BALZAC y eL CINE.

Juntar en la pantalla al gran escritor francés HONORÉ DE BALZAC y a GÉRARD DEPARDIEU es una explosión gozosa de talento y calidad, en la escritura y la interpretación.

Hoy me ocupa, particularmente, una película (presente en la plataforma streaming Netflix), que es una joyita del cine francés: EL CORONEL CHABERT (film de 1994).

Pero hablar de esta película me llevó, inevitablemente, de nuevo a la Obra Literaria del genial Balzac, ya que el film en cuestión es una impecable adaptación de una de sus Novelas Clásicas: “El Coronel Chabert” (de 1832). Tanto así que la he re leído, y con mucho gusto. Por mis estudios y también por mi pasión lectora, he leído y degustado casi toda la Obra Literaria de Balzac. Y no me arrepiento. Hay placeres en la vida que son inevitables. Leer es uno de ellos. Y tengo la fortuna y el regalo que me hicieron mis padres y la vida, de poder leerlas en su Lengua original. ¡¡Doble placer!!

Es imposible hablar de este film sin hablar algo de HONORÉ DE BALZAC. Si quiero ser honesta y seria en mi análisis, no puedo ni debo obviarlo. Siempre he pensado que a los GENIOS no hay que olvidarlos, y que hay que rendirles el eterno tributo del respeto, la admiración, la valoración, el conocerlos y amarlos. Además, en rigor de la verdad, ellos cada vez se nos erigen más como los GRANDES ¡¡CLÁSICOS!!, sobre todo en una Sociedad actual bastante mediocre e infecunda (en contenidos, calidad, temas y características) en lo referido a Cultura y Arte. Basta mirar bastante las estanterías de librerías, y las producciones audiovisuales, culturales y artísticas en general, para comprobar cuán paupérrimos estamos en todo esto; cuán monotemáticos; cuán ideologizados estamos; cuán raquíticos de talentos, temas, producciones… cada vez más. Y por eso volvemos y volvemos y volvemos siempre a los CLÁSICOS. ¡¡Los CLÁSICOS!! Y por ello es que me referiré, brevemente, a Balzac:

Hablar de HONORÉ DE BALZAC es hablar de, quizás, el “Padre de la Novela Moderna”. Lo ubicamos en el Siglo XIX. Lo calificaría como un minucioso “radiólogo” y “bisturí” de la Sociedad, sobre todo de la Francia de su época, no diferente a la del resto del Mundo de entonces, y también de la actualidad: las conductas, patrones y miserias humanas nos igualan a todos, nos retratan tal cual somos realmente, nos acompañan patológicamente a lo largo de los siglos y de las generaciones. En sus escritos, Balzac pasea la mirada de su pluma, con sigilo y hondura, con un detallismo meticuloso, puntilloso, perfeccionista, sobre las personas en sí mismas y en sus relaciones sociales. Siempre va hasta el fondo. In crescendo y progresivamente siempre se va alejando de las superficies de los seres humanos, llegando hasta sus “médulas” personales y sociales. Es un perfecto conocedor del alma, corazón y mente humanas, y de las conductas en la convivencia. Un verdadero Maestro. Cuando lo leemos es como si nos paseáramos en las entrañas de la condición humana y de la organización y funcionamiento social. Además, él era también un Abogado, conocedor de lo Legal, y por eso el tema y valor de la Justicia y cuestiones socio-judiciales aparecen mucho en sus obras. Por todo esto es considerado, junto con otros genios literarios: Gustave Flaubert (“Madame Bovary”, por nombrar una obra cumbre suya), Stendhal (“Rojo y Negro”, por citar una obra cumbre suya), como PADRE DEL REALISMO LITERARIO. De ahí que sus escritos nunca nos mienten ni nos engañan ni nos falsean ni adornan nada ni a nadie. Y podemos vernos y sentirnos bastante retratados y cuestionados en ellos. Pero, Balzac sabe combinar y enriquecer sus obras REALISTAS con un exquisito, sutil, hondo y bello ROMANTICISMO, por eso el amor y los sentimientos humanos cobran siempre un lugar y protagonismo esencial en sus páginas. Hay Novelas suyas que son inolvidables y de excelsa calidad narrativa; temática; estilística; diegética; meta lingüística; intertextual e intercultural; construcción de personajes, de tramas, de relatos, y de belleza, sensibilidad, humanidad y hondura, como pueden ser: “Papá Goriot” y una obra monumental e inacabada suya, una suerte de MAYOR OBRA, CUM LAUDE, un pináculo literario, como es “La Comedia Humana”, ¡¡qué OBRA!!

Ahora que he hecho una panorámica de esa matriz, llamada HONORÉ DE BALZAC, de nuestra película, me referiré a ella, pues es una meritoria y valiosa adaptación de la novela a la pantalla.

El film “El Coronel Chabert” (de 1994) es un remake de la película francesa con el mismo título, dirigida por René Le Hénaff, de 1943. La versión de 1994 obtuvo 8 Nominaciones a los Premios César (una especie de ÓSCARS franceses), incluida la de Mejor Actor para su protagonista principal: un siempre superlativo y camaleónico ¡¡GÉRARD DEPARDIEU!!

El resto del excelente Casting e interpretaciones está compuesto por talentos como el de una actriz Clásica del Cine francés: FANNY ARDANT, acompañada de competentes y ajustados actores como: Fabrice Luchini, André Dussollier, por citar algunos secundarios importantes. La DIRECCIÓN es de: YVES ANGELO. Por cierto, excelente su Dirección, en todos los componentes, matices y totalidad de la película. ¡¡Chapeau, Monsieur Yves Angelo!!

La historia del film gira en torno a Chabert: diez años después de haber sido declarado muerto en combate, el Coronel Chabert vuelve a casa y descubre que su esposa se ha quedado toda su fortuna, y se ha casado con un Conde. Queda despojado de todo, y sumido en la miseria. Regresa dispuesto a reclamar y recuperar su nombre, su fortuna, su esposa. Su pasado. Todo lo que ha perdido, lo que le han arrebatado.

Sería conveniente que repasarais aquel período póstumo del Imperio Napoleónico, caído tras las últimas batallas, y la vuelta a la Monarquía en Francia tras esos años. Esta etapa y experiencia son el telón de fondo de una película que narra la historia de personajes en decadencia, en cambios, en transformaciones vitales, existenciales, políticas, económicas, jurídicas y sociales. Es un derrumbe, una destrucción, un desplome, y el origen de cosas nuevas y diferentes. Una Sociedad en evolución radical. Con luces y sombras. Con la sangrante tragedia de la guerra como recuerdo cercano y como fantasma siempre amenazante. Tiempos difíciles, solamente aptos para almas grandes. Si hay algo que la novela y el film nos desnudan y espejan rotundamente, son las entrañas del ser humano frente a esos desafiantes y difíciles procesos. Allí es cuándo y dónde se ve de qué “pasta” estamos hechos, cómo y quién somos realmente; qué buscamos y qué queremos… Es la “hora” de la verdad y del “fijar postura”, la hora de definirnos. Los tiempos difíciles siempre fueron, son y serán esto y para esto. Y, si hay pérdidas, habrá que plantearse muy seria, honesta y realmente, qué, cómo, cuánto es lo que queremos verdaderamente recuperar. Y esto viene muy bien cuestionárselo hoy, por la tragedia del Coronavirus, para hoy y para el futuro. Seriamente.

La narración y la sintaxis del Montaje del film presenta el entrecruzamiento del presente y del pasado, con varios flashbacks claves, y que son orientadores, precisos e iluminadores para la diégesis. La factura técnica en todos los componentes del Lenguaje audiovisual- cinematográfico, es excelente. Desde el manejo de la cámara y la fotografía estamos ante una gran película, muy buena. Además: un esforzado, detallista, excelso, bello, maravilloso, preciso, diseño de producción y dirección artística, en todos sus aspectos. El ritmo narrativo es pausado, pero intenso: nos invita a contemplar y a “rumiar” los acontecimientos y los personajes “ad intra”.

La película ha logrado trasplantar y traspasar a la pantalla las tesis esenciales del pensamiento, Valores y cosmovisión de Balzac en su novela. Me referiré a algunas muy claves y también muy adecuadas para el Hombre y los tiempos actuales. Y lo hago también apoyada por ese carácter de eterna vigencia y eterna universalidad que tienen los Clásicos: nunca pasan de moda, no son una gloria de verano, nunca mueren, siempre pueden adaptarse a todo y a todos. ¿Qué matices o temas o contenidos “fuerza” son en los que me detendré más en este análisis?… Pues bien, paso a ello a continuación:

Subyace, late y va estallando ese corazón y universo “balzaciano” en cada fotograma, con ese conflicto personal, intermatrimonial, legal, social, histórico y económico del personaje principal (Chabert) con su mujer y otros personajes. Conflicto de enfrentamiento, discernimiento, lucha y dolor entre VERDAD- DINERO- PODER- NOMBRE- PRESTIGIO- JUSTICIA- DIGNIDAD y HONOR. Subterráneamente, palpita el cuestionamiento del AMOR ¿verdadero o no?… ¿fiable o no?… ¿posible o no?… Y aparecen las manipulaciones y chantajes afectivos, emocionales y amorosos. No es de extrañar que en todo esto emerjan los litigios legales, y las personas queden expuestas y ligadas sólo a y por intereses económicos y sus arreglos. Más aún cuando hay Abogados de por medio. Entonces aparece el “negociar” para no perder, para no alterar la propia vida, y todo se reduce y/o resume en una “transacción” económica y afectiva. Todo se “arregla” con “acordar” económicamente una relación, hasta llegar al terrible y trágico “comprar” al otro. “Poderoso caballero es don dinero”, dice el refrán, y en su nombre todo vale, todo es justificable. Lo esencial y lo que urge es: salvarME. Lo demás y los demás, se “acomodan”, se resignan, a esto.

Clarísimo y contundente es Balzac en su novela, al respecto. Y la película le sigue fielmente. Los seres humanos somos ¡¡bastante miserables moral, afectiva y espiritualmente!! Tanto Balzac como el film nos hablan de la voluptuosidad de las personalidades, de las relaciones y de los afectos: ¡¡cómo y cuánto cambiamos los seres humanos!! Y en ese proceso perdemos mucho, bastante. Y ganamos poco, cuando ganamos. Nos empobrecemos, no sólo materialmente, sino como personas, en la esencia de nuestra identidad y valía. Es la tragedia de la vulnerabilidad humana: ¿Qué va quedando, qué queda de cada uno de nosotros?… Es inocultable, en Balzac y el film, el espanto, horror, dolor y desgarro frente a esta realidad. Se trata de lo que fuimos y lo que somos: ¿En qué nos convertimos, sobre todo cuando perdemos LO ESENCIAL?… ¿Sobrevivimos, a cualquier precio, o EXISTIMOS?… La respuesta a estas contundentes y desgarradoras preguntas y cuestionamientos la tenemos en los instantes y minutos finales de la narración y de la película: en el propio CORONEL CHABERT. Destrozado, hastiado, saturado, harto de tantas miserias humanas, vuelve a “morir”, se “entierra” en una ruptura, un corte, un giro copernicano radical, respecto a todo y a todos, y así conservar la DIGNIDAD y no perder LO ESENCIAL ni perderse a sí mismo. ¿No nos suena acá lo de “¿de qué le sirve al Hombre ganar el mundo entero si pierde a su alma, si se pierde a sí mismo?”… Como Chabert, el planteo es claro: perderlo todo para no perderse a sí mismo. Perder y sublimar nombre, prestigio, fama, fortuna, posibilidades, posición, esposa… para recuperar y mantener la integridad personal. Es la resistencia y trascendencia del HONOR y la DIGNIDAD por encima de todo y de todos. La fidelidad a sí mismo y a la propia conciencia.

Sin sermonearnos ni darnos cátedras de moral ni religiosas, nos encontramos ante toda una propuesta existencial, un modo de ser y de vivir, aún a contra marea, según Principios y Valores inscriptos en la esencia de la condición humana, que nos liberan, nos plenifican y nos hacen felices. En definitiva: SOMOS más y SOMOS mejores. Y, tanto la novela de Balzac como la película, nos lo dicen ¡¡¡TAN BELLAMENTE!!!

Como siempre, os invito a leer y a contemplar Cine… amante Cine…

Hasta la próxima, amigos.

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