Voy a compartir con vosotros algunos “etcéteras” sobre la SALUD y la VIDA.
Es esencial para desarrollarse como persona, el estar sano y saludable. No podríamos enfrentar los desafíos, procesos y exigencias de la infancia, adolescencia, juventud y adultez, sin salud. Cuando las carencias alimenticias, la desnutrición, y las carencias en salud, higiene y hábitos aparecen, dejan graves consecuencias. Ahora bien, somos seres humanos y estamos sujetos al tiempo y a lo que él nos trae, de bueno y de “malo”. A medida que voy envejeciendo, más y mejor amo y vivo el MISTERIO del TIEMPO. Y, respecto al cuerpo, voy entendiendo, asumiendo, viviendo y amando el fecundo proceso y tesoro del deterioro físico. Ya no tengo 20 años, ciertamente. Tengo ¡¡muchos más!! No se puede volver atrás, nunca. Pero voy aprendiendo cómo ser y vivir y hacer con ESTE cuerpo de ahora. Es un camino doloroso, purificador y crucificante muchas veces, pero las limitaciones físicas, que nos despojan bastante, nos van ayudando a crecer y vivir en lo esencial. Y nos dejamos de tonterías. Vamos convirtiéndonos en mejores personas y crecemos lenta, silenciosa y profundamente. La salud se nos va convirtiendo en serenidad, sabiduría y amor.
Cuando tus Médicos te MANDAN, por urgente obediencia, dados tus problemas de salud, una serie de medidas estrictas, exigentes y rutinarias diariamente, te das cuenta que “la cosa” va en serio; que tu cuerpo está sometido a muchas señales que exigen e imponen un CAMBIO RADICAL DE VIDA, y que sí o sí debes obedecer, y ya para siempre. No te pones a llorar por la salud que vas perdiendo. Es inútil. Sino que asumes, dolorosa y serenamente, que debes vivir y funcionar de otra manera. Para siempre. Por tu bien. Por tu salud y tu calidad de vida.
A raíz de esto es que, obedientemente, CADA DÍA hago caminata de 45 minutos a 1 hora; bicicleta estática o cinta caminadora (que las tengo en casa) por varios minutos; un régimen alimenticio muy estricto y pautado (¡todo lo debo pesar!) y beber unos 2 litros de agua, al menos.
Es que ¡¡debo bajar 40 kilos!! Ya llevo bajados 12.
Todo esto muy controlado médicamente.
Durante muchos años no hice nada de actividad física, y cuando eso ocurre el cuerpo te pasa factura. También me he alimentado como me daba la gana, ciertamente bastante mal, y eso también te pasa factura en el cuerpo. Es que la gordura, amigos, es muy mala y dañina. Además, por mi trabajo y forma de ser y de vivir, he sido muy pasiva. No quiere decir que deje de ser intelectual y “pasiva” por ello. Se trata de balancear esto esencial para mí con la alimentación y la actividad física. Si algo voy aprendiendo y entendiendo es ¡qué mal he comido y qué dañinos hábitos, rutinas de vida he tenido! También: ¡qué mal que come la gente, en general! ¡Qué malos hábitos de vida tienen el común de los mortales! Creedme que voy sintiéndome mejor, poco a poco y con mucha exigencia, paciencia y constancia. Sin voluntad es imposible mantenerse sano y vital cuando se envejece.
Aquí os he compartido mi experiencia. Cada uno somos un universo. Nuestro cuerpo es maravilloso y complejo. Una maquinaria perfecta creada por DIOS… (hasta que se te estropea, diría el refrán). Cada paciente es único. No hay 2 enfermos iguales, aun padeciendo lo mismo. Por eso no os estoy exhortando a hacer exactamente lo mismo que yo. No sería conveniente, y sería incluso peligroso. Lo que os he compartido es para ayudaros a tomar conciencia que al cuerpo, a la salud, a la vida, hay que CUIDARLOS, con una conveniente, buena, sana y equilibrada ALIMENTACIÓN y con ACTIVIDAD y EJERCICIO FÍSICO. Y si es necesario, id a la consulta de un Médico.
Cuidemos la SALUD, la VIDA: DIVINO TESORO.
Hasta la próxima, amigos. Etcéteras… Etcéteras… Etcéteras…