LIBRO: “MI NOMBRE ES SKYWALKER”.

… “y vengo de otro planeta”…

Tenía este libro en Lengua Gallega (desde 2005) y me conmovió, además de encantarme su maestría narrativa. Como tengo buenos conocidos y amistades, de todo cuño y especie, y en muchas partes (¡gracias a Dios!), en el año 2012 me lo regalaron también en Lengua Española, unas personas muy solidarias que conozco, y que entregan su tiempo y servicio generoso y desinteresado en “Cáritas” –con mucho amor-. Fue publicado, a raíz de los “20 años de la Campaña Nadie sin Hogar”, de “Cáritas Española”. ¡Gracias por este bendito regalo que me hicieron! ¡Volví a maravillarme con este texto, por cómo está escrito, y por TODO lo que nos “dice”!

Su autor fue el fallecido, en 2016, AGUSTÍN FERNÁNDEZ PAZ. Muy buen escritor gallego, además un fecundo docente y entrañable, comprometido y solidario como ser humano. ¡Muy buena persona! Y ¡qué bien y bonito escribía!

Creo que no diré ninguna novedad al afirmar que, JORGE LUIS BORGES es el MAESTRO de la precisión, contención y sustancia narrativa. De ese decirlo todo, en poco y breve. Apretar la sustancia, para entregar toda la sustancia en un discurso. ¡Sólo los grandes narradores pueden hacer esto! Y, el autor de este maravilloso libro, que ahora comparto con vosotros, me aparece siempre como un aventajado alumno de Borges, porque en unas 80 páginas, redondeando (con dibujos), logra un universo literario, antropológico, cultural, social, económico y humanístico ¡increíbles! Y con una sencillez que, verdaderamente, lejos del retorcimiento y academicismos, me deslumbra párrafo a párrafo.

Su narrativa es lineal, fluida, puntual, concisa… y con ella va entretejiendo una diégesis y un cosmos de palabras, pensamientos, sensaciones, sentimientos y reflexiones en el lector, que le son inevitables.

La historia, diálogos y todo el “mundo interior” del relato, me recuerda mucho, o me trae una corriente o hálito o “perfume” de “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry, y también a “E.T.”, de Steven Spielberg.

“En sus ojos se veía una infinita tristeza”.

(de Manu Chao, en “Próxima Estación: Esperanza”).

No os contaré el argumento de este libro. Ya sabéis que nunca hago eso. Además, no leer esta historia –para un buen lector-, sería casi un sacrilegio contra el buen narrar y el humanismo. Simplemente, compartiré con vosotros algunos frutos de mi doble lectura, en gallego y español.

Todo el relato se estructura, espacialmente, en un supermercado, sobre todo en sus puertas, en la acera y sus alrededores. Los personajes esenciales (porque este libro va de ESENCIAS), son dos: una NIÑA y un hombre que dice llamarse SKYWALKER, igual que aquél personaje de la Saga de “La Guerra de las Galaxias”, y que está apostado, todos los días, todas las horas, allí: a las puertas de esa enorme superficie comercial. La niña tiene sus PADRES, vive con ellos, al frente. Todo esto da pie, a FERNÁNDEZ PAZ, para crear un sencillísimo universo literario, que contiene una honda y riquísima diégesis y mensaje, cargados de matices y estratos temáticos y humanos.

Cualquiera, en una lectura superficial, por encima, de entretenimiento, puede pensar y creer que es un libro de Literatura “infantil”. Siempre he pensado, porque ya os dije que soy una Filóloga odiosa, que lo de catalogar como infantil, a ciertos textos y Obras artísticas, no me convence totalmente. Para mí, se trata de una Literatura ¡bastante para adultos!, sobre todo por las capas de lectura que encierra y desvela, y porque nos cuestiona mucho y nos mueve muchas estanterías mentales, psíquicas, conductuales, sociales, culturales, y espirituales. Estas Obras Literarias para “infantes” pueden ser ¡artillería y misiles para nuestras conciencias… tan de “adultos” o “mayores”!…

El libro es sencillo, entrañable, conmovedor, emotivo y el lector lo siente y lo vive, no sólo lo lee. También lo VE, porque su narrativa es muy visual también, casi diría que es cinematográfica. Vamos viendo todo lo que vamos leyendo. Pero, no sólo esto, es un texto también para “rumiarlo” mucho interiormente, sobre todo en y para los tiempos que vivimos…

Mi buen abuelo Andrés repetía que los niños, los locos y los borrachos, siempre dicen la verdad. Y a esta altura de mi vida, creo que bastante razón el hombre va teniendo. Descansa en paz, bonito abuelo. Si hay algo que, desde el principio, salta a nuestros ojos y corazón leyendo este libro, es que esa NIÑA es la ÚNICA que VE a ese HOMBRE.

¡La percepción de los pequeños, y la ceguera de los “grandes” y mayores! Ellos no lo ven. Simplemente “pasan”. Por supuesto, no se detienen. Es la NIÑA, la que vive su PEQUEÑEZ, la que cae en la cuenta, percibe y es consciente de que ÉSE es una PERSONA. El resto del mundo “adulto” y “maduro”, absorbido en su YO, que los ha empobrecido y hecho perder esa CAPACIDAD de INTUICIÓN, de MIRADA, de DESCUBRIMIENTO y de CAPTAR la VISIBILIDAD de otro SER HUMANO, sigue su día a día como siempre, como si nada pasara y –peor aún-, como si NADIE PASARA. Los que “pasan” son ellos…

De ahí que, esa PEQUEÑA descubre la realidad de la INVISIBILIDAD de ese hombre, y eso la moviliza y atrae, porque ella sí que no ha perdido la capacidad de SORPRESA y ASOMBRO. Se SENSIBILIZA ante él, y lo asume así: INVISIBLE, pero no para ella. Desde ese momento, éste será su secreto y tesoro.

En una narración tan simple, palpamos que hay realidades que sólo son aptas para los PEQUEÑOS. Ellos solamente las captan; sólo ellos se maravillan frente a ellas, las contemplan y abrazan; sólo ellos pueden experimentarlas, traspasarlas, trascenderlas, entenderlas y vivirlas. Los GRANDES, por estar tan “llenos” y “ocupados”, pierden esas capacidades. Los PEQUEÑOS están despojados, son vírgenes, y viven el Bien, la Verdad, lo Bello, lo Noble, lo Justo, lo Digno, lo Loable… Solamente los que son así, son capaces del “algo más”, del “un poco más”, del “más allá”… Por ello, también pueden ilusionarse, soñar, entusiasmarse, creer, confiar, esperar, imaginar y abrirse también a la magia y al misterio.

¡Los PEQUEÑOS, los NIÑOS!

No los infantiles.

Esa NIÑA PEQUEÑA, rompe con esa abulia y anestesia de “acostumbrarnos” al dolor del otro, a sus necesidades y fragilidades. Se desinstala, de esa constatación de lo grave y malo de perder la sensibilidad y la fantasía, en los adultos. Entra en esa dimensión en la que, más allá de su hogar y su mundo, hay otros y hay una realidad. Y lo hace, simplificándolo todo, incluso en casa, con sus padres, porque ¡los adultos siempre complicamos y enredamos las cosas! Los que viven la PEQUEÑEZ, en cambio, siempre van “al grano”, a lo real, práctico y concreto, no divagan ni elucubran. ¡Los PEQUEÑOS son MUY realistas, aún en sus fantasías!

Así es como, para relacionarse, son capaces de vivirlo con LIBERTAD y GRATUIDAD, lo mismo para expresarse y establecer vínculos. No son retorcidos ni tienen miedos ni prejuicios ni protocolos ni prerrogativas ni exigencias ni condicionamientos. Son naturales y espontáneos. Saben ser felices, y les encanta compartir la felicidad ¡incluso con regalos! Las cosas simples, les atrapan, lo mismo que la conversación cotidiana, y el universo misterioso de los detalles y secretos. ¡De todo saben maravillarse!

En los diálogos entre ella y SKYWALKER, éste le hace comentarios y afirmaciones de tal contundencia y hondura, que –si somos buenos lectores-, no podemos dejar de sentir una suerte de “garrotazos” a la soberbia, vanidad, engreimiento, superioridad, narcisismo, endiosamiento que tenemos los seres humanos: ¡nos creemos “los más”! pero … ¿lo somos?… y ¿somos tan “adelantados” como nos lo creemos, pontificamos y vociferamos?…

SKYLWALKER es un hombre misterioso, que –con sus palabras, gestos y actitudes-, nos va desvelando toda su riqueza interior como ser humano. Su persona “atrapa” a la niña, pero no negativa ni peligrosamente, sino que se termina convirtiendo en aquél que enseña –y nutre- lo que es amar al extraño, al distinto; acogerlo, AMICARSE con él; crear el vínculo y experiencia del amor con el diferente, porque éste es un misterio insondable y desbordante a descubrir.

Frente a la ceguera e incredulidad de los “adultos” y “mayores”, que no toman en serio a los PEQUEÑOS, se yergue SKYWALKER: un hombre simple, casi secreto, que nadie percibe, como fuente de sabiduría y humanidad. Él PERCIBE a esta NIÑA porque él nunca ha dejado de ser, sentirse y vivir como PEQUEÑO. En el fondo:

¡son dos INVISIBLES que se encuentran y se descubren!

Me detengo en que él es INVISIBLE, y acá está otra de las potentes bazas de esta bonita historia. SKYWALKER es un personaje de ficción, ciertamente, ¡y memorable!, pero –en la realidad-, convivimos con ¡millones de INVISIBLES! No voy a entrar acá a hacer un análisis detallado ni profundo de las causas de su existencia –y creciente número-, en esta Publicación, simplemente diré que comparto el trasfondo y cosmovisión de FERNÁNDEZ PAZ al respecto, en este relato, porque estoy absolutamente convencida –y cada vez más-, de que la raíz de esta tragedia fue y es –y será si no cortamos y curamos este tumor-:

el pecado de EGOÍSMO que nos lleva a los constantes

PECADOS DE OMISIÓN

los INVISIBLES que no percibimos, y de los que “pasamos” en esta Sociedad enferma de EGOÍSMO, son nuestros

OMITIDOS. IGNORADOS.

Frente a ese Hombre de hoy, SKYWALKER y sus “compatriotas” representan una Humanidad distinta y nueva. Ellos encarnan la sensibilidad, la imaginación, la magia, la trascendencia, la solidaridad y humanismo de los POBRES, de los PEQUEÑOS. Entre ellos, y para con los demás. Él mantuvo la ilusión de esa NIÑA y CUIDÓ de su corazón. Nunca la defraudó.

El libro se cierra con un magistral y copernicano giro narrativo, que en la lectura ya se iba intuyendo. En un breve-maestro párrafo, da un cierre “seco” y directo, pero tierno y conmovedor. Culmina así una pequeña-gran historia, profunda y polisémica; una especie de parábola, universal y atemporal, de urgente y desgarradora actualidad.

Amigos lectores: muchos –muy cerca nuestro, seguro…, y por ahí- nos están diciendo “invisiblemente”:

“Mi nombre es Skywalker”.

¿Espabilaremos…?

Buscad este librito. Compradlo, si podéis. No debe ser caro. Si conocéis “Cáritas”, deben allí tenerlo también. Es una verdadera joya. De sobra os lo recomiendo, porque –además-, está muy bien escrito, y es entrañable.

Hasta la próxima, amigos.

Libro: “MI NOMBRE ES SKYWALKER”. (“O MEU NOME É SKYWALKER”).

Autor: AGUSTÍN FERNÁNDEZ PAZ.

Editorial: Ediciones SM- Madrid- 2003- (en Gallego y en Español).

Ediciones de “Cáritas Española”- 2012- (en Español).

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