EL CAMINO DE SANTIAGO: EL APÓSTOL SANTIAGO.

Es muy conveniente, siempre, no perdernos en el camino. No despistarnos. Sobre todo: no olvidarnos, no confundirnos, no opacar, no desviarnos, no desvirtuarnos ni deformar –nunca- LO ESENCIAL de un camino y del caminar. El “éxito”, de “catarata” desbordante y casi ya incontrolable, del CAMINO de SANTIAGO, tal como se está dando ¿es en su ESENCIA e IDENTIDAD un “éxito” de LO ESENCIAL?…

¿No se nos ha ido un poco, o ya mucho, de las manos, casi ya difuso, el “Camino de Santiago”?…

¿No está dando ya lo mismo cualquier cosa, bajo el pretexto –y con el nombre- de peregrino, camino, “las Compostela” (parece que hasta son cotizables en número: cuantas más, mejor)… etc. etc. etc…?

Por eso, ahora os comparto algunas cosas que, me parece, conviene recordar, y NUNCA olvidar…:

El APÓSTOL SANTIAGO era hijo de Zebedeo y de Salomé, y hermano de SAN JUAN, el APÓSTOL y EVANGELISTA. Había nacido en Betsaida. A los 8 días fue llevado a circuncidar, y le pusieron el nombre de IACOB (como el hijo de Isaac y de Rebecca: Jacob). Con los siglos, y el advenimiento de los cristianos, su nombre fue transformado a IAGO y luego, al ser Santo, se le antepuso el SANT, por lo cual pasó a: SANTIAGO, que es como ha llegado hasta nuestros días. En la Iglesia lo llamamos SANTIAGO EL MAYOR, para distinguirlo del Santiago de Alfeo, o de algún otro Santiago. Ello es porque, el nombre en cuestión era muy frecuente en el pueblo de Israel.

Datos como éstos, son importantes, porque nuestro amado Apóstol SÍ EXISTIÓ HISTÓRICAMENTE. NO ES UNA LEYENDA NI UN PERSONAJE DE FICCIÓN. Su existencia consta en las Sagradas Escrituras (La Biblia) y en Documentos y Escritos Oficiales del Imperio Romano de esos tiempos. Aclaro bien esto, desde el principio, porque no ha faltado ni falta quien afirma que, esto del Apóstol y todo lo derivado de él, es otra invención más de la religión e Iglesia Católica, de los curas y demás “hierbas”. Ya sabemos, queridos lectores: “La ignorancia fue, es y será siempre MUY atrevida”.

SANTIAGO era de una familia de pescadores. Él es un pescador reconvertido, porque fue llamado y elegido –junto con su hermano: el Apóstol Juan-, cuando estaban con su padre en plena faena. JESÚS pidió a estos dos jóvenes, que lo siguieran. Y así lo hicieron. Dejándolo todo. Y, junto con los otros 10 que el Maestro y Señor había también elegido y llamado, unidos y encabezados por PEDRO, constituyeron el COLEGIO de los APÓSTOLES. Pero recordemos algo más aún: de esos 12, PEDRO, SANTIAGO y JUAN eran los tres más íntimos y entrañables de JESÚS. Son los que ESTÁN en momentos claves, muy puntuales y significativos de la vida del Salvador: en el Monte Tabor (la Transfiguración); en la resurrección de la hija de Jairo; en el Huerto de los Olivos… Ellos recibieron el mandato, el poder y la misión de ser PESCADORES DE HOMBRES, anunciando a JESÚS y la llegada del Reino de Dios. Después de la Ascensión, Santiago al igual que su hermano Juan, anunciaron el Evangelio –junto con los otros Apóstoles-, dispersos todos por el mundo, invitando a los Hombres a la conversión, a escuchar la Buena Nueva de la Salvación que Jesús había traído a la tierra.

Resumiendo hasta ahora: SANTIAGO es un APÓSTOL de JESUCRISTO. No un aventurero ni un caminante ni turista ni creador de un maravilloso camino para “desconectar”, recrearse, “llenarse de buenas ondas”, “cargarse la batería o las pilas” o vacacionar y gozar de bellos paisajes y pueblos con sus gentes. Es un EVANGELIZADOR. Un AMIGO de JESÚS que PEREGRINA con nosotros, invitándonos y acompañándonos a encontrarnos con JESÚS y unirnos a Él, en una experiencia que transforme nuestra persona y nuestra vida.

Como lo hizo él, y los otros Apóstoles, en su peregrinar evangelizador.

Puestas estas premisas bien claras, seguimos en este camino reflexivo que os propongo:

Como jóvenes que eran, se entusiasmaron por Jesús y su propuesta los dos hermanos: SANTIAGO y JUAN. Les cautivó el proyecto de vida y la Persona de Jesús, pero aún debían purificar mucho su Fe y Amor en Él, y llegar a la verdadera comprensión y asimilación de la raíz y magnitud del MISTERIO de la PERSONA, PROPUESTA y MISIÓN de JESUCRISTO. Ambos hermanos, como los otros Apóstoles, tenían que hacer su PEREGRINAJE personal y comunitario, que los llevó a la IDENTIFICACIÓN TOTAL CON EL SALVADOR. Este proceso y camino arranca con mayor explicitación cuando, animados por su madre Salomé, piden con vehemencia, convicción y demanda, al mismo JESÚS, que tanto SANTIAGO como JUAN tengan dos de los puestos más destacados en Su Reino. Es el mismo Señor quien se encarga de hacerles ver que Su Reino no es terreno, no es de poder humano de y para esta Tierra y que, para seguirlo a Él, tienen que estar dispuestos a “beber la misma copa tan amarga que Él había de soportar”. Ambos hermanos, a partir de ese momento, entendieron de otro modo el REINO DE DIOS y no dudaron en afirmar que estaban dispuestos para lo que Jesús les exigía. Es que, queridos lectores: los “dardos” de JESÚS, apuntan ALTO, van “más allá”, no son para “quedarnos” en esta tierra (por muy maravillosa que sea) sino para trascender la inmanencia, lo material y encontrarnos con AQUÉL que es DIOS en nosotros, cerca de nosotros, con nosotros, para nosotros y “meternos” en Él, “sumergirnos” en Él, y “enlazar” nuestra persona y vida con SU PERSONA, con todas las consecuencias y exigencias, porque ÉL NUNCA FALLA, porque ÉL ES DIOS, todo y todos los demás son “de acá”. Esto es lo que entendieron y abrazaron estos Apóstoles, y tantos miles de cristianos y tantos miles de peregrinos que siguen caminando este camino de la vida y de Santiago.

Así, tenemos a un SANTIAGO que aspiraba a la realeza, pero sabemos que fue el primero que dio toda su sangre por Cristo. Su MARTIRIO POR JESÚS fue tras muchos años de predicar, evangelizar y pastorear creyentes, en lugares del extremo occidental, tal como consta en los testimonios de la Tradición. Como suele ocurrir, no logró “parir” muchos discípulos, por lo que parece. Sólo se habla y se conoce el nombre de dos: ATANASIO y TEODORO. Pues bien, en los tiempos de AGRIPA I, año 44 d.C., derramó su sangre en el Martirio, por testimonio de fidelidad y amor a Jesucristo. Estos dos discípulos suyos trajeron sus restos al lugar que fue su zona de evangelización. Los testimonios milenarios afirman que está enterrado en Compostela.

En el Siglo IX, PELAGIO –un eremita que vivía en Solo-, después de contemplar un extraño y maravilloso cielo con muchas luces en el lugar de Libredón, se encontró con un descubrimiento. Buscó a TEODOMIRO, Obispo de Iria, y éste descubre el sarcófago con los restos del APÓSTOL SANTIAGO. Posteriormente, este Obispo avisa al REY ALFONSO II EL CASTO, quien va al sitio con su familia. El Rey decide poner en custodia este tesoro descubierto, y encomienda a unos MONJES BENEDICTINOS la custodia del sepulcro. Éstos se sitúan en la zona de lo que es la “Plaza de La Quintana” (corazón del “Casco Histórico” de la ciudad de Santiago de Compostela), en un Monasterio que hoy se llama “SAN PAIO DE ANTEALTARES”. Con los años, los Monjes se unirán a la Comunidad de “San Martín Pinario”, y en el anteriormente nombrado Monasterio se instalaron –en 1499 hasta nuestros días aún- las MONJAS BENEDICTINAS, en cuyo recinto se fundó también la “Universidad de Santiago de Compostela” (en 1945).

En los años subsiguientes, ALFONSO II EL CASTO hace construir una pequeña iglesia, y ALFONSO III manda edificar una más grande. Durante un tiempo, SANTIAGO pertenece a la Diócesis de “Iria Flavia”. Cuando irrumpe el musulmán ALMANZOR, en Santiago, el Obispo de esa Diócesis es SAN PEDRO DE MEZONZO. Este ataque musulmán daña a la iglesia, y el Santo Obispo la hace reparar. Finalmente, en el año 1075 se comienza a construir la CATEDRAL, dentro de la cual veneramos el SEPULCRO DEL APÓSTOL SANTIAGO. Por ello, esta Diócesis deja de ser sufragánea de Iria Flavia, y es constituida como Arquidiócesis, de la cual dependen otras Diócesis. ¡Todo esto gracias a tener el tesoro de los restos del cuerpo del Apóstol Santiago! La Arquidiócesis cobra centralidad eclesial y evangelizadora.

Es entonces, cuando el PAPA CALIXTO II –en el Siglo XII-, decide conceder un JUBILEO a SANTIAGO. Luego, el PAPA ALEJANDRO III amplía este regalo eclesial a TODOS LOS AÑOS EN QUE LA FIESTA DEL 25 DE JULIO CAYESE EN DOMINGO. Desde entonces, siglos y siglos, miles y miles de peregrinos, de todas partes, razas, lenguas, condiciones… llegaron y llegan a SANTIAGO DE COMPOSTELA. La CATEDRAL, con y por el SEPULCRO DEL APÓSTOL SANTIAGO, se ha constituido así en uno de los tres lugares de peregrinación del mundo más importantes, junto con JERUSALÉN y ROMA.

¡Vaya peregrinaje he hecho en esta exposición de mi Publicación!

Ha sido necesario “REFRESCAR”, amigos, ciertas cosas. Para tenerlas bien claras y saber, como PEREGRINOS, en qué nos “embarcamos” cuando decidimos hacer el CAMINO DE SANTIAGO; cuál es la RAÍZ e IDENTIDAD del CAMINO y cuál es su MOTIVACIÓN y FINALIDAD. Porque podemos correr el riesgo de estar “fabricando” algo nuestro, y no del Apóstol Santiago, ni de Jesucristo…

Lo cierto, absolutamente, es que:

El CAMINO DE SANTIAGO fue, es y será un “HECHO” religioso, en su origen, proceso y finalidad. Una experiencia de PEREGRINAJE que NO es una excursión ni un viaje de placer ni de vacaciones, sino una toma de conciencia de que el CAMINO es un paradigma del camino de la vida, de modo que, al llegar a esta meta transitoria (la Catedral y el Sepulcro), continúa la peregrinación en la vida ordinaria cotidiana, pero caminando movidos por la FE y la VIDA que DIOS nos regala. Se trata de una PEREGRINACIÓN interior –existencial, espiritual y religiosa- que no es un agregado, sino que parte de una “chispa” inspirada por el mismo DIOS que nos llama a CAMINAR, a andar físicamente, pero sobre todo “adentro” de nosotros mismos, para ESCUCHAR a ese DIOS que ESTÁ íntimamente en nosotros y nos habla… y se nos revela también en los demás y en la Creación.

Hemos constatado que el CAMINO DE SANTIAGO nació como fruto de la experiencia de ENCUENTRO con DIOS-JESUCRISTO, y por un proceso de FE, VIVENCIA y COMUNICACIÓN PARTICIPATIVA del EVANGELIO, la EVANGELIZACIÓN, la CATEQUESIS, la CELEBRACIÓN, la LITURGIA y la VIDA CRISTIANA VIVIDA COMO TESTIMONIO CONCRETO.

No arruinemos la maravillosa riqueza fecundada por el APÓSTOL SANTIAGO con su sangre, y legada como regalo a la Iglesia y a la Humanidad. En el CAMINO DE SANTIAGO: DIOS PASA POR NUESTRA VIDA. Quizás por vez primera o última o definitoria.

NO TE «DISTRAIGAS», PEREGRINO.

LO ESENCIAL del PEREGRINAJE no es el turismo, ni las relaciones sociales ni el intercambio comercial, ni tantas otras “hierbas” habidas y por haber tan “de moda” (como también pasa con la tergiversación de los que escalan el Himalaya u otras “excentricidades” del Hombre moderno). Nada de todo eso es LO ESENCIAL de SER PEREGRINO. Todas esas cosas no son malas en sí mismas, son aleatorias y secundarias. Son consecuencias del caminar. Pueden darse o no. No son esenciales a ese “hacer el Camino de Santiago”. Si se dan, bien. Pero ordenadas a esa IDENTIDAD absoluta de lo que ES el CAMINO DE SANTIAGO, desde siempre. Porque, milenariamente, nos ha quedado bien claro que el CAMINO DE SANTIAGO fue, es y debe ser ¡otra cosa… y para otra cosa!

Los snobismos y las modas poco o nada tienen que ver con esto…

¡Buen Camino, para todos vosotros, peregrinos! Hasta la próxima, amigos.

4 comentarios en “<strong>EL CAMINO DE SANTIAGO: EL APÓSTOL SANTIAGO.</strong>”

  1. Adriana Heredia

    Ojalá Dios siga pasando por mi vida a través de Santiago

    Interesante reflexión , muchos de los datos históricos ya los conocía, me interioricė cuando hice el camino. Hay un antes y un después de peregrinar ( mi caso) es como acercsrme a Dios a través de Santiago de otra manera
    Cuando peregrinas pensaba «por aquí habrá pasado Santiago » en su época.
    Lo mismo pensé cuando peregriné en Cura Brochero » por aquí habrá pasado el curita con su burro»
    Buen camino

  2. Totalmente de acuerdo!! Yo lo he hecho varias veces (no entero!! a trozos) y desde que empecé a ahora se ha desvirtualizado mucho!!

  3. Muchos pierden el sentido del Camino porque realmente ni siquiera se lo ha preguntado. Tampoco critico a quien lo hace por otros motivos que no son los religiosos. He aprendido que éste mundo es de todos y a pesar de que no me gusta toda ésta popularidad o moda, lo acepto y evito confundirme con ellos. Todos los caminos que he hecho los siento como MIS CAMINOS y no de otros, por que los he vivido plenamente en reflexiòn, contemplaciòn del creado y en solitaria aunque si he compartido algunas etapas. Pero como he dicho, cada uno hace su camino…..como lo desea….al final, es siempre un camino…..

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