HABLEMOS ALGO DE LA MAGNA SANTA TERESA DE ÁVILA…

Cuando tenía 20 años leí las OBRAS COMPLETAS de SANTA TERESA DE JESÚS, nuestra TERESA DE ÁVILA, la MAGNA: Monja Carmelita- Reformadora- Mística- Doctora de la Iglesia- Teóloga- Escritora- Poetisa- Mujerón- Gran, rica, polifacética, fuerte y sólida personalidad-Maravilloso ser humano.

En el período de esta pandemia del Coronavirus que sigue asolándonos, volví a releer sus Obras Completas, tras muchos muchos muchos años. Fui releyendo y “rumiando” y contemplando sus páginas. Muy tranquilamente. Y comprobé nuevamente que el tiempo no pasa en vano en nuestra vida, a nivel personal y social. Redescubrí a Santa Teresa y, otra vez más, quedé atrapada por su discurso literario y espiritual. Por eso ahora deseo compartir con vosotros algunos trazos y matices de mi experiencia lectora y contemplativa, con la conciencia y honesta veracidad y convicción de que no lo diré todo, porque con el tesoro infinito que es Santa Teresa y sus Obras Completas, esto es imposible, inabarcable, inaprehensible.

Para ubicaros en un marco general o especie de Índice de sus Obras Completas, os presentaré un panorama esquemático de sus contenidos. Así os ubicaréis y os guiaréis mejor, y yo también podré expresarme más sistemática y claramente. Antes de ello, diré que he leído esta vez la última edición de las Obras Completas, revisadas y actualizadas. Os las presento esquemáticamente:

  1. Libro de la vida.
  2. Camino de Perfección.
  3. Castillo Interior o Las Moradas.
  4. Las Fundaciones.
  5. Las Relaciones.
  6. Conceptos del Amor de Dios.
  7. Exclamaciones del alma a Dios.
  8. Constituciones.
  9. Modo de visitar los conventos.
  10. Poesías.
  11. Escritos menores.
  12. Epistolario (sus cartas).

Como podréis constatar hay muchísimo para leer y “leer”, ya sabéis a qué me refiero con esto último. Santa Teresa no fue y es sólo GRANDE por su santidad y fecundo legado y obra, sino también por su producción escrita, toda ella de su puño y letra. Debemos ubicarnos para valorar inestimablemente esto, en la época y en la situación concreta de la mujer en esa Sociedad y en la Iglesia de entonces. Podríamos calificarla como “de avanzada”, como “feminista”, por su atrevimiento y arrojo en sus tiempos y circunstancias. Realmente fue y sigue siendo una verdadera feminista que, con su personalidad, obras, escritos y actitudes, colocó a la condición femenina en un sitial honorable y elevado, reivindicándola y “emponderándola”, pero sin radicalismos ni ideologías ni falsos ni retorcidos discursos y demandas. Santa Teresa fue una mujer, íntegra, plena y comprometida con la realidad en la que le tocaba vivir. No necesitó de soflamas ni de explicitaciones feministas como las que vemos en nuestra Sociedad actual. Estamos rodeados e invadidos por un feminismo que tiene bastante poco de feminismo. Sería muy conveniente que se mirara, conociera, difundiera e imitara, a mujeres “tipo Santa Teresa” y otras miles que, sin bombos ni platillos, sin pancartas, sin dineros del Estado, sin ideologías, sin pataleos ni escándalos ni reclamos, han y hacen de este mundo y Humanidad un lugar más humano, más digno y más pleno.

Antes de hacer algunas referencias aproximativas a sus Obras Completas, me referiré a Santa Teresa, ESCRITORA, mujer de la PLUMA, porque me ha impactado siempre su irrupción y abundante producción en la literatura escrita, más aún en su época. Ella, desde niña, fue una apasionada lectora, pasión que le fue inculcada y alimentada ya desde su círculo familiar. Fue toda su vida una escritora autodidacta: fue aprendiendo a escribir, a expresarse por escrito. Contaba, en su cabeza, memoria y corazón, con ese “arsenal” de autores y textos que había leído a lo largo de su vida, y que seguía leyendo. Ella misma habla de sus lecturas como de leer “buenos libros” y, ciertamente, lo había hecho y lo siguió haciendo siempre. Y cuando ya escribía, consultaba, se hacía asesorar y ayudar de Letrados, Teólogos, personas espirituales, eruditos, escritores, Maestros de la pluma. Todo ese bagaje lector interior, cultural y espiritual suyo es un abono, un sustrato, una capa sobre capa, que la va construyendo intelectual, cultural y espiritualmente, y que la ayudará a conformar su universo literario y de escritora. Lo interesante es que ella deviene en escritora ya en su adultez, cuando es una mujer madura, desde los 45 años hasta los 67, escribiendo ya a las puertas de su muerte. Sus últimos escritos son de pocos meses antes de morir. Ello denota con cuánta dedicación, pasión, sistematización, interés y constancia, Santa Teresa asumió su identidad, misión y servicio como escritora.

Su estilo literario es muy personal, directo, claro, preciso, fresco, fluido, espontáneo, entretenido, dinámico, auténtico, inteligente, familiar, coloquial, natural, cotidiano, galante, reflexivo, sencillo, simbólico, y con rica, bella y elevada humanidad, sensibilidad y espiritualidad-mística. En su poética deslumbra por su nivel, hondura y excelencia espiritual, pero también por la belleza estética de su lenguaje, expresiones, recursos, estilo y contenidos.

  • Sobre el LIBRO DE LA VIDA referiré lo siguiente:

Santa Teresa escribe su propia autobiografía, a puño y letra. Su historia personal, familiar, religiosa, etcs., están palpitando en sus páginas. Pero más que contarnos su vida, con pelos y señales, lo que realmente hace es una “lectura” de su propia historia, con una mirada introspectiva, para comprenderla, iluminarla, asumirla, y discernirla. Desde el momento que comienza a hacer esto, poniéndolo por escrito, en esta “clave” interior más que anecdotario, asume una actitud de “lectura” de sí misma que ya la acompañará para siempre, hasta su muerte. Vemos que ella va entendiendo y asumiendo su vida como una historia de salvación, como una experiencia de Dios y, a medida que entra y vive en este proceso, es capaz de escribirla, expresarla y compartirla comunicándola a los demás. Narra su vida como un camino, con las características antes citadas, y por eso necesita y quiere explicitarlo por escrito. El dinamismo interior que vive a medida que narra su vida, se va convirtiendo en iluminación más que en un recuento de acontecimientos y personas. Su vida narrada es el primer gran regalo suyo en sus Obras Completas.

Por eso el Libro, como narración autobiográfica, tiene toda esa dimensión de relato, propia de toda autobiografía, pero es también un legado y lección espiritual para todos los lectores. En ella descubrimos un principio y fundamento, una unidad, una compactación, un sentido. Todo ello dado por la presencia de DIOS siempre en su vida, como protagonista, como hacedor, como conductor, como director, como “estratega”, como la esencia permanente en cada episodio. Es Dios quien orienta e ilumina el campo de los sucesos de la vida de la Santa y ésta, progresivamente, así lo va entendiendo, asumiendo, viviendo, y escribiéndolo. Nos escribe, nos cuenta, su vida pero, en definitiva, lo que leemos es la obra de Dios en y para Santa Teresa. En esta autobiografía no es tanto ella la actriz principal sino que el protagonismo, en definitiva, es de Dios. Y esto así lo descubre, lo “lee”, lo entiende la Santa, y así lo vive, y así hace su “lectura” y escribe sobre ella.

Toda esta primera parte de sus Obras Completas, dedicada a su vida, es esencial para la lectura sobre Santa Teresa. Si queremos conocerla, entenderla, asumirla y amarla, tenemos que partir del “Libro de la vida”. Si hacemos esto, sentaremos las bases para un correcto y profundo “ad intra” de toda su obra literaria escrita. Os aliento y exhorto a que no dejéis de leerla. La califico como uno de los grandes y testimoniales tesoros que tenemos en nuestra Iglesia.

  • Sobre CAMINO DE PERFECCIÓN:

Fue escrito por la Santa para la formación espiritual de sus monjas.  Es entonces un Libro formativo, didáctico, magisterial, para ellas. Era un grupo pequeño, solamente 12 monjas. No habían podido acceder a la lectura del Libro de la vida, pero estaban ansiosas de las palabras de su Santa Madre. Presionaros hasta conseguir que ella accediera a escribirles para formarlas espiritualmente.

Las páginas de este Libro están escritas con absoluta libertad y espontaneidad, como una madre que habla con sus hijas, al modo del coloquio cotidiano y también de la intimidad de una carta. En “Camino de Perfección” vemos a una madre “pastoreando”, cuidando, enseñando, formando, a sus hijas. El tono es intimista, coloquial y familiar; cargado de sentimiento, emotividad y pasión. Santa Teresa amaba a sus hijas, y se preocupaba por ellas, con hondos e intensos sentimientos humanos, realistas, e insertos en las circunstancias históricas, sociales, políticas, religiosas y eclesiales en las que estaban inmersas. Eran tiempos difíciles, convulsos, confusos y peligrosos, en todos los órdenes. La Cristiandad y la Iglesia Católica no se libraba de ello tampoco. A medida que escribía el Libro, la Santa lo sometía a los teólogos censores, y tuvo que hacerle reformas, pero lo fue enriqueciendo con contenidos y matices doctrinales. Por eso finalmente sus monjas pudieron leerlo.

En el texto definitivo, podemos percibir –además de la sólida, profunda y vasta riqueza doctrinal- un muy buen texto literario y pedagógico, muy didácticamente formativo. Literariamente hablando, lo escribe como si ella estuviera hablando con sus monjas, con un lenguaje coloquial cotidiano y también “monjil”. La fortaleza doctrinal que presenta el Libro no es de altos vuelos inalcanzables, con conceptos teóricos complejos, sino que es muy enraizada en la vida, empalmada en la realidad del día a día. Santa Teresa les habla no desde altas esferas, sino desde y con su experiencia vital, religiosa, espiritual. Pero todo cargado de solvente doctrina teológica y espiritual: va sellándoles la identidad, la esencia y el legado de su cosmovisión, proyecto y obra. Por eso, en este “Camino de Perfección”, ya aparecen grandes columnas vertebrales del teresianismo que ella crea: apertura eclesial y no cierre autista respecto de la Iglesia, como uno de los fundamentos de la vida espiritual; virtudes y actitudes evangélicas bien concretas; vida de oración y vida interior; vida contemplativa personal y comunitaria; Cristocentrismo; oración eclesial; sentido de Dios permanente; el Padrenuestro como modelo y maestro de oración en Cristo y como estructurador de toda la vida, personal, comunitaria y con la Iglesia; fidelidad y obediencia eclesial; los Sacramentos, sobre todo la Eucaristía; las tentaciones y el demonio: discernimiento, lucha y fidelidad; el pecado, arrepentimiento, confesión y conversión; los Confesores y la Dirección Espiritual; coherencia de vida: palabras y obras… Van apareciendo en sus páginas las grandes líneas maestras de cómo deben ser y vivir sus monjas. Un proyecto de mujeres de Dios, enamoradas y centradas absoluta, total y radicalmente en Él; mujeres hermanas en Comunidad orante, contemplativa, humana, amante del prójimo, misericordiosa, universal, realista, penitente y mortificada, humilde, sobria, pobre, austera, sacrificada, trabajadora, servicial, eclesial, litúrgica y abierta a la realidad concreta. Se detiene más extensa, profunda y detalladamente en la oración y en la vida y condición contemplativa. Sus monjas deben ser esencialmente mujeres orantes. Ellas deben SER oración. Y dedica muchos capítulos a desmenuzar el tema. Recordemos que este punto esencial fue uno de los grandes motores que impulsó a Santa Teresa en su Reforma, por la situación que veía y sufría en los Conventos en los que vivió antes de abrirse camino hacia su Reforma. No eran precisamente casas de oración, de contemplación, de silencio, y de vida austera ni centrada sólo en Dios y la Iglesia. Por eso su afán e insistencia en este campo cuando les está hablando a sus monjas en el Libro “Camino de Perfección.”

  • Sobre el CASTILLO INTERIOR o LAS MORADAS:

Luego de sus dos primeros Libros, Santa Teresa alcanza un excelso grado cualitativo de madurez y plenitud humana y espiritual. Sus: “Libro de la vida” y “Camino de Perfección” vienen a desembocar e integrarse en una lección magistral de espiritualidad mística y ascética: el CASTILLO INTERIOR, más conocido como LAS MORADAS. En esta adultez y madurez integral de la Santa, me la encuentro con una escritura, una expresión, más sobria, austera, discreta y ajustada, y mucho más profunda y centrada en las esencialidades. Creo entender que ya no sólo piensa ni escribe sólo para sus monjas, sino que su intención es mucho más abarcadora: apunta a hablar de la plenitud de la vida cristiana, y eso es algo universal a lo que estamos llamados todos desde el Bautismo. Santa Teresa se nos aparece entonces como una Maestra y Guía de vida espiritual, para todos.

Al ocuparse de ello, creo que recurre a la metáfora y tema del CAMINO porque encierra la realidad del proceso e historia personal, en ese ir a LO ESENCIAL y así crecer y alcanzar la plenitud cristiana. La persona, en esa historia salvífica de Gracia, in crescendo, puede llegar a la vivencia de la configuración de la Personalidad Mística. Pero la Santa no se va a las nubes, desarraigada, en esta concepción, propuesta y vivencia. Debo decir que siempre me ha impresionado de Santa Teresa el tremendo, contundente y decisivo SENTIDO DE LA REALIDAD que mantuvo durante toda su vida. De ahí que, aunque nos regala LAS MORADAS, nunca eso implica evasión de la realidad, huida, distorsión, desentendimiento, negacionismo y ruptura con lo real concreto que nos rodea, que nos implica y que nos reclama. De ahí que, inmediatamente después de proponer este Camino hacia el Castillo Interior, ella misma se dedica a escribir (y son publicadas inmediatamente) dos obras escritas más suyas: las FUNDACIONES y las CARTAS. Con y por estos escritos, la Santa nos saca de ese refugio placentero, acomodado, ideal, egoísta, ficticio y contrario a la espiritualidad cristiana del Amor, y nos hace aterrizar con los pies bien puestos en tierra: en diálogo, apertura, entrega y servicio a los demás y a las realidades del mundo que nos reclaman. La espiritualidad, la Mística, son Caminos y experiencias con y en Dios para impulsarnos hacia los hermanos, Imagen y Semejanza divinas. No somos ángeles. Somos Hombres, seres humanos, personas: espíritu encarnado. Una correcta y plena espiritualidad y Mística y vida interior se calibrará y se hará fecunda en nuestro “bajar del monte”, “salir de la nube”. Si no se produce esto, no somos místicos, somos misticoides. 

Su escritura en este Libro es de una grafía firme y con una redacción rápida y fluida. Devora tinta y papel de tanto que escribe, y con tanta velocidad. Le fluyen los contenidos como cataratas. No se da pausas en el escribir. Tiene ya una amanuense, pero ésta no da abasto.

A sugerencia del Padre Gracián, acepta que la línea temática del Libro gire en torno a la idea de la enfermedad y curación. El alma enferma necesita salud, necesita plenitud. Obedientemente, acepta ser una escritora-“curandera” para hablar de las cosas espirituales esenciales que verdaderamente curan, sanan, salvan y elevan humana y espiritualmente. Y por eso en el Libro presenta cosas prácticas, concretas, para ese proceso y Camino espiritual, ascético y místico. Para ello ocupa varios capítulos con el tema de la ASCESIS, y la presenta como un Camino esencial para la “jornada fuerte”: la purificación y despojo, para lograr la unión y santificación, en y por el Amor, alcanzando así la vía y experiencia mística, que es la consumación de la vida mística en los Misterios de Cristo y la Santísima Trinidad.  

La Santa nos habla de todo un movimiento de interiorización, que arranca con la búsqueda agustiniana de Dios “dentro”. Tras ello, el proceso antropológico complejo y paradojal del misterio del alma debatiéndose siempre entre el pecado y la Gracia, hasta que descubre y se rinde a la certeza de la inhabitación trinitaria y la comunión con Cristo. Por eso necesita el alma de la ascesis y del Amor.

Planteando estos presupuestos, Santa Teresa va sumergiéndonos en la hondura de la Vida Mística. Para ello nos habla de un Proceso de SIETE JORNADAS DE LA VIDA ESPIRITUAL. Este Proceso es el que se realiza como un CASTILLO INTERIOR, que es lineal y dinámico. Allí y así, el alma tiene hambre de Dios y de la unión con Él, pero a la vez debe caminar con un programa bien concreto para lograrlo: luchar, conocerse a fondo, tener siempre presente la exigencia del Amor a los demás, no perder la sensibilidad respecto al riesgo, programar y esperar. ¡¡La Paciencia!!, otro tema muy teresiano, más aún en este Camino espiritual-místico. De esta forma, la Santa nos aúna lo antropológico con lo teológico, sobre todo acentuando en esto último lo trinitario y cristológico. En este proceso, el Hombre entiende y experimenta que la unión con Dios implica también una plenitud humana, en la que el Amor y el “aterrizaje” de la experiencia amorosa divina, tiene que seguirse en la “quintaesencia” de la santidad y la Mística: la coherencia en la vida concreta, sobre todo con y por Amor a los otros. Sería lo del Apóstol San Juan en una de sus Cartas: “Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama al prójimo, a quien ve. Es un mentiroso”. Es que la Mística de Santa Teresa es realista. No es algo intelectual, de pensar mucho, de razonar mucho, sino que siempre se funde y conlleva la experiencia concreta del Amor. Es como si la Santa nos dijera que realmente se trata todo esto de: AMAR MUCHO. Pero un amar que es OBRAS, más que sentimiento y emotividad. Me atrevo a decir que el CASTILLO INTERIOR o MORADAS de las que nos habla Santa Teresa es, en su plenitud y esencia, el AMOR. Y a ello llega el alma solamente tras la ASCESIS y la MÍSTICA. Hace así entonces un recorrido o Camino por las seis MORADAS, hasta llegar a la SÉPTIMA MORADA, que es la del MATRIMONIO MÍSTICO, de fusión amorosa con Cristo.

  • Sobre LAS FUNDACIONES:

Realmente este Libro es el último de Santa Teresa. Lo termina pocos días antes de morir. Lo escribió por etapas, durante los últimos diez años de su vida.

Ella se había propuesto “historiar” con total veracidad histórica, sus peripecias como fundadora de conventos. Para lograrlo, se impuso un estilo de escritura veraz, vívido, realista, detallista, fluido, dinámico, sin arreglos estilísticos ni formales y con una total soltura de su pluma a la hora de contar. Ella ya está muy mayor, y su salud la erosiona bastante, pero con todo eso igual se lanza a su última misión, que sellará su legado: fundar conventos. Leer este Libro a mí, puntualmente, siempre me hizo y hace pensar y “rumiar” qué maravilla de Carisma ha regalado el Señor a algunos muy elegidos “para algo especialísimo” en su Iglesia. Qué hombres y qué mujeres han “sangrado” y dejado su vida por Cristo y su Iglesia. Qué deuda eterna de gratitud tenemos para con ellos, por su respuesta fiel, generosa y amorosa, a la vocación para la que fueron llamados y capacitados por Dios para ello. ¡¡Somos sus fecundos frutos!!, a lo largo de siglos y siglos, y en todos los rincones de la Tierra. Qué hombres y mujeres de Dios… Qué personalidades… Qué obras y legados. Por eso me gusta leer y “rumiar” particularmente el Libro de Las Fundaciones. Siento y pienso que “toco” a Santa Teresa, que la “veo”. Me la imagino también. Siento y pienso que “toco” un trozo esencial del Tiempo, de la Historia, de la Humanidad, de la Iglesia. Y el Libro termina cuestionándome profundamente, además de maravillarme las proezas de la Santa.

Es tal la autenticidad, la veracidad y la emotividad que la Santa persigue al escribir estas páginas, que no duda en narrar incluso cosas prácticas del gobierno, organización, gestión, vivencias, problemas, dificultades, experiencias, consejos, instrucciones… respecto de las Prioras, las monjas, allegados, autoridades… Se ocupa de poner por escrito detalles de la vida comunitaria, de la salud y enfermedades, de las relaciones con las personas del entorno al convento, anécdotas, aventuras… y un sinfín de información. El Libro rebosa sencillez y vitalidad, combinadas con reflexiones, consejos espirituales, consejos prácticos económicos y comerciales, de compraventa, de negociaciones, de alimentación, horarios, etcs…

Son los conventos que va fundando los que van centrando todo el relato de este Libro. No tiene el contenido ni peso doctrinal-dogmático-teológico de los anteriores. Es lógico. Este Libro lo escribió Santa Teresa como valor testimonial, y como un “aterrizaje” más en la vida concreta de lo que es la vida espiritual y mística. Una concreción, en obras, de esa vivencia de unión amorosa con Cristo, para compartirlo y ponerlo al servicio de los demás, como forma de testimoniar esa experiencia de Amor místico.

A mí, sinceramente, es un Libro que siempre que lo leo, me encanta. Además de por sus contenidos y de lo que antes os he dicho, me encanta y me hace bien, me reconforta, porque –al leerlo- vivo la experiencia también de “tocar” vida. Y, si “tocas” vida, “tocas” tiempo, y si “tocas” tiempo, “tocas” misterio y eternidad, y ello es una forma también de “tocar” y contemplar a DIOS.

  • Sobre LAS RELACIONES:

Son una serie de escritos que abarcan unos 21 años de la vida de Santa Teresa. Son colaciones breves y precisas.

En ellas narra: relatos autobiográficos de vivencias interiores; consultas espirituales selladas secretamente; apuntes sueltos suyos, para su uso personal; referencias al Voto de Obediencia al Director Espiritual; avisos y advertencias a los Frailes Carmelitas Descalzos; apuntes donde expone espontáneamente sus propias experiencias; algunas mercedes obtenidas, algunas extraordinarias; reflexiones; apreciaciones y experiencias místicas; confesiones personales sobre sus crisis y conflictos…

Al lector puede darle la impresión de estar ante un anecdotario o ante una lluvia de ideas o ante un borboteo y saltimbanqui de una “macedonia de frutas”, porque no es un Libro compacto formalmente, y es muy diferente –en el estilo y propuesta escrita- a lo que hemos leído antes. Pues bien, lejos de ser un Libro pobre o sin importancia, es bastante valioso, porque al leerlo vamos acompasando y acompañando el “in crescendo” de la vida interior de la Santa, desde estadios iniciales hasta su inmersión en el misterio y vivencia de la Mística. Al leerlo, nosotros entramos en ese “salpicón” que ella nos va compartiendo sobre sus experiencias humanas y espirituales. Nos sirven para acercarnos, “cortito y al pie”, a Santa Teresa. Son como pequeños bocaditos que alimentan y sintetizan nuestro conocimiento y amor a la Santa. Debo decir que a mí es un Libro que me gusta mucho.

  • Sobre CONCEPTOS DEL AMOR DE DIOS:

Es un Libro que a mí me gusta muchísimo. Es pequeño y breve de tamaño y extensión. Pero de una profunda y bella riqueza de contenidos y de estilo de escritura.

En este minúsculo, apretado y concentrado Libro, Santa Teresa hace una elevada y exquisita meditación de pasajes y expresiones bíblicas del Libro CANTAR DE LOS CANTARES, del Antiguo Testamento. Al leerlo y “rumiarlo”, siempre me ha parecido que en este escrito ella profundiza y embellece bíblicamente el tema del MATRIMONIO MÍSTICO, que luego desplegó en la SÉPTIMA de LAS MORADAS.

Si hay un Libro, en las Sagradas Escrituras, donde se describe y exalta el Amor y la Fidelidad de Dios al “alma” humana y la Comunión íntima de ese Amor, al modo MATRIMONIAL, es el LIBRO DEL CANTAR DE LOS CANTARES. Por eso Santa Teresa recurre a él, porque quiere hablar a sus monjas y a los fieles, de cómo es ese Amor y la Alianza Matrimonial Esposo-Esposa que ello comporta.

El Libro en cuestión tuvo sus “bemoles” con la censura y prejuicios eclesiales y sociales. Era muy difícil y peligroso, e inaceptable, que una mujer (y encima monja) se atreviera con este material y lo plasmara en sus escritos. No eran tiempos plurales ni tolerantes aquellos. Hasta que fue publicado, y aún hasta que llegó a nosotros, el Libro sufrió mutilaciones de contenidos. Sin embargo, la esencia del texto escrito por la Santa, está y podemos leerla y disfrutarla. El Libro es muy rico, sólido y profundo en la meditación bíblico-teológico-doctrinal que expone la Santa, y de una exquisita y emotiva sensibilidad y belleza. Está escrito en prosa, y con un estilo libre, coloquial, sentido y espontáneo. Nos recuerda en algunas de sus partes a cómo les hablaba a sus monjas en “Camino de Perfección”, siempre aparece como una madre hablando con sus hijas. En lo que escribe en este Libro, ella da rienda suelta a todos los sentimientos, sobre todo, que le produce el “Cantar de los Cantares”. Y eso es lo que comparte.

Para mí este Libro es importante y valioso, entre varias otras razones, porque incorpora al teresianismo el simbolismo nupcial, una de las notas esenciales de la comunión mística con Cristo. Santa Teresa extiende el significado de este simbolismo solamente a la relación y comunión PERSONALES con Cristo (el ALMA y CRISTO) y también lo hace extensivo a la dimensión mariana. No aparece en su planteo la concepción de las nupcias de Cristo con la Iglesia. Su simbolismo es solamente cristológico, pero no eclesial.  Os invito, especialmente, a que leáis y disfrutéis este Libro.

  • Sobre EXCLAMACIONES DEL ALMA A DIOS:

Diminuto Libro, pero interesante y bonito. Pertenece al Género de los “soliloquios”, algo bastante usado en la Narrativa Literaria y también en el Teatro.

En estas EXCLAMACIONES, nuestra Santa expresa -con total y libre espontaneidad y ardor- los momentos más ardientes de su alma en sus experiencias espirituales-místicas. En ello la Santa libera los temas espirituales más intensos y sentidos por ella: el sentido de la vida y de la muerte; la ausencia de Dios; su Amor a la humanidad de Cristo; su sentido del pecado e infierno; su ardiente deseo de compartir el Cielo con los Bienaventurados; su anhelo apasionado por salir a plazas y calles clamando como un Profeta…

En síntesis: hay que leerlas todas, y disfrutarlas. Y “rumiarlas” mucho también. En estas EXCLAMACIONES, ella nos ofrece una especie de oracional o salterio teresiano o letanía teresiana. Todo dirigido a Dios. Todas experiencias de Dios. Con una fuerte carga lírica, y también rítmica y con cadencia y elegancia, en muchas partes del texto. Por eso son dignas de ser leídas y degustadas y “rumiadas” con la mente y el corazón.

  • CONSTITUCIONES:

Al emprender su Reforma de la Orden Carmelita femenina, y concretarla, Santa Teresa inició un tiempo y modalidad nuevos de ser Monja Carmelita. Su Reforma fue tan radical y transformadora que, desde entonces, ser Carmelita y vivir como tal trazó un antes y un después, y no sólo para lo carmelitano sino también en una dimensión eclesial.

El Papa San Pío V, en un Breve Pontificio del 2 de febrero de 1562, da la aceptación y bendición para que la Santa oficialice formalmente su Reforma: la autoriza a determinar el estilo de vida religiosa de la nueva comunidad y, por ende, a formalizar unos Estatutos, que serán las CONSTITUCIONES.

Surgen así, formal y oficialmente, unos incipientes y brevísimos estatutos, pero muy bien construidos, pensados y fundamentados. Santa Teresa no fue una improvisadora ni una caprichosa ni una rebelde ni una ocurrente. Tenía muy claro lo que y cómo debían ser estas nuevas monjas carmelitas: qué y cómo debía ser lo carmelitano en su esencia. Y ya, en estas primeras páginas, en este primer esbozo, núcleo y matriz de las Constituciones, se ve esto clara y sólidamente.

Este texto primitivo se perdió, lamentable y accidentalmente, pero no fue impedimento para que todo siguiera la marcha que Dios había inspirado y bendecido. Lo que preocupaba a la Santa, y lo expresaba continuamente, es que “nadie pueda quitar ni poner en ellas”. Es decir: mantener el espíritu, la esencia e identidad de lo explicitado por ella en aquel primer manuscrito. Este angustioso anhelo suyo la llevó a mantener mucha correspondencia y encuentros con Visitadores, y demás gente de Iglesia (como el Padre Gracián, por ejemplo) para alertar y alejar estos peligros. Finalmente, en marzo de 1581, logra que –en el Capítulo de Alcalá- se dé el toque final al texto constitucional, para ser publicado formal y oficialmente de inmediato.

He querido detenerme sucintamente en esta génesis fundacional porque me parece muy reveladora del temple y carisma de Santa Teresa. También porque nos acerca más emotiva, certera, realista, convincente y contundentemente, su identidad y vocación de Fundadora. ¡¡Mucho tuvo que “faenar” nuestra Santa para ser totalmente fiel a Dios, la Iglesia, su tiempo, su realidad circundante… y a sí misma!! ¡¡Mucho!! Y esto lo destaco porque es también una constante a lo largo de toda la Historia de la Salvación, en la que DIOS va haciendo su obra salvífica con y por personas “señaladas” y que ¡¡las han “pasado y pasan canutas” para ser fieles y llevar a buen término la misión carismática encomendada!! Toda la Historia de la Salvación y toda la Historia de la Iglesia están marcadas por esto, y gracias a esto Dios ha podido llegar hasta nosotros hoy: “TIEMPOS DIFÍCILES, TIEMPOS DE SANTOS”. En Santa Teresa “tocamos” esto por todos los costados de su persona y de su vida.

Estas primeras CONSTITUCIONES, que llevan el sello y espíritu de Santa Teresa, también sufrieron retoques y retoques y retoques. Pero la esencia de ella en estos textos escritos, está. Y lo esencial que ella volcó en esos escritos, también está.

Para acabar esta aproximación general mía sobre este Libro, os diré que lo he leído varias veces y me confirmo en varias percepciones mías: a) la Santa traza todo un proyecto e ideal de SER, VIVIR, REZAR, AMAR como Monja Carmelita, en su identidad y esencia, y en las cosas prácticas y cotidianas; b) en sus páginas hay una profunda humanidad: Santa Teresa quería que sus monjas fueran madura, normal y plenamente personas y mujeres; c) estoy más que convencida que ella había leído y “rumiado” mucho sobre los Padres del Desierto, la Vida Monástica y, concretamente mucho, la “Regla de San Benito”. Todo esto es un sustrato, recipiente y molde de estas Constituciones que ella crea. Veo y siento clara y contundentemente que todo ello “palpita” y “respira” en el texto constitucional que nuestra Santa escribe.

  • Sobre MODO DE VISITAR LOS CONVENTOS:

Es un Libro muy breve, pero interesante y sustancioso. En sus páginas la Santa expresa una serie de sugerencias, expuestas con total sencillez y mucha finura, para los Visitadores de los Carmelos. Santa Teresa, una vez más, no se va en devaneos misticoides ni por las ramas: es precisa, clara, espontánea, franca, con mucho sentido común (algo que siempre la caracterizó), realista, y con mucha psicología. Ella los quiere con “mano firme” como “cabezas” de sus hijas, pero exactamente al mismo nivel los quiere: comprensivos y con una visión certera y sabia, y criteriosos y medidos, ubicados en las diversas circunstancias.

En estos aspectos me parece de importancia y valía extraordinarias este Libro. Creo que la Santa lo escribió por lo mucho que amaba a sus monjas, y así protegerlas. Me explico mejor: su época era de un absoluto y generalizado patriarcado y machismo, incluso en la misma Iglesia. Además, eran tiempos muy revueltos, difíciles y peligrosos, como por ejemplo lo de la Inquisición y la Contrarreforma Protestante. Por todo esto es que creo que nuestra autora quiso fijar bien claro postura y límites. Quiso proteger, cuidar e “inmunizar” a sus monjas frente a estos peligros. Si hay algo claro en Santa Teresa es siempre la Obediencia, pero vemos también que inculcó, propuso y exigió siempre también, diálogo, apertura, tolerancia, respeto, aceptación y ayuda. Obediencia sí, pero no dictadura ni sometimiento machista.

Hay otra razón más por la cual este Libro es importante, sustancioso y valioso: Santa Teresa deja más que claro y explicitado, como nunca antes lo había escrito ni dicho tan específicamente, que su concepción reformista no era sólo para sus monjas sino también abarcaba a LOS Carmelitas. Ella concibió UNITARIAMENTE la Reforma, para AMBAS RAMAS: ellas y ellos, Carmelitas por igual. Con y en este Libro nos queda esto más que patente, indudable, evidente, diáfano, cristalino… Ella explicita y puntualiza muy bien en sus breves páginas, lo que esperaba y exigía de los Superiores Carmelitas Descalzos para con los Carmelos de sus monjas. Santa Teresa concibió su Reforma carmelitana globalmente, como Reforma de la FAMILIA carmelitana: mujeres y varones. De ahí su preocupación por precisar matices, actitudes y conductas de los Carmelitas con las Carmelitas.

Para acabar, simplemente agregaré esto: ¡¡Qué MADRAZA fue Santa Teresa!!

  • Sobre sus POESÍAS:

De entrada, debo confesar que –personalmente, desde lo filológico/literario/artístico/teológico- este Libro es uno de los que más me gustan, me llegan y me conmueven de nuestra Santa, por sus contenidos, temas, estilo, recursos, construcción, diégesis, universo, simbolismos y maravillosa belleza estético-artística. Aunque ella fue una escritora autodidacta, que se fue haciendo y puliendo en la marcha, a golpe de pluma y papel, reconozco que en sus POESÍAS alcanza un clímax de talento, expresividad, creatividad y belleza, antes nunca alcanzadas por ella en sus escritos. Es como si las “Poesías” de Santa Teresa fueran un mundo aparte en su producción literaria, sobre todo por su calidad y nivel de escritura. Tal es así que, gracias a ella, y a otros que también escribieron su espiritualidad bellamente, en un período muy puntual e identificable, podemos hablar –en la Literatura Española y Universal- de: ¡¡POESÍA MÍSTICA!! Creo que estamos diciendo muchísimo con ello. Estamos reconociendo, contemplando, exaltando, disfrutando, sintiendo, viviendo y rezando con la ESPIRITUALIDAD, la TRASCENDENCIA, lo MÍSTICO, ¡¡hechos ARTE!! ¡¡hechos BELLEZA!! No se trata ya sólo de expresar explícitamente y por escrito los sentimientos y experiencias espirituales y místicas. No son una exposición ni descripción explicativa ni informativa ni meramente comunicativa y participativa de pensamientos, sensaciones, experiencias, estados. ¡¡ES ARTE!! Todo eso está elevado y cualificado superlativamente también como ¡¡BELLEZA y ARTE!! La PALABRA se convierte en ORACIÓN y lo hace bellamente. Estoy hablando entonces acá de ¡¡BELLAS ORACIONES. BELLOS REZOS!! al referirme a las POESÍAS de Santa Teresa.

Aunque ella misma confiesa no ser poeta ni tener capacidad ni interés en ello, las personas más íntimas de su entorno, sus monjas y sus contemporáneos siempre afirmaron su condición de poetisa, porque siempre reconocieron una cualidad esencial de su riquísima personalidad: su apertura y facilidad para captar, sentir y vivir el estímulo de infinitas situaciones en las que ella percibía el destello de la belleza. Pero hay más: esa connaturalidad respecto de lo bello era acompañada siempre de su convicción y experiencia de la presencia de Dios en todo. Si juntamos todo esto, tenemos entonces a la Santa Teresa poetisa, artista, también. ¿No os parece?

Al escribirlas, no tiene en cuenta lo académico. Su escritura es de un estilo típicamente suyo: mucha sencillez, frescura y espontaneidad; con toques de lírica popular, a la que conoce muy bien por su pasión lectora de toda su vida; con variedad de temas: místicos, humorísticos, villancicos navideños, dedicatorias familiares, litúrgicos, experiencias personales espirituales y místicas, vocacionales, carmelitanos…

Cuando recurre a la Literatura y Cultura Popular y a temas, situaciones, experiencias y contenidos “paganos y mundanos” los “cristianiza”, los vuelve a lo divino, a lo espiritual y místico. Y en esto también puedo apreciar su calidad y habilidad como escritora, alcanzada ya en la madurez de su vida: Santa Teresa ya sabe crear “trabajando” muy bien al lenguaje, a la Lengua. Y ello es un gran mérito de nuestra escritora-poetisa autodidacta.

Si sois lectores asiduos, y si sois lectores y degustadores de Literatura religiosa, seguramente conozcáis muchas o todas las Poesías de Santa Teresa. Ciertamente, son bastante conocidas y “famosas”. Incluso algunas están musicalizadas. Pues bien, os dejo con ellas: leedlas, gozadlas, “rumiadlas” y difundidlas. La Humanidad actual necesita mucho de la belleza y del Arte, y de Dios y las “cosas” espirituales. Santa Teresa, en este Libro, nos lo regala hacen ya muchos siglos y siglos… ¡¡A por su “Libro de Poesías” entonces!!

  • Sobre ESCRITOS MENORES:

Son pequeños textos en los que la Santa aborda distintos temas y contenidos. En ellos suele ocuparse de algunos asuntos puntuales, como en: VEJAMEN. RESPUESTA A UN DESAFÍO. Textos interesantes, jugosos y sabrosos. Aparece una Santa Teresa más cotidiana, más ocupada y solícita en asuntos prácticos y del quehacer conventual, eclesial y humano. En actitud dialogante y de intercambio con terceros. Y en estos escritos va deslizando matices, expresiones y un estilo desenfadado y natural, espontáneo, todo ello muy revelador de su personalidad.

También encontramos PENSAMIENTOS, APUNTES, MEMORIALES. Éstos son apuntes muy ocasionales suyos; apuntes personales; cartas de pago o de poder, memoriales, escritos oficiales… Estos textos cortos, breves y concisos, están regados de la personalidad de nuestra Santa, por doquier. Además, de su estilo directo, franco, natural, espontáneo, sincero, preciso, libre y desprejuiciado. Encierran y revelan sapiencia y experiencia en asuntos humanos, así como en asuntos espirituales y religiosos. Con estos textos también podemos “tocar” a nuestra Santa en su cotidianidad, gobierno, pastoreo, relaciones y actividades. La sentimos de carne y hueso, lo cual me confirma en la certeza de que fue una GRAN mística, pero con “aterrizaje” en la realidad de las cosas humanas, mundanas y sociales de la vida. En palabras de nuestro Padre San Benito a sus monjes: ORA et LABORA. Y con este lema existencial y vital os dejo, para ir al último Libro de nuestra Santa:

  • Sobre su CORRESPONDENCIA. SUS CARTAS:

¡¡Me es más que imposible hablaros de este tema: porque no acabaría nunca!! Tal es esto así que el Libro que nuclea la correspondencia de nuestra Santa está editado en ¡¡otro Tomo!! Así es lectores. Os estoy hablando de las cartas de Santa Teresa ¡¡nada menos!! Os podéis imaginar, entonces, a qué me estoy refiriendo. Voy a explicarme mejor: a) el Género Epistolar es un Género Literario más, y muy esencial para acceder, conocer, profundizar y analizar la obra escrita por alguien. Es imprescindible a la hora de estudiar a un autor y a sus escritos. b) siempre ha sido un medio de comunicación, de compartir, y hasta de confesión íntima, entre las personas. ¡¡Quién de nosotros no lo ha hecho!! Pero, en la época de Santa Teresa y durante muchos siglos, fue EL medio de relacionarse las personas prácticamente en y para todo y con todos. Las cartas escritas en papel eran lo que hoy es la radio, la televisión, el cine, la prensa, las revistas, Internet, Facebook, Twitter, el teléfono móvil, la vídeo llamada, la vídeo conferencia… Escribirse era la manera de comunicarse, encontrarse, compartir y negociar. Y esto era así en todos los ambientes, actividades, niveles, circunstancias, actividades y realidades habidas y por haber. Incluso las “grandes e importantes y claves cosas” se trataban por correspondencia escrita. Los mensajeros y portadores de cartas iban y venían, incesantemente y por todas partes. Y era algo también MUY presente y usado en la vida de la Iglesia. Pues bien, nuestra Santa también lo hizo durante toda su vida y MUY profusa y constantemente. Sus miles y miles de cartas nos lo atestiguan y confirman. Y en ellas escribía de todo y a todos. Hasta bien cercana ya su muerte. c) siempre, todos lo sabemos y lo experimentamos, en las cartas no sólo escribimos, sino que nos EXPRESAMOS, con todo lo que eso implica: nuestras cartas, así como las de Santa Teresa, “hablan” de nosotros mismos; nos “revelan”. En ellas, además de nuestro trazo gráfico al escribir: nuestra GRAFÍA (un “sello” de cada uno de nosotros), nos “trascendemos” en el papel, porque ponemos por escrito (y eso PERMANECE) nuestros pensamientos, sentimientos, sensaciones, expectativas, anhelos, preocupaciones, sufrimientos, experiencias, proyectos, frustraciones, angustias, alegrías, sueños, ideales, enfados, desilusiones, opiniones, juicios, amores, relaciones, negocios, empresas, personas, secretos, enfermedades, pecados, traiciones, pasiones, prejuicios, mentiras, engaños, y etcs etcs etcs ¡¡etcs!! En nuestras cartas nos “desnudamos”, quedamos desprotegidos y al albur del papel y la tinta, “desatamos” nuestro mundo interior en todos los planos y niveles. Nuestra correspondencia es un espejo nuestro: refleja la totalidad de nuestro yo, palpable, externo y soterradamente. Nuestras cartas “hablan” de cómo y quiénes somos, qué y cómo pensamos y sentimos, qué y cómo vivimos, qué queremos, qué deseamos, qué soñamos, qué y cómo sufrimos, cómo amamos… Las cartas SON nuestro yo plasmado por escrito, en toda su hondura y explicitación. Y esta “mostración-revelación-epifanía” también es perfectamente aplicable cuando mentimos en ellas: no hay nada que nos “retrate” más y mejor que nuestras mentiras. Es que, en el papel y con la tinta es imposible mentir. La mentira misma es también totalmente reveladora de quiénes y cómo somos. Es imposible mentir al papel y a la tinta. Imposible.

Podría estar horas y horas escribiendo sobre esto. ¡¡Hay tanto que decir sobre este maravilloso y fecundo Género Literario Epistolar!! Simplemente os he esbozado algunas cosas referidas a él, y lo he hecho para justificar por qué me es imposible hablar y analizar la correspondencia de alguien como Santa Teresa. Tengo el Tomo de sus “Obras Completas” donde están sus cartas. Lo he leído, y releído durante la pandemia. Pero debo confesaros, sincera y honestamente que es un Libro que ¡¡hay que leerlo, disfrutarlo, “rumiarlo” mucho y nunca olvidarlo!! Las cartas de Santa Teresa son ¡¡imperdibles!! Es un pecado no leerlas. Sus cartas son vida vivida. Y por eso también son un legado valiosísimo. Perfectamente le es aplicable a ella y a su correspondencia lo que os he referido en el párrafo anterior. Os aseguro que en sus cartas nos encontramos total, esencial y en estado puro a Santa Teresa: a TODA Santa Teresa. Imaginaos si nuestra correspondencia es todo eso a lo que me referí en las líneas anteriores: ¡¡lo que es la correspondencia de alguien como Santa Teresa!! Además, ella mantiene en sus cartas el mismo estilo literario de toda su producción escrita. Y aborda todos los temas habidos y por haber y en sus cartas intercambia con todos. Es una Maestra de la escritura epistolar, y ésta fue también una manera privilegiada, frecuente, excelsa, emotiva, sólida y competente de su gobierno y pastoreo con las monjas, sus hijas. Su correspondencia destila naturalidad, familiaridad, espontaneidad, emotividad, humanidad, sensibilidad, firmeza, autoridad, otras veces formalidad (por los destinatarios), multiplicidad de temas y contenidos, personas diversas y varias, sinceridad y franqueza (recordemos que ella era castellana y por ello: franca y directa, sin vueltas)… Todo el estilo teresiano de escritura converge en su correspondencia. Toda su personalidad, toda ella, está en sus cartas, late, vibra y respira en ellas. ¡¡Y paro acá!! Sino, esta publicación mía sería infinitamente inacabable. Sinceramente os digo y pido: ¡¡leed y “rumiad” y disfrutad las Cartas de Santa Teresa!!

Cansados de leer estoy más que segura os sentís. Perdonad la extensión de esta Publicación mía. Es que ¡¡hablo de Santa Teresa en sus “Obras Completas”!! y esto que no lo he dicho todo: es ¡¡imposible!!

Si podéis y queréis, leed esta magna obra. Si podéis y queréis tener un EXCELENTE Libro en vuestras bibliotecas materiales, mentales y espirituales, no dudéis en comprarlo. Hay bienes muy valiosos que bien valen nuestras “perras”.

Hasta la próxima, amigos.

  • Libro: OBRAS COMPLETAS.
  • Autora: Santa Teresa.
  • Editorial: Grupo Editorial FONTE y Editorial Monte Carmelo.
  • Año: 2017.

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