EL SEÑOR DON JORGE FRANCISCO ISIDORO lUIS BORGES.

– “Lo bueno, si breve, doblemente bueno.”-

“Siempre me imaginé el paraíso como una biblioteca.”

(Jorge Luis Borges)

“La obligación del escritor es decir la verdad, más allá de la popularidad.”

(Jorge Luis Borges)

Llevo re leyendo a JORGE LUIS BORGES muchísimo durante estos últimos tiempos. Y no me cansa ni me cansaría. Ya os he confiado que uno vuelve siempre a esos “sitios” literarios y artísticos en los que uno ama a la vida, a la inteligencia, al saber y a la belleza. Y por eso es que siempre uno vuelve a los Maestros Clásicos. Y Borges ciertamente es uno de ellos. ¡¡Hay tanto para decir de este genial creador literario y cultural!! ¡¡Tanto!! En vida y tras su muerte toda su Obra Literaria sigue siendo vasta y universalmente leída, disfrutada, estudiada, analizada, amada y transmitida. La persona de Borges y sus escritos son un pozo infinito de riqueza en contenidos, temas, personajes, técnica y estilo, creatividad, innovación, construcción de tramas y relatos, diégesis, lenguaje y metalenguaje, hermenéutica, semiótica, intertextualidad e interculturalidad y, por supuesto, belleza. Si hay algo que siempre caracterizó su persona y sus escritos fue la HONESTIDAD: Borges nunca fue ni escribió ni opinó nada que no fuera sí mismo, Borges. Nunca le importaron los aplausos, la fama, las opiniones y juicios, los Premios, las complacencias, las frivolidades, las charlatanerías, las adulaciones y condenas, las nimiedades que demasiado ocupan a muchos seres humanos… Su actitud y “método” vital fueron también sintetizar en su persona y en su vida, ese “pulmón” de REALIDAD y de “IR MÁS ALLÁ”, que son un sello y legado en sus escritos. Nunca se “paró” en y por tonterías ni banalidades. Supo TRASCENDER la REALIDAD en y con esa otra dimensión esencial de toda persona humana: la EVASIÓN, la CREATIVIDAD, la FICCIÓN y MAGIA. Lo que fue Georges Méliès para los Hermanos Lumiére, extensivo a Griffith, es Borges para la Literatura del Siglo XX en adelante. Me atrevo a afirmar que fue él quien dejó sentadas las bases para lo que luego fue la revolución literaria y el fenómeno editorial y comercial exitoso del llamado “REALISMO MÁGICO”. Estoy más que convencida que sin Borges esto no habría estallado y deslumbrado como efectivamente pasó. Podría decir que, más que el padre del Realismo Mágico, es su “abuelo”, su “raíz ancestral”. Y lo digo, no sólo como una certeza personal lectora, sino también porque muchos de los escritores del BOOM literario latinoamericano han reconocido, y siguen reconociendo, esa “matriz borgeana”; reconocen la influencia de Borges, en todo lo que ellos han escrito. La fecundidad de la técnica literaria narrativa, el estilo, los personajes, las historias, los temas, los universos, los recursos, los matices, la identidad y esencia de la Literatura borgeana, es notable en autores (varios de ellos amigos de Borges) como: Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Paul Auster, Umberto Eco, Michel Foucault, Ernesto Sábato…, por nombrar algunos destacados. Borges nunca “construyó” una “escuela” borgeana. No le interesaba algo así. Él siempre estuvo en y para otras cosas. Sus relaciones con otros escritores, intelectuales, artistas, no eran discípulo-Maestro, sino que siempre se movían en plano “amigos”. Él se caracterizó por ser un dialogante, un cultivador de la amistad, alguien amante del compartir intelectual, estética, cultural y literariamente. Era políglota y un erudito autodidacta, forjado en un pluralismo y universalidad geográfica, viajera, multicultural, enciclopédica y totalmente abierta. Un hijo de su tiempo y de su Buenos Aires-Argentina, pero con una “envidiable” Cultura familiar y de ¡¡muchos y muchos y muchos libros leídos!! Un verdadero SABIO entroncado en las Culturas, Historias, Artes, y Literaturas milenarias, de infinidad de pueblos y Hombres. Borges fue un insaciable, feroz, incurable y apasionado lector, y buscador de “más y más y más y más”: su GRAN tema ¡¡el INFINITO!!… La mediocridad, la tibieza, la pereza, la abulia, la ignorancia atrevida, los radicalismos, lo concreto, el aquí y el ahora … no tuvieron nunca “sitio” en él. Por eso es que, muy seguramente, nunca se “casó” ideológicamente con nada ni con nadie; no abrazó ideología militante alguna, sobre todo en lo político. Él tenía sus ideas al respecto, tenía su propia cosmovisión, pero siempre desconfió y tendió a rechazar a los Políticos y a la organización y sistematización de la Política ideológica y partidista. En varias de sus ENTREVISTAS (todas imperdibles, sin desperdicio, querido lector) podemos descubrir al Borges de estos campos, más aún en los tiempos tan convulsos y complejos que vivió durante toda su vida. Pero lo descubrimos como alguien libre, independiente, objetivo y realista, sincero y honesto, directo y claro, en constante proceso de evolución y crecimiento, al emitir sus opiniones y juicios sobre todas estas cosas. Podemos o no estar de acuerdo con él, pero lo cierto es que siempre habló y escribió con HONESTIDAD respecto a todas estas realidades. Y lo mismo fue él frente a las cuestiones filosóficas y religiosas. Nunca fue un fundamentalista ni un rígido en cuanto a posturas, Escuelas, corrientes, movimientos y líneas filosóficas. Tampoco respecto a la Fe, las creencias y prácticas católicas familiares. Muchas veces se autodefinió como agnóstico, incluso como ateo. Pero, aunque no “practicaba” el Catolicismo de su madre y familia tradicional, en los últimos momentos de su vida recibió los Sacramentos finales e incluso murió rezando = musitando el Padre Nuestro, en varios idiomas. Borges nunca abordó el tema religioso explícitamente en sus escritos, pero si “leemos” como verdaderos lectores borgeanos nos toparemos, en todas sus obras, con un dinamismo de búsqueda y crecimiento constante de lo llamado “algo más”, de ese “más allá”, del INFINITO, que según él hay en toda la Realidad, por eso ella es: Mágica, misteriosa, trascendente, maravillosa, y ocultadora-reveladora, a la vez, del misterio que la trasciende. Con Borges nos perdemos en ese universo laberíntico de búsqueda y tensión, por eso nos “vamos” a la dimensión mágica, simbólica, trascendente y de apertura a la infinitud de esa realidad. Para Borges es como un salto al INFINITO, que no acaba nunca. Y el TIEMPO (otro tema muy borgeano) y el ESPACIO también se despliegan, se realizan y son “leídos” en clave de INFINITO. Descubrimos así a un Borges que no participa concretamente de su Religión ni de ninguna Fe religiosa, pero que es convencida, absoluta, íntegra y “religiosamente” alguien TRASCENDENTE y ESPIRITUAL. Sin ritos ni fórmulas ni Dogmas, pero abierto a la TRASCENDENCIA, muchas veces a través de la FANTASÍA, la MAGIA y la BELLEZA que están encerradas en la esencia del ser humano y, por tanto, de la REALIDAD.  

Solamente alguien muy sólido y vasto en Cultura y cosmovisión, puede construir los relatos, historias, temas y personajes, que construyó Borges en sus escritos. Solamente alguien con una sensibilidad y belleza cosmopolita, universal, puede escribir lo qué y cómo escribió Borges. Sin embargo, esa combinación de REALISMO-FICCIÓN, nunca es inalcanzable o imposible para el lector. No es necesario ser un erudito ni un doctorado para entender la escritura de Borges, acceder “ad intra” de ella, disfrutarla y sentirse metidos en ese “LABERINTO” perfecta y bellamente creado, compactado y regalado al lector. Sus escritos son verdaderamente atrapantes; “cerraditos” como un círculo perfecto, bien “redondito”; entretenido, pensante, imaginativo y de disfrute. Los textos de Borges nunca terminan en él ni en sus páginas: siempre terminan en el lector. Él tiene la maestría de “meternos” dentro de lo que leemos, “in crescendo” nos va atrapando, dinámicamente nos va llevando palabra tras palabra, línea tras línea, párrafo tras párrafo, cosa tras cosa, personaje tras personaje, hecho tras hecho, símbolo tras símbolo, en la Introducción, Nudo y Desenlace de sus narraciones. ¡¡Es un Maestro acabado de la Técnica y Sintaxis Narrativa!! Y del ¡¡placer lector!!, de la participación y complicidad lectoras. Y esto lo logra también en sus obras escritas como Ensayos. No hay aridez en los textos borgeanos. Él siempre nos entretiene, juega con nosotros, nos implica, y nos sumerge en increíbles, sorpresivos y maravillosos universos y juegos de Realidad-Ficción. Os aseguro que no todos los escritores, narradores, creadores, logran este dinamismo, riqueza y belleza, en sus obras. BORGES HAY UNO SOLO.

Jorge Luis Borges solamente escribió CUENTOS, ENSAYOS, ARTÍCULOS, CRÍTICA LITERARIA, GUIONES DE CINE, POESÍA, PRÓLOGOS, ANTOLOGÍAS, numerosas TRADUCCIONES (era políglota) e hizo importantes, esclarecedoras y muy valiosas ENTREVISTAS. Nunca escribió Novelas. No le hicieron falta. Los que nunca faltan son los criticones, y muchos ignorantes, que ven mal o pobre esto. Calibran que la calidad de un escritor solamente se constata en la Novela. Por eso infravaloran o critican a Borges.  La verdad: él mismo las descartó de su pluma. Siempre prefirió el RELATO CORTO: el CUENTO. Es, quizás, el más excelso y perfecto creador de ese Género Literario Narrativo llamado CUENTO en el Siglo XX, y quizás posterior. Y acá me introduzco en un punto esencial para todo escritor, narrador, creador, artista…: la ECONOMÍA DEL LENGUAJE. Justamente: el LENGUAJE es algo tan valioso, y complejo, que al coger la pluma y escribir hay que “autocensurarse” bastante en cantidad, para lograr la calidad. La extensión no es reveladora del valor cualitativo de un escrito. Hay que aprender, y elegir siempre, las palabras justas, precisas, concretas, puntuales; aquellas que sean englobantes conceptualmente y con fuerza y carga semántica y significativa. Y que funcionen como bisagras y engranajes en las líneas, frases, párrafos, totalidades, de un texto. Si se elige así, economizamos palabrerío y evitamos derroche y divagación-dispersión conceptual y temática. Despojamos al Lenguaje de un ropaje innecesario, no esencial, perturbador, disperso, y lo realzamos en toda su riqueza, con toda su potencia semántica. Es el Arte de decir mucho, de decirlo todo, en “poco”, pero sustancialmente. Por eso Borges, que solamente quiso y buscó siempre la BELLEZA y RIQUEZA del LENGUAJE EN SÍ MISMO, evitó la Novela y prefirió el Cuento. En la narración breve se juega un desafío para la Economía expresiva. Se trata de CONTENER TODO en “poco”. Se trata de LO ESENCIAL narrativa, conceptual y estéticamente hablando. Y eso no es para cualquiera que se siente a escribir. Solamente GRANDES GENIOS como Borges, y otros como Julio Cortázar y Adolfo Bioy Casares (que se me vienen ahora a la memoria), están dotados o súper dotados para escribir así, para crear universos así.

En esa brevedad y concisión, en ese exigente “apriete” lingüístico-literario, crea una prosa narrativa sólida, variada en temas y contenidos, diversa en personajes e historias, y riquísima intelectualmente; precisa; sobria; clara; entretenida; atrapante; con fuerte lirismo; con estructuras narrativas en las que combina tiempo y espacio convencionales y reales con universos alternativos cargados de simbolismo y también con mezclas espacio-temporales; con metáforas abiertas a lo metafísico y trascendente; planteando preguntas, inquietudes, enigmas, adivinanzas, rompecabezas, misterios; con una sintaxis y construcción narrativas laberínticas, como juegos de tablero de ajedrez, como partidas de naipes; con ritmo y dinamismo acompasados, funcionando como la maquinaria de un reloj. ¡¡Imposible aburrirse leyendo a Borges!!  Sus narraciones son compactas, sin fisuras ni agujeros. Escribió desde y con la estructura clásica del Género Narrativo Cuento, pero le incorporó su sello, su creatividad y originalidad, y sus reformas en el cómo narrar. La narración, y más precisamente el Cuento, ya no tiene porqué ser siempre como era. Borges nos ha mostrado que se puede contar una historia de otra manera, con otros elementos, con otros matices, con otras características. Por Borges, el Cuento puede seguir siendo Cuento, pero puede ser también OTRO Cuento.

Ciertamente, es tal el aporte de Borges al Lenguaje y universo narrativos, que lo ha marcado ya para siempre, y ha impulsado una renovación del mismo. El manejo de las palabras de manera tan original, fluida y construido arquitectónicamente bello; el texto como ficción en la que convergen incontables fuentes, Culturas, identidades, diversas y globales; la presencia de la parodia e ironía inteligentes, traviesas, pícaras, críticas y sanas; la superposición y entrecruzamiento de otros textos previos y/o relatos diversos en sus propios escritos; el uso de frases y expresiones de otros autores y obras, citas de eruditos de las que se apropia o hace eco; las tramas encima de otras tramas o dentro de otras tramas; los párrafos intercalados en párrafos, como variación de otras escrituras o lecturas previas; la presencia reactualizada y rescatada de temas, cuestionamientos, búsquedas, contradicciones, paradojas, experiencias, de todos los Hombres desde sus orígenes hasta la actualidad y para la posteridad de la Humanidad, sin dar soluciones ni respuestas. Él sólo construye y nos regala algo LÚDICO con ese manejo sublime, inteligente, sutil, inusual, nuevo, entretenido y bello de las palabras. En ese juego literario nos cautiva, invita y desafía, casi siempre a plantearnos, resolver y disfrutar enigmas y misterios. Por eso muchos de sus relatos son considerados como el LABERINTO borgeano. Laberinto que encierra una diégesis y una fragmentación “ad intra” mucho más profunda, compleja y rica, en temas, contenidos, matices, planteos, búsquedas, preguntas, misterios y anhelos del ser humano de todos los tiempos y lugares. No se trata sólo de algo formal, ni sólo de una revolución y propuesta nueva en la manera de narrar, ni sólo de una técnica narrativa, ni sólo de una estructura arquitectónica narrativa, de algo pura y totalmente exterior. En Borges y para Borges siempre hay y habrá “algo más”, porque LO INFINITO, LO TRASCENDENTE, “están” en la REALIDAD y para dar con esa dimensión y experiencia es que son necesarias las CAPAS, los SUSTRATOS de LO MÁGICO, LO IMAGINARIO, LO FICCIONAL. Así ha sido el Hombre desde sus orígenes, por eso ha recurrido tanto a los MITOS, y Borges se encarga de recuperar e insertar en su Literatura esa dimensión de lo MITOLÓGICO. El MITO como puerta a la trascendencia, al misterio, al infinito. Como referente, respuesta, explicación, ancla y sustrato de sus seguridades en medio de su existencia. La Literatura de EVASIÓN permite al Hombre esa sublimación y lo capacita, le permite, ese “algo más”, ese “ir más allá”. La genialidad y originalidad de Borges es que estos niveles antropológicos y metafísicos, y si se quiere: religiosos, los logra provocar en la mirada, la cabeza, el corazón y el alma del LECTOR. ¡¡Sin darle ni una sola Cátedra de nada!! Solamente entreteniéndolo y haciéndolo recrearse y disfrutar de una experiencia estética y humana integral. ¡¡Solamente BORGES podía lograr tanto!!

Esto me permite decir que los CUENTOS de Borges nunca tienen un único significado. Incluso presentan finales abiertos. Y muchas veces esto a propósito, porque para Borges el último autor de un texto es siempre el LECTOR, y hasta que éste no lee y “lee”, la obra realmente no está concluida. La narración siempre termina en y con el lector. Y los finales y los significados serán tantos según sean los lectores. Acá cabe que recordemos toda la “Teoría Literaria”, sobre todo la Semiótica, la Hermenéutica y la Exégesis. Y convendría que repaséis a GRANDES como Mijail Bajtín, Ferdinand de Saussure, Todorov…, por citaros algunos de ellos. En cada texto convergen, se entrecruzan, “dialogan”, se encuentran, se funden y se enriquecen infinidad de Discursos. Se produce un “carnaval” y palestra discursiva en, por y desde todo texto. Y ello es fruto de la pluma del que escribe y de los ojos del que lee. Los textos no son entidades descolgadas, adánicas, solitarias, individualistas. Son un reflejo concreto, aquí y ahora, de un “allá” de su autor y de sus lectores. Todo ello comulga hacia una comprensión completa y enriquecedora, y superadora de las meras páginas. ¡¡Más aún todavía tratándose de alguien llamado JORGE LUIS BORGES!!

Voy a ir acabando esta aproximación a ese universo con nombre y apellido de uno de los más grandes creadores literarios de todos los tiempos. No he pretendido aprehenderlo todo de Borges y su universo. Es imposible agotar todo sobre él y su maravillosa y fecunda Obra. Solamente he deseado acercaros este Gigante de las Letras. Este hombre que supo unir magistralmente lo SENCILLO con lo EXTRAORDINARIO en sus escritos. Que supo incorporar la rareza en lo natural y la familiaridad en lo extraño cuando escribió. ¡¡Sólo Borges ha logrado esta comunión tan paradojal y misteriosa!!

Aunque él “pasaba” bastante de los Premios, Distinciones y demás “hierbas” habidas y por haber, creo un justo homenaje reconocer y recordar que es el Escritor que más Títulos de “Profesor Honoris Causa” ha recibido en la Historia, en Universidades de todo el mundo; ha sido Catedrático en muchas de ellas; ha ganado el “Premio Cervantes”; ha recibido incontables Distinciones, Premios, Homenajes, Insignias, Medallas, Nombramientos, Títulos; y fue el eternamente reiterado postulado al “Premio Nobel de Literatura”, que nunca se dignaron a concedérselo. Eterno candidato al Nobel, no se lo dieron, y todo solamente por una “leyenda negra” sobre su persona, a raíz de su explícitamente declarada postura contraria a los radicalismos ideológicos de izquierda y sus Regímenes, y a sus sacadas de contexto y de su posterior evolución crítica, declaraciones sobre determinadas cuestiones de la política nacional de Argentina. Todas fueron interpretaciones parciales de sus palabras (recortadas, en entrevistas, artículos y publicaciones), en unos tiempos muy complejos, retorcidos, peligrosos, tramposos, manipulados y enredados como fueron los períodos en los que se expresó sobre estas realidades. En verdad, Borges no fue nunca un hombre de izquierdas, menos aún de las latinoamericanas, pero tampoco fue de la “derechona”. Y hay que recordar siempre que también a la derecha, y a sus Regimenes, los criticó y condenó clara, expresa y duramente. Y esta parte parece que la Academia de Estocolmo no la tuvo en cuenta. En los últimos años los Premios Nobel nos suscitan algunas dudas, enfados y desencantos respecto a su excesiva simpatía para premiar preferentemente, en el caso de la Literatura, a gente de izquierdas. Si repasáis, veréis que no estoy tan errada. Los Nobel han caído mucho en el descrédito, por su equiparación, de IDEOLOGÍA con CALIDAD, inclinándose siempre hacia un solo platillo de la balanza. Se han ido contagiando de ese “discurso único y uniforme” que autoritariamente el mundo dictatorial ha ido imponiendo. Borges fue una de sus primeras víctimas. Una injusticia mayúscula. Una deuda sangrante con la calidad, el talento, la Literatura, el Arte. Cada año esperábamos el “Nobel” para Borges. Nunca le llegó. Nunca nos llegó. Lo que sí nos ha llegado, y a las generaciones futuras, es su legado, su fecunda herencia. La atesoramos, la leemos, la disfrutamos, la “rumiamos”, la contemplamos hoy y siempre, de aquí a la eternidad.

Borges nunca tuvo hijos. Pues están sus escritos: son sus hijos. Y estamos nosotros, también hijos suyos, y discípulos. Que desde el INFINITO nos conduzca a ese “más allá” mágico, fantástico, para vivir la realidad de cada día.

¡¡¡GRACIAS, JORGE LUIS BORGES!!!

Te admiramos y te amamos.

Os invito a leer sus obras. ¡¡No les tengáis miedo ni tirria ni prejuicios!! Leed a Borges. Disfrutadlo. Y luego me contáis qué tal… ¡¡Os espero!!

Hasta la próxima, amigos.

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