KRZYSZTOF KIESLOWSKI:

SU “UNIVERSO” FÍLMICO. “EL DECÁLOGO”: los “10 Mandamientos de Kieslowski”. “LA TRILOGÍA BLEU, BLANC, ROUGE”…

y demás…

Hace varios meses, una de mis lectoras me compartió una apreciación sobre “EL DECÁLOGO”, y le respondí que hacía poco tiempo que yo, por fortuna, había estado contemplándolo nuevamente, gracias al pack de estas películas, que un día me auto regalé. Y le comenté que escribiría sobre ello. Pues bien, aquí estoy: cumpliendo la promesa de mis palabras. ¡Amo a mis lectores, y me gusta cuidarlos!

Se presenta como una tarea-osadía atrevida y titánica (al menos para mí), hablar un poco, algo (porque es inagotable e inaprensible), de un GIGANTE CINEASTA y GRAN SER HUMANO, como éste. Dios sepa perdonar mi atrevimiento, pero lo hago con y por el respeto, admiración y veneración que le tengo. Además, porque admiro y amo a esa tierra y a su sufrida y resiliente gente, llamada: POLONIA. KIESLOWSKI es de ésos CREADORES-CINEASTAS, que son imprescindibles para los amantes del CINE, pero también de la CONDICIÓN HUMANA, EN SU TOTALIDAD. Estamos ante alguien que, no sólo hizo películas, sino que abrió una brecha honda y sólida, y con una estética muy suya, en un CINE HUMANO, abierto a la LIBERTAD, al AMOR, a ese “MÁS” que ES la PERSONA HUMANA. Nos regaló un CINE distinto, solvente y profesional técnicamente, de una belleza estético-artística, y de una narrativa-relato, cargados de novedad, sensibilidad, sustancia de contenidos, belleza, estilo, y ese inconfundible “sello Kieslowski”. Por ello, nunca pasa de moda y, con el tiempo, se agiganta como un CLÁSICO. ¡Más todavía si contemplamos a la Humanidad en nuestros días! ¡Vaya vigencia tiene KIESLOWSKI…!… ¡Urge!…

Creo que recurrir a sus propias palabras, cuando presentó el bloque de la totalidad de los films de “EL DECÁLOGO”, se nos ofrece como la mejor y más certera introducción, para esta Publicación mía de aproximación a su “universo” fílmico-personal:

“Mi intención es invitar a hablar sobre lo importante. No quiero hablar de cualquier cosa. Eso es perder tiempo y dinero. Es desperdiciar la vida.

En la vida hay cosas más importantes que el hecho de que alguien sea partidario del comunismo, socialismo, capitalismo, liberalismo o de la monarquía. Es más: hay cosas que unen a los seguidores de cada una de estas ideas. Y éste es el tema de cada episodio de “EL DECÁLOGO”: lo que nos une y no lo que nos separa, las principales cuestiones humanas, como la soledad, el amor, la envidia o el miedo a la muerte.”

(Krzysztof Kieslowski, 1989-1990)

KIESLOWSKI no apareció de la nada, de repente, ni se asomó a la consideración cinematográfica mundial, como salido de una chistera. En su Polonia natal, ya era reconocido (y solía “molestar” también, al Régimen Comunista imperante allí), como prestigioso cineasta de DOCUMENTALES. No era un don nadie. Humildemente, creo que su condición y experiencia, como DOCUMENTALISTA, la sentimos y “tocamos” luego, en esa capacidad, oficio y percepción, para captar y desnudar, a veces explícita y otras implícitamente, los pliegues minuciosos del alma humana, en lo personal y en la convivencia social cotidiana. Basta contemplar sus películas, para palpitar con esto. Solamente, alguien muy “curtido” en su “ojo” para “mirar” desde y con la cámara, y comprimirlo en el encuadre, en el plano y la secuencia, puede lograr esto. Y KIESLOWSKI ¡descuella haciéndolo!

Antes de “EL DECÁLOGO” y la TRILOGÍA”, también hizo películas de FICCIÓN. El “sello” de ellas era, siempre, su intención de no dejar de dar testimonio de la verdad. Era un hombre de convicciones morales firmes, y de agudo y formado espíritu crítico, sin ser agresivo, hiriente, provocador, ofensivo, polémico ni insensible. Estuvo preocupado siempre, por la PERSONA HUMANA, y de ella quiso siempre hablar. Por ello es que, el DOCUMENTAL –como Género formal y de sustancia de contenidos-, le terminó resultando pequeño, opino. De ahí que trasladó su vocación realista al Cine de Ficción: crear historias y personajes, que le hablen al Hombre, del Hombre. Recuerdo grandes films suyos, de estos primeros pasos, como: “LA CICATRIZ” (1976); “LA CALMA” (1976); “EL AFICIONADO” (1979); “EL AZAR” (1981); “SIN FIN” (1984)…, que se me vienen a la memoria al ir escribiendo. Hasta que llegamos a esta Magna Obra Cinematográfica: “EL DECÁLOGO”.

Al crear estas películas, volvió a formar tándem-“matrimonio” cinematográfico, indisoluble y para siempre, con su compañero y amigo-creador del GUIÓN: un abogado experimentado, y creativo-solvente escritor polaco: ¡KRZYSZTOF PIESIEWICZ!, quien lo acompañará en todos sus films. Ambos, “observadores” agudos y sensibles, sobre todo de la realidad de la Polonia de su tiempo, decidieron escribir 10 historias contemporáneas (¡y vaya si lo son!), apoyadas en el “resorte” de los DIEZ MANDAMIENTOS, “usándolos” como pretexto, como vertebración, para la creación de sus Guiones.

En estas 10 historias, con sus personajes-tramas-“universos” y diégesis, va latiendo constantemente, esa condición humana –personal y social, que se debate en su cotidianidad y, muchas veces, en su vacío y sin sentido existenciales. Es como si KIESLOWSKI se zambullera, peregrinara, en esas “periferias existenciales” tan propias de la persona humana, y de la sociedad. ¡Qué actualidad tiene todo esto! Introduce, también, en casi todos estos relatos, un PERSONAJE MISTERIOSO que observa, mira, hace como de testigo silencioso, presente y a veces escondido, que no influye en lo que va sucediendo, y que puede ser interpretado como: la CONCIENCIA, DIOS… y los DEMÁS sintetizados en su única “mirada”. No inculpa, no juzga, no condena. Sólo contempla y acompaña…

Cuando KIESLOWSKI creó este “universo”, no pretendió hacer una Obra religioso-cristiano-católica. “EL DECÁLOGO” no es, estrictamente, cine religioso ni confesional. Ciertamente, una cosmovisión de Valores de esa procedencia, “laten” en estas películas, pero no es un Cine de profesión de ortodoxia y praxis religiosas.

El CINE de KIESLOWSKI es apelativo, motivador, para ir a LO ESENCIAL. En él, no establece sentencias ético-morales. Plantea situaciones humanas, y muy reales, dejando al ESPECTADOR que se cuestione frente a ellas, opine por sí solo, fije su postura, se responda. Por eso es que, creo que las historias y personajes, versan –en los 10 relatos-, sobre distintos temas y situaciones humanas concretas; contadas con diferentes estilos en lo técnico y en lo narrativo-estético; con distintos actores y actrices…

Todo ello ha favorecido, pienso, que esta MAGNA OBRA, compacta, se erija con carácter UNIVERSAL, y no sólo de identidad polaca; y ATEMPORAL, porque nos abre a las cuestiones esenciales de la existencia, a esos problemas concretos de las personas en circunstancias vitales: la justicia, el derecho a la vida, la libertad de elección, el amor, la verdad y la mentira, la soledad…, y todo presentado con entrañable sensibilidad. Retratándonos, pero sin condenarnos. La Obra de KIESLOWSKI no es maniquea ni punitiva, más bien –en y tras su realismo-, nos ofrece esa TERNURA como una modesta forma de AMOR. Con y por ella, “miramos” de cerca, hacia adentro, y con mucho cuidado, a otro ser humano, a ese “otro” que no es mi yo, pero que me hace descubrirme a mí mismo.

Así, estas películas trascienden fronteras, tiempos y culturas. Son 10 “Mandamientos” que nos abrazan a todos, y nos regalan “miradas”, respuestas y un camino. Y ello, porque –en palabras de KIESLOWSKI:

“El dolor de una muela, es igual para un africano, un hombre blanco y un asiático, un anarquista y un comunista, un creyente y un no creyente”.

“EL DECÁLOGO”, en la totalidad y unidad de su conjunto, puede entonces ser comprehendido por nosotros, como una GRAN PELÍCULA UNIVERSAL, un GRAN LARGOMETRAJE UNIVERSAL, “apoyado” en los “10 Mandamientos” (a modo de “nutriente”, “perfume”, “eco”), que abraza a todos los Hombres, sean quienes sean. En esta PELÍCULA, conversamos con los Valores fundamentales de la vida, la cultura, la existencia.

En “EL DECÁLOGO”, vamos contemplándonos, a través de esos personajes e historias, en realidades como: la muerte y el dolor, como misterios desbordantes, incomprehensibles, inaprensibles, y trascendentes, que “conviven” con nosotros, nos son esencialmente pertinentes; la soledad; las contradicciones humanas; la exclusión, desamparo y desesperación; el rechazo y abandono; el sin sentido de la vida; la ausencia de espiritualidad y trascendencia; el amor y el desamor; las relaciones tóxicas, viciadas, retorcidas, patológicas, y que no preservan la esencialidad de lo más importante; las oscuridades y complejidades del Hombre; el matar: asesinar, quitarle la vida a otro, criminalmente o por la Ley…, ya que ambos son matar…, KIESLOWSKI desnuda, sin tapujos, un descarnado y contundente debate moral; el ser “voyeurs” = mirones, sobre todo de lo “prohibido” (Adán y Eva), para “entrar” en la intimidad del otro, invadirla, asaltarla, para adueñarse, apropiarse de ella…, cayendo –muchas veces- en obsesiones y patologías; la ambigüedad, desviaciones, giros y fragilidad humanas (muchas veces en esto del sexo y el amor); el ser complejos, engañosos, mentirosos y tramposos, cargados de “capas”, “estratos” y “máscaras”; el robar: quitar, arrebatar, lo que pertenece a otro, sus bienes, haciéndonos señores feudales de la propiedad del otro; el silencio cómplice, colaboracionista, ése de “lavarse las manos”, “mirar para otro lado”, seguir con otra cosa o en mis cosas, que “eso” a mí y a los míos no nos afecte; la infidelidad, y el no cuidar el amor, el jugar con fuego, el jugar con los sentimientos de los demás, el engaño y la traición; la codicia y avaricia: tener por tener, querer tener más y más, dar y hacer cualquier cosa por ello, la pillería…, etc. etc. etc… Los ¡10 Mandamientos de KIESLOWSKI…!… Y lo hace sin nombrar a DIOS nunca, y sin ponerse a pontificar con homilías y catequesis: ¡con IMÁGENES y SONIDOS, que contemplamos en la pantalla!…

¿Por qué tiene tanta vigencia y perpetuidad “EL DECÁLOGO” suyo? Me parece que la respuesta está en que ¡ATRAE!, por ser un HUMANISTA del, con, por y en el CINE. También, creo, que porque nunca trata mal ni juzga ni condena a sus PERSONAJES: ¡los AMA, y muy tiernamente; son suyos; somos nosotros! Los coloca, y nos coloca: plantados, pero siempre en ese dinamismo del ENCUENTRO, que nos hace pensar, reflexionar, “rumiar”… y ¡sentir mucho! En esos PERSONAJES e HISTORIAS, nos permite encontrarnos, y sincerarnos, a nosotros mismos. KIESLOWSKI crea un CINE al “modo TARKOVSKY” y “CARL TH. DREYER”, por su trasfondo metafísico-contemplativo, concentrado en todo eso invisible al ojo, pero que es un entretejido espiritual de la realidad, todo ello contemplado y trascendido con una mirada tierna. En y por ello, ofrece a nosotros infinitud de preguntas, no siendo un CINE para ofrecer respuestas. ¡Nos motiva, desinstala, y lleva “más allá”, más “arriba”!

Esta creación narrativo-fílmica, KIESLOWSKI y PIESIEWICZ la logran con una construcción precisa, elaborada, muy trabajada –tanto en lo técnico-discursivo como en el estilo estético-. Sus relatos son dinámicos, no acordes a la construcción narrativo-dramática tradicional, pues en ellos siempre aparece el misterio-lo críptico, la ambivalencia del significado, la articulación abierta y muy connotativa, plagada de simbolismo, más allá de lo que se está explicitando, y así lograr la referencia a lo intangible, a ese “algo más”. Creo que ello es lo que va articulando, y compactando, todo lo referido a los personajes y las historias, evitando así la desarticulación y “descuelgue” narrativo, y de la sintaxis del montaje. En el CINE de KIESLOWSKI, los espectadores captan que no se les habla, de las ideas del creador de esos films: éstas son DRAMATIZADAS, REPRESENTADAS, MOSTRADAS. Así, el espectador –me parece-, tiene el poder de descubrir lo que está pasando, realmente, más allá de lo que se le cuenta. Las IDEAS abstractas y teóricas, entonces, se convierten en algo profundamente HUMANO: contienen, mostradas, al Hombre. Y ello pura y solamente, por medios VISUALES, AUDITIVOS, y ¡la MÚSICA, algo ESENCIAL en el CINE de KIESLOVSKI…! Logra, de esta manera: ¡MOSTRAR LO QUE NO SE VE… y SENTIRLO! Porque, convengamos, el CINE suyo es de una puntillosa y delicada sensibilidad; y de una belleza con patrones estéticos propiamente suyos. Para él, por la BELLEZA engarzada en los entresijos y entretejes de sus PELÍCULAS, el espectador debe –abrazado a ellas y por ellas-, como “flotar por encima del suelo”.

“EL DECÁLOGO”, hecho con un presupuesto muy modesto, con limitaciones materiales, en circunstancias y problemáticas difíciles, puso en el tapete –mundialmente-, a KIESLOWSKI, y le permitió el acceso a otras posibilidades diferentes, con Producciones internacionales, y gozar de mayor creatividad y libertad en su oficio. El reconocimiento, abrumador y unánime, a nivel internacional, fue para él fruto de “EL DECÁLOGO” (¡tras tantos años trabajando en su Cine, en Polonia!); lo que lo llevó a catapultarse en el Olimpo –de la fama, éxito, Premios, etc. etc. etc.-, hasta su “coronación” luego, con su “TRILOGÍA: BLEU, BLANC, ROUGE” (“Azul, Blanco, Rojo”). Lamentablemente, se nos murió joven, y casi repentinamente: su corazón le dijo basta. Hasta hoy lloramos su pérdida y ausencia, aunque nos queda una HERENCIA de su fecundidad, imperecedera. Quedó “latiendo”, y no concretándose –al menos hasta hoy-, ese sueño suyo de otra TRILOGÍA: “PURGATORIO, CIELO, INFIERNO”. Duele mucho pensar que ésta quedó… y sigue quedando…, porque falta él…

Entre “EL DECÁLOGO” y su “TRILOGÍA”, tenemos al film: “LA DOBLE VIDA DE VERÓNICA”. La cito porque ésta, junto con la “TRILOGÍA”, configuran ese “universo” temático-narrativo-artístico de KIESLOWSKI, que ya había aparecido en “EL DECÁLOGO”: historias y personajes que se entrecruzan, que se entretejen, que van enhebrando la diégesis del “universo” de este genial polaco, que “conviven” misteriosamente y sin saberlo, que conectan sutil y mágicamente, suturados-compactados y bordados, con exquisitez de belleza, arte, estilo, simbolismo, y sensibilidad emotiva, en todas estas películas. KIESLOWSKI logra de nosotros: emocionarnos, pero sin sensiblerías ni manoseos afectivos.

Todo CREADOR, que se precie de tal, es fecundo, siempre. Y KIESLOWSKI se ajusta perfectamente a ello. Su influencia es vasta, y ha parido muchos discípulos y seguidores, tanto en espectadores como en otros CINEASTAS. Por ejemplo, hay “huella” y “matriz” suya en: TOM TYKWER; MICHAEL HANEKE; JULIO MEDEM; JUDITH COLELL; PAUL THOMAS ANDERSON; PAUL HAGGIS; ALEJANDRO GONZÁLEZ IÑÁRRITU; GREG ZGLINSKI; MALGOSKA SZUMOWSKA, y hasta también AGNIESZKA HOLLAND…, por nombrar algunos. Él es ya Patrimonio de la “Historia del Cine Universal”, y un eslabón esencialmente indispensable, como CINEASTA CREADOR.

“No ha aparecido entre los artistas de cine, nadie capaz de unir en su obra, como lo hizo Kieslowski, la seriedad de la manera de tratar al mundo, y el sentido de obligación frente a él; la atención al detalle y el valor de búsquedas metafísicas. La piedra y el cosmos, el ser humano –corriente, feo, banal-, y la añoranza de la belleza”.

(Agnieszka Holland)

¡Bendito KRZYSZTOF KIESLOWSKI que estás en los “Cielos”!

Hasta la próxima, amigos.

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