIÓN, son los PERSONAJES y sus relaciones, conflictos y procesos, especialmente en lo referido al vínculo MADRE-HIJA. Una relación de cuasi amor-odio; cargada de dolor, conflicto, dependencia y desgarramiento; necesitada de liberación y sanación mutua y personal. Relación muy compleja, casi endiablada, enfermiza, tramposa y manipuladora, con más de destructivo que de bueno, con resentimientos y culpabilidades, pero que –en el fondo- se debe y puede sobrellevar: porque una es madre y la otra es hija. En ese vínculo, está la gloria, pero también la palma y la corona (del martirio)… Ser madre y ser hija, es una realidad que no se puede “matar”. En refrán castellano, diremos: “Apechuga, y tira para adelante”. Es que, ciertamente, en cuestión de amores, y más aún de familia, no todo es 2+ 2 = 4 ni es cosa que pueda elegirse… Andie Mac Dowell “borda” cada milímetro de las puntadas de su personaje (esa madre), en cada uno de estos matices, empapa de ello cada vez que aparece en la pantalla, y verdaderamente: conmueve, emociona, indigna, y divierte bastante. Su hija –real y en la Miniserie- nos deja asombrados con su actuación. MARGARET QUALLEY, encarna con tanta naturalidad y espontaneidad su personaje, que nos hace sentir que nació para serlo e interpretarlo; en cada gesto, en cada mirada, en cada detalle “palpamos”, vivimos y sentimos su dura y dolorosa lucha por salir de la pobreza económica, pero también afectiva, y todo ello sin tono trágico sino comunicando una cierta alegría, esperanza, confianza y calma en medio de la adversidad. ¡Hay que entender, asumir, poseer y encarnar muy bien tu personaje, para llegar a tal nivel, calidad y grado de interpretación! Y esta joven actriz, lo logra sobradamente. Hipnotiza con su presencia, su saber estar y su hacer, en cada fotograma. No olvidamos, en ningún momento, que estamos con y ante una joven que, solamente, desea, quiere y busca una vida mejor que la que tiene, y esa dura experiencia la enfrenta con una resiliencia y optimismo sorprendentes y aleccionadores. Si no fuera que esta Miniserie está basada, en una historia real, a algunos les costaría creerla. Todo lo que contemplamos en ella tiene tal autenticidad y verosimilitud, que nos convence, de forma contundente, además por la forma brillante cómo está interpretado por todos los que en ella intervienen. Por eso, el CASTING y actuaciones secundarias, de todos los que acompañan –y soportan- a la actriz principal (MARGARET QUALLEY), y a su madre ficticia (y real): Mac Dowell, son impecables y eficientes. Algunos deseo destacar: Nick Robinson, Anika Noni Rose, Billy Burke, B. J. Harrison, Mozhan Marnò…, por su importancia en la vida del personaje principal y en el desarrollo de la historia. ¡Convincentes actuaciones!

Algunos piensan, al ver un producto fílmico como éste y otros semejantes, que nos muestran la llamada “América profunda”, la “otra América”, la América o Estados Unidos “de adentro”, la “del pueblo”. Estoy de acuerdo, en parte. Lo estoy, porque acertadamente esto es así. En estas películas, o series y también en documentales, “entramos” en el corazón y entrañas más profundas, íntimas, menos conocidas y difundidas o “famosas” o publicitadas de ese enorme país. Accedemos a sus entrañas más “feas” y dolorosas, y que muchos esconden o niegan o deforman, porque no les gusta mostrarlas. Barren la mugre bajo la alfombra…, pero sigue estando allí… y huele… Estados Unidos de América es un maravilloso país, con una maravillosa gente, pero tremendamente complejo, y con miles de aristas, subterfugios, “periferias”, e infinidad de injusticias, diferencias y divisiones. Esta historia, este personaje –basado en una persona real, de carne y hueso-, estos conflictos, sufrimientos y procesos, no son novelescos, no son ficción televisiva, sino que son el “pan nuestro de cada día” en infinidad de rincones y épocas de la sociedad americana toda. Ese país no se resume ni termina en la Quinta Avenida ni en Manhattan ni en Wall Street ni en Hollywood ni en Las Vegas ni en Miami. Y esta Miniserie es una confirmación y un espejo, que abona realistamente que el “sueño americano” no es para todos siempre…, y que lograrlo, es bastante o demasiado endiablado, injusto y doloroso. Nos basta andar, unas cuantas manzanas, unos cuantos días, por calles, y barrios, y pueblos, y ciudades, y constatar todo esto… Sólo caminar un poco, entre la gente… Mirando, y escuchando… atentamente…

Pero dije que, en parte es una “pintura” de la América profunda. Lo afirmo porque, para mí, esta Miniserie tiene ¡muchos más niveles y flecos de “lectura” y resonancia en sus contenidos y planteos! No nos habla sólo de los Estados Unidos, ni de un momento puntual. Ni de situaciones exclusiva y excluyentemente individuales. Desde el momento que la contemplé, y la he vuelto a contemplar, no dejo de pensar y descubrir la ramificación universal y atemporal de esta GRAN Miniserie, desde sus personajes, sus planteos psicológicos, sus radiografías femenina-machista-social-laboral-económica-familiar-cultural-sistémica… A su modo, y con sus matices, va haciendo una denuncia de la realidad laboral del EMPLEO DOMÉSTICO y de la gente que trabaja en LIMPIEZA, que creo que es denigrante, sufrido, no reconocido ni justamente remunerado, en todas partes del mundo, y no sólo en América. Incluso hay lugares, en los que todavía no existen Leyes ni Derechos para estos Trabajadores/as, y muchas veces sus tareas se asemejan demasiado, o casi totalmente, a aquella servidumbre medieval de los siervos de la gleba, o de los posteriores servidores de ¡tantos amos! a lo largo de los siglos, hasta nuestros días. Más que un trabajo, un sometimiento, un servilismo y esclavitud. La Miniserie despierta y remueve conciencias, realmente. Pero no sólo respecto de esto… También respecto al maltrato y violencia de género. En esta Miniserie aparece, claramente, la mujer sometida, maltratada psicológica, física y sexualmente. La mujer como posesión, como objeto. La mujer que vive con miedo, amenazada, aterrorizada, y que es víctima. La mujer manipulada, presionada y chantajeada. Contemplamos, desnuda y conmovedoramente, el MUY difícil y doloroso proceso de ver, aceptar, asumir, dejarse ayudar, decidir, romper los vínculos y relaciones patológicas, enfermizas, destructivas, aniquilantes… de la mujer maltratada. Esto no como un caso puntual e individual de la protagonista ni de los Estados Unidos, exclusiva y excluyentemente. Sino que contemplamos todo esto, como una realidad ya presente en todas partes del mundo. Una desgarradora tragedia.

Palpita también, en toda la Miniserie, el latido –casi desesperado- por la vida, por la lucha por vivir, y sobre todo: en el “útero” de la MATERNIDAD. Es una de las columnas vertebrales del discurso y diégesis que encontramos, en cada episodio. Una maternidad casi en contraposición: la vivida y sufrida como hija, con esa madre ¡tan imperfectamente madre!, y la de esta madre joven ¡tan desesperadamente madre, angustiada sólo por salvar a su pequeña hija! En ella, esa convicción y dignidad de MADRE, que quiere una vida digna para su hija, diferente a la que ella tuvo y tiene, y que es el motor por el cual enfrenta, soporta y supera todas las tremendas dificultades, a veces como Job, y otras veces como David contra Goliath. Esta Miniserie se erige, así, como un ¡canto a la maternidad! Y me hace pensar, conmoverme y aplaudir, no sólo la contundencia y veracidad de este personaje e historia, sino que mi corazón se vuelve hacia las miles y millones de mujeres –de ayer y hoy, y seguramente mañana- que ¡heroica, sufrida y amorosamente! son testimonio viviente de esto en todo el mundo. MUJERES de todas las edades fértiles, de todas las razas, lenguas, culturas, religiones, lugares… Es como si, en esta Miniserie, nos encontráramos con un ¡himno al amor maternal!… ¡a toda costa… a “prueba de balas”!…

El potente mensaje sobre la VIDA y la búsqueda afanosa de lograr su DIGNIDAD es una constante en esta Miniserie, porque es una historia MUY real, y más cotidiana –y común y corriente-, de lo que se supone. Encierra y revela un tremendo realismo: ¡las personas sufren mucho! En la sociedad, la gente ¡está sufriendo mucho! Y, mayoritariamente, sin culpa voluntaria. ¡Hay mucho, demasiado, sufrimiento inocente! A la par de eso, como contracara y como causa, hay mucho egoísmo, indiferencia, individualismo, superficialidad, frivolidad, despilfarro, y mucho pecado de omisión. Y no sólo de los Responsables políticos y sociales. La Sociedad está muy enferma de todo eso, y provoca –día a día, segundo a segundo-, mucho dolor, casi todo sufrimiento silencioso e inocente… Pues bien, muchos de esos corderos inocentes, resilientes y sufridos, no pierden nunca la esperanza, y siguen, con la frente alta, con dignidad, empujando su carreta existencial…, con una sonrisa esbozada, y la paz en su alma… ¡Nos dan lecciones que son Cátedras!… Y: ¡muchos de ellos son JÓVENES!… La protagonista de esta historia, es una de ellas. ¡Gracias! Son personas curtidas, con vidas e historias muy duras, sufridas y sacrificadas. Marcadas por los sufrimientos, dificultades, humillaciones, privaciones, fracasos, injusticias, pérdidas, abandonos, muertes, traiciones, infidelidades… Se han hecho en el “cayendo y levantando” (como diría Santa Teresa de Jesús)… ¡La vida no les fue fácil, ni se las regalaron ni facilitaron ni sirvieron en bandeja ni con paños fríos! ¡SUFRIERON! Y muchos de ellos no tuvieron ¡un papá y una mamá solventándolos ni “acariciándolos”! Sin embargo, lejos de deprimirse o quebrarse o hacer tonterías, o vivir reclamando a los demás que les den y den y den (lo que en realidad corresponde a ellos buscar y lograr), se “arremangaron” y “plantaron batalla” con sus personas, en sus vidas concretas. Decidieron hacerse dueños de sus personas y de su destino: fueron responsables. No le cargaron la responsabilidad, ni la culpa, a otros. Y, a trompicones, con mucha “sangre, sudor y lágrimas” (diría Winston Churchill), libraron su batalla existencial. ¡Sin quejarse ni reclamar!… ¿¡Cómo no contemplar todo esto en esta historia, y en este personaje, que nos presenta esta Miniserie?!… ¿De qué pueden quejarse tantos seres humanos?… Y, puntualmente: ¿de qué se quejan y reclaman, y tontean, tantos jóvenes hoy en nuestra Sociedad moderna y, sobre todo, capitalista y progresista y occidental?… ¿En qué están…, en qué “andan”?… ¿Quiénes son sus modelos, sus ídolos y sus motivadores?… ¿A qué y a quiénes están mirando…, siguiendo…, e imitando?… La joven de esta historia –real-, es cuestionadora de muchas de estas cosas…

¡No se debe vivir en una “burbuja”!…

¡No se debe ser un quejica, ni vivir exigiendo y reclamando!…

¡Hay que ESPABILAR, y ser y vivir en serio!…

Hasta la próxima, amigos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *