UNA PIEZA DE CINE CLÁSICA, DE UN ARTISTA CLÁSICO:

“LA TRILOGÍA DE APU”,

de ¡SATYAJIT RAY!

¡OBRA MAESTRA!

Queridos lectores: hoy decidí compartir con vosotros esta ¡JOYA DE JOYAS!, no sólo porque la amo –y he vuelto a contemplarla, por ¡millonésima vez!-, sino porque –como dijo ¡AKIRA KUROSAWA!-:

No haber visto el Cine de Ray, es como existir en este mundo sin haber visto el sol o la luna”.

¡Kurosawa, dixit!

Y la comparto también porque, muchos de los que me leéis, sois amantes del CINE –sí, con mayúsculas-, y os merecéis que os honre con determinados tesoros de la pantalla, que nos conmueven por la sublimidad de su perfección técnica y artística, y por ese universo de infinita y exquisita sensibilidad y humanidad. Sobre todo, ante tanto insultante y paupérrimo producto –comercial, de Redes Sociales, de tic-toc, de superproducciones, de efectos especiales, de “mucho ruido y pocas nueces”, de Sistema hollywoodense, etc.-, que invaden y atropellan nuestras Salas y hogares… ¡Nos merecemos otra cosa; nos merecemos CINE; nos merecemos patrimonio imperecedero, como es esta MASTER PIECE del increíble SATYAJIT RAY! ¡Por algo, los CLÁSICOS fueron, son y serán CLÁSICOS!… Mucho, y muchos, de todo lo demás: pasaron, pasan y pasarán…, pero no a la Historia…, y seguirán pasando… ¡Los CLÁSICOS son los CLÁSICOS!, le pese a quien le pese, y le guste a quien le guste… Por eso ¡siempre volvemos a ellos!… y ¡ellos siempre están!…

“LA TRILOGÍA DE APU” es una suerte de tríptico cinematográfico que, aún hoy, nos sigue sorprendiendo, cautivando, maravillando y colmando de poesía, realismo y un humanismo que desborda en cada fotograma. Pasan las décadas, y sigue provocando la misma admiración, atractivo, emotividad y disfrute estético y espiritual, de siempre: ¡en el mundo entero! Incluso me atrevo a decir, que más y más. Y con más hondura y arraigo en nuestro ser cinéfilo, pero también humano, ya que vivimos todas esas sensaciones, pensamientos y contemplaciones, con mayor calado y consolidación.

SATYAJIT RAY admiró al mundo entero con ésta, y con toda su Obra Cinematográfica posterior. Se erige como un CINEASTA de CULTO, porque lo suyo es un CINE DE AUTOR. ¡Es un CREADOR de CINE! Si bien, en sus películas hay mucho de esas fuentes de las que bebió y se empapó, como RENOIR, DE SICA, el NEORREALISMO ITALIANO, la PINTURA…, logró imprimir a sus creaciones un sello-identidad, una narrativa, una técnica y una estética MUY personales, creativas, innovadoras, fascinantes, y cautivadoras. Con una técnica depurada, destacándose la FOTOGRAFÍA e ILUMINACIÓN (de Subrata Mitra -con una cámara de 16 mm-. Éste era un fotógrafo de estudio, que había trabajado muy poco con imágenes en movimiento. RAY lo terminó convenciendo para que trabajara con él. Los resultados fueron ¡extraordinarios!, destacándose el ¡soberbio! blanco y negro, y esos efectos logrados de una belleza superlativa). Todo esto fue enriquecido por un magistral MANEJO de la CÁMARA, y el MONTAJE; y con una concepción de la PUESTA EN ESCENA, natural, fluida, cargada de belleza, sutileza y exquisitamente elevada sensibilidad. RAY da muestras de un conocimiento y manejo descomunal, de todos los recursos propios del LENGUAJE AUDIOVISUAL y de la NARRATIVA CINEMATOGRÁFICA, regalándonos estas películas como brillantes Cátedras de CINE.

SATYAJIT RAY es el CINEASTA-CREADOR de nacionalidad INDIA, más reconocido, y más talentoso. Y, en eso, no hay otro que se le iguale, ni siquiera que se le acerque.

Allá por la mitad de los años cincuenta, Occidente comenzó a descubrir el CINE proveniente de ORIENTE, que ya tenía su patrimonio, nivel y calidad. Y así fuimos descubriendo, contemplando, disfrutando, viviendo, y amando, esas Obras Magnas de GENIOS y ARTISTAS cinematográficos, como son –por ejemplo-: los japoneses AKIRA KUROSAWA, KENJI MIZOGUCHI, TEINOSUKÉ KINUGASA; y luego también otros: YOSUJIRO OZU y MIKIO NARUSE, que no tardaron en ir apareciendo, siendo aplaudidos y valorados por la crítica y el público, a nivel mundial, en Festivales, Salas, Premios, etc. El CINE ORIENTAL (no sólo de Japón) comenzó a irrumpir, y a ser respetado, tenido en cuenta, promocionado, y también premiado, hasta nuestros días, porque su fecundidad en talento y talentosos, no menguó ni desapareció. (Aquí os hago un apéndice: si no conocéis a estos ¡SEÑORES! de la Historia del CINE-ARTE-CULTURA, os absuelvo de ese pecado. Pero ¡reparadlo! Esos GIGANTES del CINE, son de ¡obligado visionado! para todo cinéfilo, y/o cualquier amante del CINE).

Pues bien, en esa ola-corriente fluida, nueva, original e identitaria de lo ORIENTAL en el CINE, fueron apareciendo también las primeras películas del indio SATYAJIT RAY. También otros Cineastas comenzaron a aflorar, y demostrar que –en la INDIA-, podía hacerse buen Cine, de talento-nivel y calidad, como fueron los casos de Directores como: GURU DUTT y SHYAM BENEGAL.

Ésa era una época en la que ya la INDIA era el primer país productor del mundo en cuanto a número de películas. Lo que ha sido llamado Sistema de BOLLYWOOD. La cuestión era, y sigue siendo, que la mayoría de ellas eran fabricadas estrictamente para consumo interno de un país, que es realmente casi un continente, multilingüe, porque allí se hablan más de veinte idiomas, y esas producciones cinematográficas eran –y siguen siendo, en general-, más bien: melodramas y muy comerciales (de “taquilla”). En medio de esto, y frente a esto, brotó la riqueza de un CINEASTA CREADOR como SATYAJIT RAY. ¡Y deslumbró a su pueblo, y al mundo! Él se erigió, y sigue erigiéndose, como uno de los más grandes ARTISTAS del Siglo XX y, yo me atrevería a decir: de la Historia del Cine, y de la Cultura y Arte de la Humanidad, a lo largo de toda su Historia y universalidad geográfica.

Es que SATYAJIT RAY, no sólo creó CINE y descolló en él (¡meritoriamente!), sino que también fue un destacado autor de CUENTOS y NOVELAS PARA NIÑOS y ADOLESCENTES. También resaltó como ILUSTRADOR, CALIGRAFISTA, DISEÑADOR GRÁFICO, y COMPOSITOR de MÚSICA. Provenía de una estirpe familiar artística y también literaria. Y, aunque casi se convirtió en Economista, se doblegó ante su íntima vocación: las ARTES, en las cuales se zambulló y nos maravilló.

Trabajando como diseñador de libros, conoció esta –casi autobiográfica- Obra Literaria del escritor indio: Bibhutibhushan Bandyopadhyay, y ello fue toda una revelación y epifanía para él, que lo persiguió obsesivamente, hasta que lo plasmó en su “TRILOGÍA DE APU”.

La decisión de adaptar cinematográficamente, la Obra del escritor indio, fue una decisión determinada y radical de RAY, aunque le implicó un complejo y duro proceso. ¡Cuánto agradecemos, y bendecimos, su empecinamiento testarudo! En ello tuvo que ver su experiencia con el Director francés: JEAN RENOIR, ya que trabajó como Asistente suyo, durante la filmación de “Río sagrado”, en 1951. Pero también, se aventuró y animó decididamente, al reconocerse capaz y sólido, gracias a su vivencia como Crítico consumado, reconocido y respetado, además de fundador, de la “Sociedad de Cine”, de Calcuta. Él “leyó”, sintió y abrazó que era éste su “momento”, y se lanzó a rodar su primera película.

Estas tres ¡OBRAS MAGNAS! son: “PATHER PANCHALI” (La canción del camino) (filmada entre 1950 y 1954); “APARAJITO” (El invencible) (de 1956) y “APUR SANSAR” (El mundo de Apur) (de 1959). La filmación y progresivo estreno de estos films, culminó en 1959: ¡casi 10 años de su vida, atesorados y consagrados a esta “TRILOGÍA DE APUR”, que fue su comienzo como Cineasta, y para nosotros hoy sigue siendo la JOYA de su fecundo legado en el CINE! Las tres películas recibieron, no sólo superlativos elogios, sino muchos y variados Premios y galardones, y catapultaron a RAY al Olimpo de los Dioses del CINE, sitial en el cual continúa entronizado.  

En la primera, la médula del film es la FAMILIA. En la segunda, la INFANCIA de APU-la MUERTE de su PADRE y la relación con su MADRE, con todo su proceso de pedido a ella y convencimiento, de que lo deje ir a la ESCUELA, y así estudiar y salir adelante. En la tercera, la ADULTEZ de APU, ya en Calcuta, casado, futuro padre, y con su proyecto de vida presente y futuro.

Las tres películas son la OBRA CUMBRE de RAY, y su mayor, infinito y fecundo legado. Pero, luego de ellas, nos regaló otros films, en los que conservó su calidad y reconocimiento mundial también. Os invito a contemplarlas: no las perdáis de vista. ¡Sé por qué os lo digo y os las recomiendo! Os estoy hablando de piezas geniales suyas, como: “El salón de música” (de 1958), “La gran ciudad” (de 1963), “Charulata” (de 1964), y “Los jugadores de ajedrez” (de 1977).

Tras esta panorámica general, y de lo esencial, de SATYAJIT RAY, vuelvo a vosotros con su “TRILOGÍA DE APU”.

Os compartiré por qué he vuelto a contemplarla, y qué es lo que más inspirada me siento para hablaros de ella.

No es una increíble ni asombrosa historia, sino más bien un sumergirnos en la contemplación-disfrute y ¡mucho aplauso amoroso!, ante el retrato de la COTIDIANIDAD, de una muy pequeña y muy absolutamente pobre comunidad hindú: vecinos, familiares… Todo visto a través de los ojos de un NIÑO: APU. ¡Con todo eso, que ya sabemos, de lo que es y cómo es la MIRADA de un NIÑO! Ese día a día, nos es regalado por RAY como relato COSTUMBRISTA: sentido y sensible, bello, de sensaciones, de “toques”, de detalles, de sutileza, de magia, de seducción visual y auditiva, de emotividad, de ternura, de realismo y poesía a la vez, de humor, de dolor y alegría, de amor; de diégesis y universo social-histórico-geográfico-político-cultural-artístico-religioso…, y profundamente humanista.

¿Cuál es el encanto o fascinación, o “embrujo”, tan envolventes y cautivadores, que tienen entonces estas películas, si su historia es de tanta simplicidad, cotidianidad, y casi universalidad?… Sincera, honesta y humildemente, creo que todo ello radica en la GENIALIDAD, TÉCNICA y SENSIBILIDAD de SATYAJIT RAY para enamorarnos con esta Trilogía Cinematográfica, y zambullirnos en ella experimentando y sintiendo hondísima profundidad, y una exquisita, fina y sutil catarata progresiva de emociones y sensaciones, cargadas de intensidad y belleza audiovisual. Y lo logra, sin aburrirnos, sin manosearnos afectivamente, sin caer en lo didáctico-moralizante ni en la sensiblería, ni en los prototipos temáticos; ni en los arquetipos de personajes, acontecimientos o tópicos narrativos y cinematográficos. ¡Hace fluir la cotidianidad, cinematográficamente!, y con sutil-férrea “muñeca” y “pulso” en el RITMO, el DINAMISMO NARRATIVO, la DIRECCIÓN DE ACTORES… y en TODA la totalidad de cada película, como DIRECTOR! Estamos ante un ¡GRANDE!, y nos lo demuestra ¡sin darnos cuenta! ¡nos va llevando en cada secuencia, de cada uno de estos films!

Lógicamente, ello es posible también, por la construcción muy pulida del GUIÓN (del mismo RATYAJIT RAY); que presenta unos PERSONAJES absolutamente definidos en su identidad, y en sus procesos; y porque todo el RELATO y la CONSTRUCCIÓN NARRATIVA, sumada a ello la SINTAXIS del MONTAJE, presentan una compactación y unidad global, en un todo, férreo y cargado de significación semántica. Nada de lo construido en ese GUIÓN, sobra o no tiene sentido, diégesis y finalidad.

Aparte, la PUESTA EN ESCENA –en lo referido a DISEÑO de PRODUCCIÓN, y a DISEÑO-PRODUCCIÓN y DIRECCIÓN ARTÍSTICAS-, es absolutamente ¡asombrosa! ¡cuánta bellamente bella maravilla hay en esta TRILOGÍA! Es como un campo minado, en el que reina el gusto por el detalle, con un nivel de exquisitez y sensibilidad extremas, y conmovedoras.

Y ¿qué decir o no decir –y derretirse en alabanzas y aplausos y vítores-, respecto al CASTING y a las ACTUACIONES?… ¡Me quedaría corta en adjetivaciones, análisis y comentarios, ante TANTO talento, naturalidad, calidad y nivel interpretativos! ¡Son sorprendentes! Fluye la naturalidad –en los personajes, actuaciones y situaciones-, lo cual provoca –en el espectador-, empatía, intensidad, emotividad, y amor.

Su BANDA SONORA, SU MÚSICA, es igualmente superlativa y magnífica. El creador de ello es Ravi Shankar, y es otro de los regalos que RAY nos hace en esta “TRILOGÍA”, ya que posee una belleza y emotividad inconmensurables, y de alto contenido semántico en estas películas.

Uno de los grandes y eternos logros, de RAY, en y con esta “TRILOGÍA”, es que: aunque las tres películas nos “hablan” sobre un tiempo, un lugar y una cultura muy lejos de la nuestra, RAY es capaz de conectar y transmitir -con una naturalidad asombrosa-, sentimientos y calor humano en cada una de ellas. En su Cinematografía, siempre alcanzó esta cota: convertir al CINE en un medio universal, más allá de las fronteras y de las épocas; en una forma de Arte y de comunicación-comunión-compartir entre las personas. SATYAJIT RAY fue un ¡humanista! en y con su CINE. Sus películas siempre fueron de increíble belleza artística, perfección técnica, y humanidad.

Por eso es que, estas tres películas ¡esenciales! hay que verlas y contemplarlas, porque en ellas reside todo el universo y misterio de SATYAJIT RAY, con una autenticidad descomunal; una honestidad apabullante; un ser cada uno de sus intervinientes ¡ellos mismos! (casi ninguno era actor/triz profesional); y una cosmovisión colmada de valores, humanidad, sensibilidad, esperanza, optimismo, antropología, humanismo, y mucha bella belleza. ¡Un CINE, un ARTE, una CULTURA, una COSMOVISIÓN… que TANTO estamos necesitando los Hombres de estos tiempos!

No llegan a nuestras pantallas, películas tan profundamente poéticas, como éstas. Son como un oasis, del que embeberse para volver a LO ESENCIAL del ser humano, de la vida, de la belleza, de la espiritualidad, del amor, de la pureza, de la inocencia, de la rectitud, de la verdad… Obras cinematográficas así, ¡tan artísticas, y tan rica y sensiblemente humanas!, nos llevan a lo más puro, desnudo, sin artificios, sublime y perenne de “eso” que nos constituye como PERSONAS. Para ello, está ¡SATYAJIT RAY! Os invito a contemplar y contemplar y contemplar éstas, sus películas. No os defraudaréis. ¡Bienvenidos a estos TESOROS!…

Hasta la próxima, amigos.

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