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La CUARESMA es EL tiempo más propicio y con más presencia activa de la Gracia y el obrar de DIOS. Son esos 40 días en que vamos peregrinando, paso a paso, desde y con la Palabra de Dios, con la Iglesia, con la Eucaristía, con la Penitencia sacramental, con la vivencia de las buenas obras, con el compartir, con el sacrificio… para llegar –más limpios interiormente, más libres, más ligeros, más “centrados”- a lo más profundo y esencial: la PASCUA DE RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO. La ascesis, la purificación y las prácticas cuaresmales, son para despojarnos de ¡¡¡TANTO!!!… ¡¡acumulamos TANTO material, mental, psíquica, afectiva y espiritualmente!!… ¡¡TANTO!!… ¿Para qué… por qué…?… ¡¡Hacemos que ese TANTO sea tan esencial!!… ¿Eso es lo que nos hace, real y plenamente, felices, libres, dignos, serenos, maduros, buenos…?… ¿Los demás son parte esencial –realmente- de todo ese ¡¡TANTO!!?… ¿Dónde está nuestro corazón?… ¿En qué… en quién?…
La CUARESMA es, justamente, el tiempo bendito y fecundo para DESPOJARNOS, ALIVIARNOS, “EMPOBRECERNOS” de ese ¡TANTO! y llevarnos, centrarnos y consolidarnos en LO ESENCIAL: ¡¡la PASCUA!!
¡¡CRISTO RESUCITÓ y ELLO LO CAMBIÓ ESENCIALMENTE, TODO!! Ya no vale la pena, ese otro ¡¡TANTO!! porque sólo DIOS ES DIOS, sólo ÉL ES ESENCIAL, y SU AMOR FIEL, PERFECTO y SALVADOR –POR y EN CRISTO- es lo único ABSOLUTO a lo que este tiempo cuaresmal quiere llevarnos, como experiencia y certera convicción.
Centrémonos en eso ESENCIAL de la CUARESMA… para que podamos “captar”, celebrar y vivir la PASCUA-EL SEÑOR RESUCITADO.
Sigamos, entonces, caminando interiormente, con amor…, poniendo y acrecentando la raíz de nuestro corazón, SÓLO EN DIOS… mientras rezamos también este Salmo:
SALMO 89 (90)
“Señor, Tú has sido nuestro refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre Tú eres Dios.
Tú reduces el Hombre a polvo, diciendo: “Retornad, hijos de Adán”. Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna.
Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca.
Pusiste nuestras culpas ante Ti, nuestros secretos ante la luz de tu mirada: y todos nuestros días pasaron bajo tu cólera, y nuestros años se acabaron como un suspiro.
Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta ochenta, la mayor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos; por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Danos alegría, por los días en que nos afligiste, por los años en que sufrimos desdichas. Que tus siervos vean tu acción, y sus hijos tu Gloria.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos”.
Que en esta CUARESMA, el Señor nos haga crecer en esa SABIDURÍA que nos despoja y aleja de esa ¡¡tanta “riqueza”!!… que nos impulse a DIOS EN CRISTO como lo ÚNICO ESENCIAL y ABSOLUTO…
¡Oh, Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve!
Hasta la próxima, amigos.